rimer
interrogante. ¿Que rama de la CIA lanzó la operación "histeria antimusulmana"?
¿La CIA de Obama, o la CIA de los halcones? ¿La CIA oficial de la gerencia
de turno, o la CIA paralela que actúa dentro de las estructuras de la oficial?
LA CIA y
los servicios de inteligencia USA no escapan a las variables de la guerra entre demócratas y republicanos por el control de la Casa Blanca.
Ambos sectores gerenciales del poder imperial norteamericano dirimen sus
disputas con acciones encubiertas generadas dentro de la estructura de
inteligencia oficial.
Y esta
guerra (solo electoralista) se basa en un principio axiomático: Quien
controla la Casa Blanca cada cuatro años, controla a su vez las tres
herramientas esenciales para hacer negocios con el Estado norteamericano:
El Tesoro, la Reserva Federal y la Secretaría de Defensa (el Pentágono).
Las líneas directrices del monumental
negocio con las guerras de ocupación y el sistema financiero imperial,
nacen y se proyectan desde la Casa Blanca hacia el resto de los estamentos del
Estado norteamericano.
Esta, y no otra, es la razón por la
que el lobby sionista demócrata y el lobby sionista republicano se disputan cada
cuatro años la Casa Blanca: El que gana se queda con el control por 4 años.
La
operación "Quema del Corán" responde esas coordenadas, y arrima desigual y
combinadamente, beneficio político para ambos sectores.
Y hay
objetivos de máxima: Obama quiere levantar su imagen (caída a niveles inéditos)
y conservar la mayoría en las dos cámaras del Congreso en las elecciones de
noviembre, y los republicanos, resumidamente, quieren acabar rápidamente con
Obama y terminar con el "doble discurso" en la política exterior.
El uso político de la "homofobia"
Primera conclusión: La operación
"Quema del Corán" le sirve ambos sectores.
A Obama le da la
oportunidad de "victimizarse" como un perseguido de la "derecha racista" cuando
las encuestas dicen que pierde la mayoría parlamentaria en noviembre, y a los
halcones les sirve para polarizar y definir claramente el arco de una sociedad
estadounidense "antiterrorista" que apoye sin dilaciones cualquier operación
militar contra Irán y el mundo islámico.
A Obama,
el gerente imperial de turno, la operación con las quemas de ejemplares del
Corán anunciada por un pastor de la CIA, le sirve para hacer aparecer el
"peligro" de la "derecha blanca" que su administración
en control del aparato de inteligencia oficial denunciara el año pasado.
La
aparición del "racismo blanco" renueva los lazos entre Obama y el
electorado negro e hispano, lo que necesita el gerente negro para no convertirse en un
cadáver político en manos de los republicanos a partir de noviembre.
A los halcones
judeo-estadounideneses que
controlan el Pentágono y la industria de guerra, les sirve para testear (por
medio de los sondeos de opinión) con cuanta clientela cuentan a la hora de
lanzar el planificado ataque contra las infraestructuras militares y nucleares
de Irán.
En una palabra, la ridícula operación, con el ridículo pastor evangélico extremista
de la CIA anunciando la quema de ejemplares del Corán, sirve tanto para los objetivos del
lobby sionista bancario-progresista
de Obama, como para los objetivos del lobby sionista militarista-conservador que
quiere terminar con Obama para seguir controlando la Casa Blanca.
Cuestión de
negocios y de control de los niveles de decisión del Estado USA, disfrazada y
presentada como un combate político ideológico entre "izquierda" y "derecha"
imperial.
Y vale precisarlo, el lobby
progresista y el lobby conservador no están en guerra
por ideología o por principios políticos estratégicos de fondo, están en guerra por el
control de los negocios de la Casa Blanca.
Esa realidad funcional, marca y tiñe la dinámica "informativa" del aparato
mediático imperial también dividido en los falsos meridianos de "izquierda" y
"derecha".
En este escenario, donde la "noticia" es siempre el Imperio (falsamente
dividido), la sociedad imperial norteamericana, hoy estratificada en "blancos",
hispanos y negros, se posiciona y da un resultante numérico en las encuestas.
Las mediciones
tras la operación "Quema del Corán" marcan claramente una tendencia favorable a al lobby militar: La
última encuesta de Gallup indica que más de dos tercios de los
estadounidenses
apoya un ataque a Irán e identifica al "terrorismo islámico" como enemigo
número uno de EEUU y la humanidad.
Y ambos
bandos ya empezaron la operación de aprovechamiento con el anuncio de la
quema de ejemplares del Corán que el aparato mediático sionista diseminó por
todo el planeta haciendo estallar la paranoia y generando el rechazo a la "islamofobia".
La paranoia desatada lleva agua de consenso
electoral a los molinos "progresistas" de Obama. Y hace
soñar a los demócratas que van a mantener la mayoría parlamentaria en noviembre.
Por otra parte, y en un claro beneficio para los republicanos, la
"histeria antimusulmana", acompañada de un proyecto de construcción de un centro islámico en la “zona
cero” de Nueva York, reafirma en un sector mayoritario de la sociedad
estadounidense la convicción de que Obama es un "presidente musulmán".
Además,
polariza y galvaniza las voluntades de los que apoyan un ataque militar a
Irán, en claro beneficio de los intereses del lobby militar del Pentágono
que controla los negocios de la guerra.
Los resultantes sociales
Los
sondeos ya marcan el resultante de la "islamofobia".
De acuerdo con la última encuesta de The
Washington Post y la cadena ABC , el 49% de los estadounidenses dice tener
opiniones “desfavorables” del islam, frente a un 37% que siente lo contrario.
“Es la división más negativa en esta cuestión desde octubre de 2001”,
tras los atentados del 11-S, destacó el Post. Más aún: casi un tercio de
los encuestados considera que el islam “alienta a la violencia".
El director de comunicación del Consejo sobre Relaciones entre EE.UU. y el Islam
(CAIR), Ibrahim Hopper, e dió una manito a los objetivos de Obama al denunciar
la "islamofobia" como una exclusiva operación de la "derecha".
Mirando
una sola cara, señaló que hay
factores que se han acumulado y que, juzgó, tienen como objetivo las elecciones
legislativas de noviembre en las que "están en juego los equilibrios políticos en
ambas cámaras del Congreso".
“Un gran factor es la disposición de los políticos de derecha a machacar a los
musulmanes para ganar puntos políticos”, señaló. Y atribuyó la creciente
islamofobia al “surgimiento del movimiento (ultraconservador) Tea Party y su
disposición a alentar la retórica intolerante”.
Hopper también denunció el "intento de la derecha de difamar a Obama usando
cualquier técnica", como “decir falsamente que es musulmán , aunque para eso
necesitan que el concepto musulmán sea peyorativo”. O apuntar a la recesión
económica y al hecho de que “la gente parece necesitar un chivo expiatorio”.
A este
socialdemócrata, de tendencia "progresista", se le olvidó analizar el beneficio
electoral que le arrima a Obama y a los demócratas "victimizándolo"
como un perseguido de la ultraderecha blanca y conservadora que nuclea a sus
votantes dispersos en su defensa.
Como
siempre, el "progresismo" imperial, en control de la mayoría del aparato
mediático, diluye su rol dentro de la política imperial situando el "peligro"
en la derecha conspiradora.
En
definitiva, ambos sectores hacen aprovechamiento de la "islamofobia" desatada con
la operación "Quema del Corán".
Y el
recrudecimiento de la guerra electoral por el control, con Irán y la
"islamofobia" como variables de ajuste, tiene un plazo hasta el 3 de noviembre,
fecha de las elecciones parlamentarias.
Terminada las luces artificiales de
la campaña electoral, demócratas y republicanos seguirán complementándose en un
diseño de política estratégica de Estado en defensa de los intereses de las
grandes corporaciones económicas que marcan el accionar de las políticas
internas y de la conquista de mercados encubierta en las "guerras preventivas"
contra el "terrorismo".
Como ya está probado en forma
histórica y estadística: La política exterior y la política interna de EEUU (los
niveles de decisión estratégica) no la dirigen los presidentes o los partidos
sino el establishment económico-financiero que controla la Casa Blanca y el
Congreso a través de sus "lobbies" y operadores que actúan sobre los
partidos, los legisladores, los funcionarios y condicionan las decisiones
presidenciales.
En este escenario, republicanos y
demócratas que hoy disputan y sacan rédito electoral con la operación "Quema del
Corán", cumplen el rol de gerentes eventuales de intereses imperiales que
trascienden a sus gestiones.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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