(IAR
Noticias)
09-Septiembre-2010
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Desmanes durante la "furia musulmana" en 2006 |
Un
ataque a Irán, en un contexto de decadencia hegemónica de EEUU, parecería, a
simple vista, como improbable, falto de consenso internacional, y sin la
aprobación masiva de la opinión pública norteamericana. No obstante,
está probado (así lo demostraron el 11-S, el 11-M, el 7-J) que la opinión
pública, a favor de un ataque judeo-norteamericano a la nación islámica, puede
ser fabricada en sólo horas por las grandes cadenas mediáticas internacionales.
En este escenario hay que leer
la nueva operación desatada
con el anuncio de una quema de ejemplares del Corán por parte de una iglesia
financiada por la CIA en el marco de un nuevo aniversario del 11-S.
Por
Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias/
La
histeria "antimusulmana"
En
plena escalada del conflicto nuclear con Irán, y en el contexto de nuevas y
duras sanciones en la ONU, una
reacción generalizada de histeria "antimusulmana" se desató en EEUU a
partir del anuncio de quemas de ejemplares del Corán anunciado por una iglesia
protestante integrante de una red financiada por la CIA.
Esta operación se anunció dentro de
cuadro generalizado de rechazo al Islam activado por el anuncio de
la construcción de una mezquita en la zona de los atentados del 11-S.
Dos terceras partes de los habitantes
de Nueva York están en contra de la construcción de la mezquita junto a la Zona
Cero, según un sondeo realizado por el New York Times. Uno de cada cinco
encuestados confiesa sentir aversión hacia los musulmanes.
Una encuesta del centro de estudios
Pew publicada el martes revela que la proporción de estadounidenses que tiene
una visión favorable hacia el Islam ha caído de un 41% en 2005 a un 30%.
En tanto, el número de aquellos
que piensan que el Islam promueve la violencia más que otras religiones
se mantiene estable en torno a uno de cada tres encuestados.
Los analistas consideran aún más
alarmante el "irracional" aumento del número de estadounidenses que piensa
que el presidente Barack Obama es musulmán.
Casi una quinta parte de los
estadounidenses (18%) opina así, según una encuesta del centro Pew hecha con
anterioridad al respaldo que el presidente USA dio al proyecto de mezquita en
la zona cero.
En este contexto, y no por
casualidad, Terry Jones, pastor de la Iglesia cristiana Dove World
Outreach Center, en Gainesville, Florida, anunció su plan de quemar
ejemplares del Corán para conmemorar los atentados del 11 de septiembre, lo
que terminó de desatar una histeria "antimusulmana" en EEUU.
El fanático religioso extremista declaró como "Día Internacional de la
Quema del Corán" el sábado, cuando se cumple el aniversario de los ataques.
Asimismo la fecha coincide este año con Eid al Fitr, la fiesta que marca el fin
del mes de ayuno del Ramadán, la mayor festividad musulmana.
La utilización del sector religioso
extremista para "demonizar" al mundo islámico se concretizó a
través de la misión que empezaron a jugar las iglesias evangélicas integradas
a una red controlada y financiada por la CIA cuyas operaciones encubiertas
de preparación del terreno para un ataque a Irán, se empezaron a proyectar
dentro y fuera de EEUU tras el 11-S..
Terry Jones, y la Iglesia evangélica
Dove World Outreach, son miembros activos de esa red de operaciones
encubiertas con la religión que reivindica la existencia del Estado de
Israel y propugna la extinción del Islam.
En octubre de 2003, extremistas
sionistas y evangélicos se reunieron en el hotel Rey David de Jerusalén en
presencia del neocon Richard Perle –entonces presidente del Consejo para la
Política de Defensa del Pentágono e influyente consejero de George Bush II– y de
varios ministros del gobierno de Sharon para celebrar "el surgimiento de la
Jerusalén celeste que tendrá lugar después de la destrucción del Islam".
La corriente evangélica extremista,
que dice contar con más de 70 millones de fieles en EEUU, y que dispone de de
miles de "pastores-propagandistas" como Terry Jones , fue una columna vertebral
en la generación del consenso para las invasiones a Irak y Afganistán
cuyo desenlace se precipitó con los ataques del 11-S en EEUU.
El odio profesado al Islam, al igual
que su desprecio por los árabes, convirtieron a este sector del extremismo
religioso en instrumento clave de los planes del lobby sionista militar
orientados a terminar con Irán y los gobiernos islámicos en el marco de un
proyecto estratégico de "remodelación del Medio Oriente", para someterlo a la
hegemonía del eje EEUU-Israel-UE.
En este escenario, hay que leer el
anuncio de quema de ejemplares del Islam que desató un nuevo proceso de histeria
"antimusulmana" en momento de escalada del conflicto militar en Medio Oriente.
La
"furia musulmana"
En febrero de 2006, también en una escalada del conflicto
nuclear con Irán en la ONU, y cuando se comenzaba a hablar de un ataque de EEUU
a ese país, una revista europea publicó doce caricaturas de Mahoma desatando un
proceso mundial de "furia musulmana" con destrozos, muertos, heridos, e
incendios de embajadas de países europeos en Asia, Europa, África y Medio
Oriente.
Por primera
vez, EEUU, Israel y la Unión Europea acusaron a Irán de estar detrás de esas
gigantescas movilizaciones de "furia musulmana" contra el "mundo
occidental", culpando al gobierno de Teherán de organizar y financiar esas
movilizaciones violentas que duraron casi una semana.
Dos sondeos posteriores indicaron que
el temor a Irán se había disparado entre los estadounidenses que
consideraban al gigante islámico como el "mayor peligro" para Estados Unidos.
Mahoma reemplazaba a Al Qaeda.
Según uno de los sondeos del Centro
de Investigación Pew, Irán se se había convertido en la principal preocupación
internacional de los estadounidenses, cuya mayoría estuvo a favor de una
intervención armada para disuadirlo de sus ambiciones nucleares.
Según los
resultados del sondeo Irán representaba “la amenaza número uno”, por
delante de China, Irak y Corea del Norte.
Una mayoría aplastante de los participantes en la encuesta decía creer que
Irán atacaría a Israel (72 por ciento) y a Estados Unidos o Europa (66 por
ciento) si el país islámico llegara a desarrollar armamento nuclear. Además, el
82 por ciento aseguraba que, de completar con éxito el enriquecimiento de
uranio, Irán facilitaría armamento a terroristas.
Los resultados del Centro Pew se sumaban a los de otro sondeo del diario Los
Angeles Times, según el cual un 57 por ciento de los estadounidenses
respaldarían en ese momento una intervención militar en Irán si el país
desarrolla capacidad nuclear
A nivel de "testeo", las
caricaturas de Mahoma demostraron (a través de las mediciones) como una
explosión de "furia islámica" con Irán acusado de responsable y
organizador, puede detonar en horas consenso masivo para un ataque militar a ese
país entre la sociedad estadounidense.
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Policía
británico en alerta ante la posibilidad de atentados terroristas. (febrero 2006) |
La utilización de la "amenaza islámica"
En este escenario, el plan de
las "alertas terroristas" (como el que está funcionando en Gran Bretaña
y la UE para
ligar a Irán con el "terrorismo"), parecería insuficiente para generar un
consenso masivo en EEUU, Europa y el mundo, para un ataque militar de EEUU a
Irán.
En otras palabras, el
"terrorismo islámico" tendría que salir de la amenaza potencial para
convertirse en realidad, a través de la "furia islámica" complementada con
ataques terroristas con muertos y heridos que justifiquen un ataque a Irán.
Antes de las acciones militares
contra Irán los expertos USA parecen buscar reforzar la estrategia de
"preparación de terreno" con otro componente: la "violencia
islámica" que demuestre a qué grados puede llegar Irán en posesión de la
bomba nuclear.
Las "alertas terroristas" con
amenazas de "ataques inminentes" desataron otra ola de psicosis mundial con
el "terrorismo" y nuevamente las comunidades islámicas de Gran Bretaña y Europa
se vieron sometidas a cacerías y detenciones de sospechosos de integrar un
"complot terrorista".
Simultáneamente el eje EEUU-Israel-Unión
Europea conectó las "alertas terroristas" y las "amenazas de ataque"
acusando a la república islámica de estar detrás de las operaciones de Hezbolá
en Líbano y de financiar la estructura mundial del "terrorismo", al que siempre
se le asocia la categoría "islámico".
En sucesivos informes, desde
2006 hasta ahora, los servicios británicos y Scotland Yard elaboraron
documentos según los cuales Al Qaeda y las organizaciones extremistas islámicas
estaban en condiciones de producir "ataques terroristas nucleares" en cualquier
ciudad europea.
Las alertas y amenazas
continuaron así como las detenciones de supuestos integrantes de "redes
islámicas" en perpetuo complot para producir "atentados terroristas" denunciados
o "desactivados" en Londres o en Nueva York.
La nueva operación
La
nueva operación, utilizando como instrumento el anuncio de quema de ejemplares
del Corán, parece apuntar hacía dos objetivos claros: reactivar la "furia
musulmana" en el mundo, y utilizarla como un efecto polarizante para generar
consenso a potenciales operaciones militares contra Irán planificadas por el
Pentágono y la plana mayor israelí.
En el mundo de la CIA y de los
servicios aliados del "mundo occidental", nada sucede por casualidad. El frente
de "guerra contraterrorista" es parte indivisible de la estrategia para
preparar las bases del consenso internacional a un ataque a Irán como parte
del plan de "remodelación" de Medio Oriente que empezara con los halcones de la
era Bush hijo.
Un ataque a Irán, en un contexto de
decadencia hegemónica de EEUU, parecería, a simple vista, como improbable, falto
de consenso internacional, y sin la aprobación masiva de la opinión pública
norteamericana.
No obstante,
está probado (así lo demostraron el 11-S, el 11-M, el 7-J) que la opinión
pública, a favor de un ataque judeo-norteamericano a la nación
islámica, puede ser fabricada en sólo horas por las grandes cadenas
mediáticas internacionales.
Para un conjunto de expertos, la
perspectiva del conflicto iraní combina dos escenarios fluctuantes y
simultáneos: el "frente diplomático" y el "frente militar" que sobrevendrá
inevitablemente si EEUU y las potencias aliadas no alcanzan una fórmula para
presionar a Irán a abandonar su programa con las sanciones económicas en la ONU.
En este marco, los ejercicios
militares de Irán, Siria e Israel, y la preparación de nuevas acciones
contra Gaza y Libano, son simultáneos a los movimientos y las "señales"
militares en el Golfo -registradas por la prensa norteamericana- y son
indicativos de que el eje Washington-Israel se apresta a dar un "desenlace
militar" al dilatado conflicto con Irán, una pieza central en el plan
del sionismo militar.
Las
operaciones contra Hamás y Hezbolá, en Gaza y Líbano, son simultáneas y
convergentes con el "frente diplomático" y el "frente antiterrorista" contra
Irán y Siria, y van a tener un desenlace en el "frente militar" una vez
que la imposición de bloqueos y sanciones fracasen en todas sus líneas como está
previsto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
A nivel de "testeo", las
caricaturas de Mahoma demostraron (a través de las mediciones) como una
explosión de "furia islámica" con Irán como responsable y organizador,
puede detonar en horas consenso masivo para un ataque militar a ese país entre
la sociedad estadounidense.
Hasta ahora, el plan de las
"alertas terroristas" (como el que está funcionando en Gran Bretaña para ligar a
Irán con el "terrorismo"), parecería insuficiente para generar un consenso
masivo para un ataque a Irán en EEUU, Europa y el resto del mundo.
No obstante, los expertos
USA-israelíes saben que antes de las acciones militares contra Irán
tienen que reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro
componente: la "violencia islámica" que demuestre a que grados puede
llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.
Este es el objetivo de base que
busca la operación de provocación al mundo musulmán con la quema de ejemplares
del Corán en el aniversario del 11-S.
Una nueva "furia musulmana"
desatada en el mundo, galvanizaría (y reactualizaría) el apoyo a un ataque a
Irán y a nuevas operaciones militares contra Gaza y Líbano, en EEUU y Europa.
En este escenario, hay que leer
la operación lanzada con la quema del Corán.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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