El
mito de "deporte popular" encubre una aceitada maquinaria
propagandística-comercial montada por los grandes beneficiarios
políticos y económicos de la danza multimillonaria con la industrialización
del espectáculo de la pelota.
"Si el Mundial mueve al mundo entero
los empresarios corren al mismo ritmo de un jugador en busca del gol. Es que no
sólo 22 futbolistas son los que andan detrás de un balón. Mientras miles de
fanáticos vibran con Sudáfrica 2010, los agentes de mercadeo se emocionan con
hacer su negocio mundial por estos días", señala con extraña crudeza el
diario El País de España.
El "fanatismo futbolero",
convierte a las mayorías mundiales, en distintas escalas de consumo, en células
consumistas y reproductoras de un macro-negocio que se presenta mundialmente con
el ingenuo rotulo de "diversión de las mayorías".
Las grandes cadenas mediáticas,
internacionales y locales, intervienen en la multimillonaria facturación
publicitaria que genera la industria del fútbol a escala global, y se convierten
en usinas difusoras y propagandísticas de la alienación programada y masiva
del negocio.
La estructura de comunicación
internacional, parte integrante del negocio, difunde y nivela el Mundial
de Fútbol como un hecho de significancia estratégica para toda la humanidad.
A tal punto, que durante el
desarrollo del Mundial que se juega en Sudáfrica toda la "escala
valorativa" de la información internacional pasa por el fútbol y sus
protagonistas en el evento. Crisis económica, guerras de ocupación, catástrofes,
naturales, etc, resultan irrelevantes frente a las noticias y las
"coberturas" sobre el evento en Sudáfrica.
Y esta realidad del macro-negocio
comunicacional con el fútbol, a la vez fundamenta y explica la conversión
masiva del cerebro humano en una pelota de fútbol.
Lo que presentan como una reacción
"espontánea de los pueblos", o una "manifestación de alegría que nace de la
pasión", no es nada más que una gigantesca maquinaria de acción psicológica que
manipula, durante las 24 horas, emociones colectivas y "sentimientos
nacionales" con la competencia de las selecciones que intervienen.
El fútbol, a escala mundial, es un
macronegocio capitalista que maneja, miles de millones de dólares, que incluye a
empresas patrocinantes, cadenas mediáticas y jugadores, que lo convierten en un
multi-rubro de facturación con incidencia en toda la economía global.
Facturaciones millonarias, sueldos
millonarios, para un negocio multimillonario. Ni deporte, ni espectáculo, 22
robots corriendo un balón y una maquinaria mediática para seguir convirtiendo al
fútbol en un "show" funcional al negocio del fútbol con la alienación del
cerebro humano.
Desde el 11 junio, cuando
comenzó el Mundial en Sudáfrica, la cabeza del alienado nivel promedio
estadístico (las mayorías "seducidas" por el "espectáculo" del fútbol) adquirió
forma de pelota de fútbol.
El objetivo no es divertir a las
masas, sino generar rentabilidad capitalista con la alienación futbolera.
Los gobiernos utilizan el fútbol como
estrategia de manipulación y de control social, mientras que los bancos y
empresas transnacionales lo utilizan como herramienta de rentabilidad expansiva
y de posicionamiento en el mercado.
Según la ONU, en el mundo ya hay más de 3.500 millones de personas que padecen
hambre, pobreza o desnutrición, la cifra más alta de la historia, cerca de
la mitad de la población mundial, que hoy ya se estima en alrededor de 7.000
millones de personas.
Según las estimaciones oficiales, con
"menos del 1%" de los fondos económicos que han utilizado los gobiernos
capitalistas centrales para salvar al sistema financiero global (bancos y
empresas que han desatado la crisis económica), se podría resolver la
calamidad y el sufrimiento de los miles de millones que son víctimas de la
hambruna a escala mundial.
Pero
la industria del fútbol, y el capitalismo en general, no están para salvar a los
miles de millones que padecen hambre, desocupación o exclusión social, sino para
generar nuevos mercados de rentabilidad comercial y de concentración de
riqueza en pocas manos.
Para la mayoría de los especialistas,
el Mundial de Sudáfrica se convirtió en un paraíso de las ganancias
empresariales en medio de una crisis global que se devora a las primeras
economías del mundo y se contagia por las periferias de Asia, África y América
Latina.
En el contexto de una crisis
mundial del consumo y de una desocupación récord a escala global, el fútbol
se ha convertido en un negocio cada vez más floreciente que derrama ganancias y
concentra activos y fortunas personales de los que se dedican a esa actividad
desarrollada en todo el mundo.
Según un estudio de la consultora
Deloitte & Touche, el fútbol es un un multimillonario negocio, equivalente a la
17a. economía del mundo, que mueve US$ 500.000 millones anuales.
A pesar de una de las más rentables
industrias capitalistas, al fútbol se le considera el "deporte más popular"
del mundo, ya que unos 300 millones de personas lo practican como recreamiento a
lo largo y ancho del planeta, desde los países periféricos de Asia, Africa y
América hasta Europa, Estados Unidos y los países centrales que usufructúan el
grueso de la facturación y las ganancias.
Esto da pie para que las empresas involucradas en este multimillonario negocio presenten
como "entretenimiento, diversión y pasión" a una actividad en la
practica sólo orientada a generar rentabilidad comercial mediante el mito del
"deporte popular".
El fútbol es un multimillonario
negocio capitalista, una exitosa industria globalizada del espectáculo,
una formidable máquina de concentrar riqueza en pocas manos, que derrama
rentabilidad en medio de la pobreza masiva, las guerras de ocupación, y las
políticas de exterminio de "población sobrante" en las periferias de Asia,
África y América Latina.
El mito de "deporte popular" encubre
una aceitada maquinaria propagandística-comercial montada por grandes
beneficiarios económicos de la danza multimillonaria con la
industrialización del fútbol.
En la realidad, fuera del mito para
alienar y generar consumo, el fútbol, es, en primer lugar, una actividad de
lucro millonario tanto para las federaciones nacionales, para la Federación
Internacional de fútbol Asociación (FIFA) y para las empresas trasnacionales,
socias de esta institución en la organización de los torneos locales,
regionales, intrarregionales, interregionales e, incluso, las copas mundiales.
En el área de los grandes
beneficiarios económicos de la danza multimillonaria del Mundial, se anotan
las firmas patrocinadoras, empresas trasnacionales como Adidas, Nike
y Puma, que utilizan al evento como vitrina y como herramienta de
facturación y de posicionamiento en el mercado.
A esto hay que sumar la
multimillonaria facturación con el turismo, los eventos "colaterales", y la
multiplicidad de negocios que posibilita la mercadotecnia del Mundial en
Sudáfrica.
En cuyo rubro de mayor facturación debe
incluirse la "gran torta" publicitaria y las ganancias multimillonarias que le
genera el evento a las grandes cadenas mediáticas internacionales.
El mundial cotiza en bolsa
Según el sitio especializado
Cotizalia "Con la celebración del Mundial de fútbol, se gana mucho:
ganan dinero las selecciones, los anfitriones, las cadenas de televisión… pero,
además, se pueden extraer importantes lecciones aplicables a los mercados de
valores, pueden servir para aprender cómo hacer dinero. En el fondo, el juego de
los mercados es similar".
La consultora estadounidense Grant
Thornton elaboró en diciembre pasado un informe en el que se estimaba que el
impacto económico del mundial sería de unos US$7.325 millones.
Además, entre otras cifras, se preveía la visita
de 480.000 turistas que dejarían cerca de US$1.117 millones
durante el mes que dura la competencia.
Y un dato apara tener en cuenta: El
valor de mercado de los planteles de la primeras ocho selecciones del
Mundial, las top que califican en el ranking, superan los 1.300 millones de
euros.
El Mundial de Sudáfrica cotiza en
bolsa y los operadores financieros admiten públicamente que el fútbol
forma parte de la estrategia empresarial: importa la preparación previa, el
terreno de juego, el análisis del contrario. Se habla de solvencia del equipo o
de las excelencias técnicas del mismo.
Como subraya The Wall Street Journal en un artículo, "¿quién se
imaginaba que Francia, que hace cuatro años fue finalista, sería abatida en la
primera fase? ¿O que Suiza se merendaría a España como lo hizo? Las sorpresas
ocurren continuamente y siempre hay alguien que gana con ello, como en las
apuestas".
"Sobre las ganancias, para muestra, los ingresos de la Federación Internacional
de Clubes de Fútbol (FIFA) durante el mundial de Alemania 2006 ascendieron a
1.800 millones de dólares en derechos de transmisión", señala por su parte por
The Economist.
"El fútbol se resiste a la crisis
europea”, dijo esta semana al diario argentino Clarín, Carles
Murillo Fort, economista y “militante” de la profesionalización de la industria
del deporte.
Murillo Fort es titular de la
Comisión Económica del Fútbol Club Barcelona y vino a Buenos Aires –invitado por
la consultora Deloitte– para presentar el programa con el que el Barcelona puso
en caja sus números y convirtió al equipo de fútbol en una marca
internacional.
Murrillo Fort diseñó una maestría sobre la industria del deporte en la
Universitat Pompeu Fabra. Ese curso, aclaró “tiene tres años menos que Messi”.
Opina que hasta “el gimnasio más pequeño debe tener una administración
profesional y pensarse como una empresa de servicios”.
Para demostrar que a la industria del fútbol no le entran las balas de la crisis
europea, Murrillo Fort dio números. Mirando a Inglaterra, territorio vip y
pionero a la hora de hacer negocios con el fútbol, el experto sentenció que
mientras que en Reino Unido el PBI creció 5,4% en los últimos 10 años, en el
mismo período, el PBI de la premier league subió un 16,5%.
El experto catalán señaló que por año sólo el fútbol en España (en medio
de una crisis financiera sin precedentes) genera un negocio de 2.000 millones
de euros, de los que 1.200 millones de euros quedan en manos de los cuatro
primeros equipos, entre ellos el Barcelona.
En resumen, y como ya lo señaláramos
en un informe anterior, ni deporte, ni espectáculo, ni medicina para el
entretenimiento. Sólo un
negocio capitalista con 22 robots corriendo un balón y una maquinaria mediática
para seguir alienando al cerebro humano en un "show" funcional a la
rentabilidad capitalista a escala global.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en
Google y en
IAR Noticias