l nuevo enfrentamiento entre Norcorea y Corea del Sur (en el tablero del conflicto nuclear) sobrevino luego del hundimiento de un barco de guerra surcoreano de cuya responsabilidad
Seúl acusa a Corea del Norte, comenzó a desarrollar una peligrosa escalada militar entre
ambas naciones.
Esta nueva crisis entre los dos
países, separados desde el fin de la guerra de Corea (1950-53), se inició la
semana pasada, cuando una comisión internacional de investigación atribuyó el
hundimiento de la corbeta Cheonan a un torpedo disparado por un submarino
norcoreano.
En respuesta, el martes el régimen
norcoreano decidió romper relaciones con su vecino del sur, advirtió que las
relaciones con Seúl serán tratadas "en el marco de las leyes en tiempo de
guerra" y puso en alerta máximo a sus fuerzas armadas para iniciar "acciones
militares" si se produce un ataque o una violación a su territorio.
El miércoles, Corea del Norte dio un
nuevo paso en la escalada de la tensión al amenazar con bloquear el acceso a
un complejo industrial interfronterizo, según la agencia oficial norcoreana
KCNA.
Corea del Sur suspendió el
intercambio comercial con Pyongyang y dispuso el cierre de todos los corredores
marítimos surcoreanos por los que navegan los navíos mercantes de Corea del
Norte, un duro golpe para la castigada economía norcoreana.
Por su parte, el Ejército
norcoreano anunció este jueves que va a poner fin a un acuerdo que persigue
prevenir cualquier confrontación militar con Corea del Sur, según informó la
agencia oficial norcoreana KCNA.
El jefe del Estado Mayor de Corea del Norte ha precisado asimismo a las Fuerzas
Armadas de Corea del Sur que Pyongyang está preparado para atacar de manera
inmediata a Seúl si viola la frontera en el Mar Amarillo (Mar Occidental).
Por su parte, la Marina de Corea del Sur inició unos ejercicios anti-submarinos
en su costa occidental, en plena escalada de tensión en la península por el
ataque a un buque surcoreano en marzo atribuido a Corea del Norte.
Según informó la agencia local Yonhap,
estas maniobras militares de un día cuentan con la participación de unos 10
buques, que incluyen un destructor de 3.000 toneladas y otros tres barcos
patrullas.
Máxima tensión
La amenaza norcoreana de atacar Corea
del Sur generó una inmediata tensión militar en la península y desató
mecanismos de alarma mundial y regional que no había conseguido con el
lanzamiento de 7 misiles en 72 horas.
La sola advertencia de Pyongyang de
que atacaría Corea del Sur en caso de no ser escuchado, ya movilizó a las
potencias capitalistas del "club nuclear" (incluidas Rusia y China) que
controlan las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU.
El conflicto se desarrolla en medio
de una posibilidad inquietante
que los expertos barajan: Una sola bomba nuclear que estallara, además de
activar una respuesta atómica devastadora contra Corea del Norte, produciría un
efecto encadenado de pánico mundial que derrumbaría los mercados y
paralizaría la economía global.
Este jueves,
fuerzas combinadas de EEUU y
Corea del Sur elevaron su nivel de alerta luego de que Corea del Norte anunciara
que no va a respetar el armisticio que se encuentra en vigor en toda la
península desde el fin de la guerra entre las dos Coreas en 1953.
Surcorea es un país literalmente
ocupado militarmente por el Imperio USA
desde el 1953.
EEUU mantiene en Corea del Sur bases militares, submarinos, buques y aviones
dotados con poder nuclear, y unos 30.000 efectivos, argumentando un poder de
"disuasión" contra el poderoso ejército norcoreano que, en distintas escalas,
está en capacidad de movilizar más de un millón de efectivos.
El Ejército Popular de Corea del
Norte, por su tamaño, está considerado el cuarto más grande del mundo,
con más de un millón de militares en actividad y otros 4,7 millones en la
reserva.
Algunos informes afirman que Corea
del Norte (un país que vive mayoritariamente de la ayuda internacional) es el
país más militarizado del mundo.
Se estima que el gasto militar
norcoreano asciende a más de US$ 5000 millones (equivalente al 25% del
PIB), de los cuales más de la mitad están destinados a los programas de
desarrollo nuclear y de misiles. Corea del Norte podría tener 8 cabezas
nucleares y varios centenares de misiles balísticos con alcance superior a los
1000 kilómetros.
Las bases militares, submarinos, buques y aviones
nucleares, más los 30.000 efectivos que EEUU mantiene en Corea del Surque se verían obligados
a involucrarse en un teatro de guerra convencional en caso de que Norcorea ataque a Corea del Sur.
En 1950, Corea del Norte invadió
Corea del Sur contando como aliados poderosos a la ex Unión Soviética (hoy
Rusia) y a la China comunista, que hoy han reconvertido sus economías y
regimenes políticos al sistema capitalista y mantienen con Pyongyang una
difusa relación de apoyo, más diplomática que real.
Hoy, mientras Corea del Sur, la
cuarta economía asiática (23 veces más grande que la de Norcorea) se mantiene
como un satélite de EEUU en la península coreana, el régimen norcoreano
se encuentra aislado y condenado por las potencias capitalistas, incluidas
Moscú y Pekín.
De acuerdo con los expertos, un
ataque nuclear norcoreano a Corea del Sur difícilmente podría ser interceptado a
tiempo por los misiles de Japón y EEUU. Sólo en Seúl, el posible blanco, viven
unos 20 millones de personas.
Por el entrelazamiento comercial (a
nivel de importación y exportaciones) que mantiene Corea del Sur con el eje
China-Japón-EEUU, cualquier proceso desestabilizante en su economía (como puede
ser una guerra o un ataque nuclear) se convertiría en una crisis de alto
impacto en los mercados internacionales.
La
estrategia de Pyongyang
En la post Guerra Fría nadie quiere
terminar con el dominio planetario del capitalismo, sino acomodarse y
supervivir lo mejor posible dentro del sistema.
En consecuencia, lo que quedan
(sueltos) son conflictos intercapitalistas por apoderamiento de los recursos
estratégicos del planeta, o conflictos por reivindicaciones y reclamos puntuales
como es el caso de Corea del Norte que utiliza su programa y su arsenal nuclear
como elemento de presión para obligar a EEUU a negociar a cambio de
supervivencia económica.
Condenado por el Consejo de Seguridad
de la ONU, presionado y aislado por las potencias mundiales, el régimen de
Pyongyang, en total soledad, sigue desafiando al "mundo occidental" con su
impredecible arsenal nuclear (por ahora fuera de control), cuya capacidad de
destrucción real es tan difusa como la estrategia internacional que lo mantiene
como un "gran mendigo asiático" sentado sobre un polvorín atómico.
Más allá de sus estrategias
disuasivas de amenazar para negociar, el régimen nuclear encabezado por Kim
Jong-il no quiere hacer explotar el planeta capitalista, sino que aspira a que
EEUU y las potencias le otorguen asistencia financiera y económica y le
dejen un lugarcito bajo el sol con sus ojivas nucleares.
¿Qué son 7 ojivas comparadas con las
decenas de miles que acumula el "club nuclear" que controla el Consejo de
Seguridad de la ONU?
En octubre de 2006 Corea del Norte
hizo explotar su primera bomba nuclear, a pesar de las notables amenazas que
en ese sentido había recibido, por parte de EEUU y de las potencias aliadas.
Hay que aclarar que el programa
nuclear de Irán o las ojivas en manos de Corea del Norte, no preocupan a EEUU
por su capacidad masiva de destrucción sino por el nivel de "crisis nuclear"
que puede desatar a escala planetaria.
Irán y Corea del Norte, a diferencia
de la antigua disputa de las potencias en la "guerra fría" (EEUU, URSS, China)
por la posibilidad de descargar un primer golpe (first strike) contra el
enemigo, recrean el peligro de un estallido nuclear "fuera de control"
que podría alcanzar a cualquier ciudad europea, estadounidense o israelí.
En julio de 2006, Pyonyang lanzó
siete misiles de prueba, incluyendo el Taepodong-2, que según los analistas,
podría hipotéticamente alcanzar la costa oeste de EEUU.
Y
hay una posibilidad inquietante que los expertos barajan: Una sola bomba nuclear
que estallara en alguna metrópoli occidental, además de activar una respuesta
atómica devastadora contra Corea del Norte, produciría un efecto encadenado de
pánico mundial que derrumbaría los mercados y paralizaría la economía
global.
Ni Kim Jong-il (un estallido nuclear
sería su suicidio y el de su pueblo) ni los líderes mundiales, incluidos los de
Rusia y China, quieren esa posibilidad que podría colocar al planeta al borde
del Apocalipsis.
Entonces ¿Porqué las potencias dejan
que Kim Jong-il y su régimen sigan danzando y amenazando con ojivas nucleares
en su "villa miseria nuclear" de Pyongyang?
En primer lugar, los movimientos
militares nucleares del régimen norcoreano son monitoreados al segundo por los
sistemas de vigilancia satelitales, tanto rusos, chinos como occidentales, y
posiblemente Kim Jong-il no alcanzaría a apretar el gatillo sin que antes reciba
una respuesta nuclear demoledora de los barcos, aviones y submarinos USA
estacionados en Corea del Sur.
En segundo lugar, en su estrategia
calculada de "amenazar para negociar", Kim Jong-il y su régimen se
resisten a desmantelar efectivamente sus centrales nucleares y a revelar su
armamento estratégico (la única herramienta disuasiva con que cuenta) como le
exige EEUU.
Como reclamo de fondo, lo que busca
Corea del Norte es un acuerdo global que le garantice ayuda financiera,
energética y alimentaria y que se le reconozca un status aceptado en el club de
las potencias nucleares.
Ese acuerdo es inviable: Ni Rusia ni
China (supuestos protectores del régimen de Pyongyang), además de EEUU y sus
aliados de la UE, quieren una Corea del Norte nuclearizada que rompa el
statu quo atómico establecido por las potencias capitalistas del "club nuclear"
que controlan el Consejo de Seguridad de la ONU.
Las posiciones son irreductibles: Si
bien Corea del Norte no puede disparar una sola ojiva nuclear sin suicidarse, ni
EEUU ni las potencias pueden terminar con su arsenal nuclear sin destruirlo por
la vía militar.
Y para destruir el arsenal y las
centrales nucleares norcoreanas sólo existen dos vías: Un ataque con misiles
nucleares o una invasión militar.
Ninguna de esas opciones son válidas:
La destrucción nuclear de Corea del Norte (por razones obvias) no está en la
agenda de EEUU y de las potencias, y una invasión militar (seguramente con la
oposición de Rusia y de China) equivaldría a desatar un conflicto regional
de costo impensable para el Imperio y sus socios de las potencias sionistas.
La amenaza norcoreana de atacar Corea
del Sur generó una inmediata tensión militar en la península y desató
mecanismos de alarma mundial y regional que no había conseguido con el
lanzamiento de 4 misiles en 72 horas.
La hora del desenlace
Las nuevas sanciones pondrían la soga
al cuello a Norcorea, cuya población padece una crisis y una hambruna sin
precedentes, principalmente como consecuencia del bloqueo económico de
Europa y EEUU, mientras que las relaciones económicas con el resto del mundo
son mínimas y el país subsiste recibiendo ayuda alimentaria de la ONU.
Por lo tanto al régimen de Kim Jong-il
se le acaba el tiempo: Si no genera una acción disuasiva creíble en el
corto plazo que obligue a EEUU a otorgarle nuevas concesiones en una mesa de
negociación, su supervivencia interna estaría comprometida.
En el escenario de enfrente, las
potencias de la ONU hasta ahora se mostraron indiferentes a los "ensayos"
misilísticos de Pyongyang y no presentan signos de estar dispuestas a entablar
negociaciones con el régimen norcoreano sin garantías verificables del
desmantelamiento de sus centrales nucleares y la entrega de sus ojivas
atómicas.
De cualquier manera, y desde el punto
de vista estratégico, parecería que no existe salida militar viable (ni para las
potencias ni para Pyongyang), pero nada descarta que en las próximas horas o
días, la situacion de tensión derive enfrentamientos militares en la
frontera.
El conflicto parece haber llegado a
un punto donde se hace inevitable un desenlace militar (por
enfrentamiento directo o por escalada) que impulse y justifique nuevas
negociaciones entre las partes.
Un conflicto armado convencional en
la península coreana abriría un nuevo frente de guerra que a EEUU
-acosado por la crisis económica y desgasstaado por las ocupaciones militares- se
le tornaría muy difícil de sobrellevar.
Ese precisamente, puede ser el talón
de Aquiles (a nivel disuasivo) que explote el régimen de Pyongyang (para
obligar a EEUU a negociar) realizando alguna provocación por medio de alguna
escaramuza con escalada militar en la frontera con Corea del Sur.
Además, por el entrelazamiento
comercial (a nivel de importación y exportaciones) que mantiene Corea del Sur
con el eje China-Japón-EEUU, cualquier proceso desestabilizante en su economía
(como puede ser una batalla militar en la frontera) se convertiría en una
crisis de alto impacto en los mercados internacionales.
Los expertos miran hacia la frontera
que separa a Norcorea de Corea del Sur.
En ese tablero, Kim Jong-il y las
potencias del "club nuclear" podrían encontrar una nueva "salida transitoria"
negociada.