En este escenario el "terrorismo",
clave en los diferentes procesos que se avecinan, no es un objeto
diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra
Psicológica que la inteligencia estadounidense y europea están utilizando como
cortina de humo para encubrir y justificar su accionar en el campo de las
operaciones para derrotar a los talibanes en Afganistán, ocupar Pakistán, Sudán
y Yemen, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en
potencia nuclear, y generar un posible segundo 11-S para distraer la atención de
la crisis económica que ya ha derivado (por medio del desempleo) en crisis
social tanto en EEUU como en Europa.
Desde el 11-S, el
proceso de "miedo al terrorismo" es alimentado a su vez por las grandes
agencias y cadenas internacionales que se encargan de difundir por todo el
planeta, y como si fuera una novela de espionaje, versiones,
trascendidos, comunicados, cartas, videos con nuevas amenazas, "información
secreta" sobre grupos terroristas, pistas "árabes", etc., etc., cuya usina
matriz, en la mayoría de los casos, se encuentra en los sótanos de planificación
de la CIA o del resto de la estructura de inteligencia norteamericana, o
israelí.
Durante ocho años de gestión, Bin
Laden y Al Qaeda se convirtieron casi en una "herramienta de Estado" para
Bush y los halcones neocon que convirtieron al "terrorismo" ( y a la "guerra
contraterrorista") en su principal estrategia de conquista de mercados y de
supervivencia en el poder.
En un planeta sin guerras inter-capitalistas,
ya casi sin conflictos armados (al margen de Irak, Afganistán y Medio Oriente),
la leyenda de Bin Laden y el "terrorismo internacional" sirvió (y sirve) para
alimentar y justificar las estrategias expansionistas del Imperio
norteamericano, para crear nuevos y potenciales mercados a la trasnacionales
capitalistas de EEUU y Europa, y para mantener en funcionamiento a los complejos
militares industriales que han encontrado en la "guerra contraterrorista"
su nueva tajada ganancial en el negocio armamentista.
Hay suficientes pruebas históricas
en la materia: El 11-S sirvió de justificación para las invasiones de
Irak y Afganistán, el 11-M en España preparó la campaña de reelección de
Bush y fue la principal excusa para que EEUU impusiera en la ONU la tesis de
"democratización" de Irak legitimando la ocupación militar, el 7-J en
Londres y las sucesivas oleadas de "amenazas" y "alertas rojas" le
sirvieron a Washington para instaurar el "terrorismo" como primera hipótesis de
conflicto mundial, e imponer a Europa los "planes contraterroristas" hoy
institucionalizados a escala global.
Y hay un dato clave: Si
se detuviera la industria y el negocio armamentista centralizado alrededor del
combate contra el "terrorismo" (alimentado por un presupuesto militar de US$
740.000 millones) terminaría de colapsar la economía norteamericana que hoy se
encuentra en una crisis financiera-recesiva de características inéditas.
En septiembre pasado, Obama, cabizbajo, derrumbado en las encuestas, presionado
por amigos y enemigos, con el Imperio colapsando por adentro y por afuera,
invocó la frase mágica: "Nunca vacilaremos en la persecución de Al Qaeda".
La idea fue lanzada: Y ahora,
como siempre, la CIA y el FBI se ocupan de que la amenaza no decaiga y
continúe vigente. El Imperio siempre se renueva. Igual que el "terrorismo".
El "hombre del coche bomba"
El estadounidense de origen
paquistaní Faisal Shahzad, acusado de tratar de intentar cometer un atentado
"terrorista" con coche bomba en Nueva York el pasado fin de semana, se enfrenta
a penas de prisión que podrían alcanzar la cadena perpetua. Se trata de un nuevo
show mediático, con los clásicos modus operandi del FBI y de la CIA para
mantener vigente la "amenaza terrorista". Obama legitimó la operación
La Fiscalía federal del Distrito Sur de Nueva York detalló a través de un
comunicado que dos de los cargos presentados contra el presunto "terrorista" de
30 años, que supuestamente ha "confesado" el intento de explotar un vehículo en
plena plaza de Times Square el pasado sábado, implican penas máximas de
prisión de por vida.
Esos dos delitos son "el uso de armas de destrucción masiva" y el de
cometer "actos de terrorismo más allá de las fronteras nacionales".
Además, se le acusa de "usar un dispositivo destructivo en relación con un
delito de violencia", que implica una pena mínima de 30 años para todo aquel
al que se le halle culpable, así como de transportar y recibir explosivos, lo
que podría condenarle a otros 10 años de prisión.
El quinto delito que se le imputa es el de "dañar y destrozar propiedades por
medio de fuego y explosivos", lo que supone una condena mínima de 5 años de
prisión y un máximo de 20.
"Quiero agradecer a los estadounidenses que dieron la voz de alarma al observar
el sorprendente hecho de que un Nissan Pathfinder estuviera echando humo en el
centro de Manhattan la noche del pasado sábado", dijo el fiscal Preet Bharara.
Subrayó en un comunicado
que la Fiscalía que dirige "no descansará hasta que el último terrorista sea
neutralizado y haya rendido cuentas".
Por su parte, y como lo hacia Bush
tras una "amenaza" o acto "terrorista", presidente de EEUU, Barack Obama,
aseguró el miercoles que "no nos dejaremos aterrorizar" por atentados
como el frustrado en Times Square en Nueva York este fin de semana.
En un discurso a empresarios en Washington, Obama se refirió a la detención del
supuesto autor del atentado, Faisal Shahzad, e indicó que la Oficina Federal de
Investigaciones (FBI) trata de determinar las posibles conexiones del sospechoso
con grupos terroristas.
"Se hará justicia" en este caso, afirmó el presidente, quien subrayó que
el caso representa "una advertencia aleccionadora de los tiempos que vivimos".
El ataque, que pudo haber costado centenares de vidas se pudo evitar "gracias a
que ciudadanos comunes y corrientes estuvieron vigilantes" y alertaron con
rapidez a las fuerzas de seguridad, sostuvo.
Por otra parte, el agente del FBI George Venizelos recordó que su departamento y
otros organismo con los que colabora "tienen la responsabilidad primordial de
impedir y detener a aquellos que quieren hacernos daño".
"Los agentes que ayudaron a una resolución rápida y segura del incidente de
Times Square han de ser elogiados por su diligencia y determinación", apuntó
Venizelos, quien aseguró que Shahzad "se enfrenta ahora a la sombría
perspectiva de un futuro en la cárcel".
En tanto, el jefe del Departamento de Policía de Nueva York, Raymond Kelly,
añadió que "Nueva York respira hoy un poco más tranquila, debido en gran
medida a la presteza de los policías y agentes del FBI, así como al personal de
aduanas del aeropuerto de JFK".
Shahzad, detenido en ese aeropuerto esta madrugada, compareció hoy ante el juez
federal Kevin Nathaniel Fox, de Nueva York, donde la Fiscalía le leyó los
cargos, después de haber supuestamente "confesado" que recibió
"entrenamiento con explosivos en un campamento de la región paquistaní de
Waziristan, feudo de los talibanes.
Según explicó el FBI, Shahzad se ha mostrado "cooperativo" durante los
interrogatorios y "ha proporcionado detalles valiosos" sobre su participación en
este acto terrorista.
Mientras, en Pakistán se habrían producido varias detenciones de personas
vinculadas al sospechoso, que obtuvo la ciudadanía estadounidense en abril de
2009 y en julio de ese año supuestamente viajó durante varias semanas a su país
de origen.
Según varios medios estadounidenses, el detenido dijo a los investigadores que
actuó en "solitario" y negó cualquier vinculación con grupos extremistas
de su país de origen.
En el vehículo que trató de hacer explotar, y que supuestamente (según el paerte
oficial) compró por internet por 1.300 dólares, había varias bombonas de gas
propano, bidones de gasolina, material pirotécnico y fertilizantes que, de haber
explosionado, hubieran causado múltiples heridos y un gran incendio.
El "sospechoso", residente en Bridgeport (Connecticut), supeustamente (según la
versión oficial) fue capturado cuando estaba ya sentado en un avión de Emirates
Airlines que se dirigía a Dubai y las autoridades "creen" que su destino
final era Islamabad, la capital paquistaní.
Según el parte oficial, en el automóvil que utilizó para trasladarse al
aeropuerto encontraron una pistola y munición y un mapa, y que su nombre, según
señaló el subdirector del FBI, se incluyó poco antes de su detención en una
lista de personas que no tienen permitida la entrada a este país.
Para hacerla "completa", al
FBI le faltó decir que también el "terrorista" se había olvidado un ejemplar del
Corán.
Es el modus operandi que el FBI, la
CIA y las agencias estadounidenses vienen realizando para demostrar la supuesta
culpabilidad de los "sospechados de terrorismo".
Y este accionar oficial es impune, ya
que ningún medio de la prensa internacional analiza ni pone en duda la
"versión oficial".
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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