Moscú oscila entre su propia guerra
fría por áreas de influencia con el eje USA-OTAN, y la búsqueda de una
estrategia de "contención" de Irán que le permita trazar sus propio acuerdo
nuclear con Washington sin que estallen el Mar Negro y el Cáucaso.
Mientras Moscú juega a operaciones
veladas para advertir a Teherán que "no se pase de la raya" con el
desafío nuclear a Occidente, Pekín juega su peso de gran potencia
emergente para poner freno al aislamiento económico que proyectan
EEUU y sus aliados contra el régimen iraní.
Rusia y China son dependientes de
Irán en dos terrenos claves: El petróleo y las políticas de supervivencia en
el "triángulo petrolero", un área estratégica que concentra más del 70% de las
reservas petroleras mundiales.
Washington y la UE, por su parte,
sufren por estas horas presiones cruzadas del gobierno de Israel y del lobby
sionista internacional que ven con preocupación creciente como se disparan
las agujas del reloj nuclear de Irán.
El régimen iraní volvió a mostrarse
desafiante esta semana. Frente a una multitud que portaba banderas de "muerte a
Israel" en Teherán, Mahmud Ahmadineyad declaró "potencia nuclear"
a Irán dando por
iniciada una nueva etapa de producción de uranio enriquecido.
Paralelamente, los ayatolas enviaron
un nuevo mensaje al eje USA-UE reprimiendo con dureza inusual a la oposición
reformista que, según Teherán, desestabilizan el país preparando una
rebelión interna que estallaría en el momento en que el eje USA-Israel ataque las
instalaciones nucleares.
El Estado judío y Washington, por
otro lado, presionan sobre Moscú para que no entregue el sistema misilístico
S-300 que vendió a Teherán, y que convertiría el espacio aéreo iraní en casi
invulnerable a los cazas y bombarderos USA-israelíes.
La
aritmética para Tel Aviv es simple: Las horas que pasan benefician a Irán,
que gana tiempo y avanza en su proyecto de construir la bomba. Y la bomba
nuclear iraní es incompatible con la existencia física del Estado de Israel como gendarme regional.
El peligro para Israel no reside
tanto en un ataque nuclear de Irán, sino en la presión y el chantaje que
ejercería el régimen iraní para aislar y quitarle influencia militar al estado
judío en la región. Bomba nuclear iraní, suena como pérdida de impunidad
militar frente al mundo islámico para el régimen sionista de Tel Aviv.
Todo este interjuego de alianzas e
intereses estratégicos en colisión se salda, por estas horas, con una nueva
guerra de declaraciones mediáticas y nuevos rumores de escalada militar en
Medio Oriente.
Hace pocas horas, Hillary Clinton
inició una agenda para reforzar la alianza militar con sus aliados petroleros
árabes, con la manifiesta intención de cubrirse las espaldas de una posible
reacción regional ante acciones militares contra Irán.
Israel, por su lado, retomó a sus
bombardeos "preventivos" en Gaza, mientras Hezbolá (convertido en la más
influyente fuerza política sobre el gobierno de Líbano) presiona declaraciones
oficiales advirtiendo de los peligros que le acarrearía a Tel Aviv una
nueva incursión en territorio libanés.
Siria, en tanto, sigue despegando
fuerzas especiales en la frontera, y disputa una escalada bélica
mediática con Israel, mientras en el Golfo, se reposiciona el dispositivo naval-nuclear
de EEUU frente a las costas de Teherán
En movidas simultáneas, el Estado
judío presiona por estas horas al eje USA-UE para que apresuren el
trámite del aislamiento económico a Irán con sanciones más duras en
la ONU, mientras lanza rumores (a través de los conglomerados mediáticos
estadounidenses) de un "hecho militar consumado" contra las instalaciones
nucleares iraníes.
En resumen, el río suena de nuevo
(con distintos mensajes) en Medio Oriente.
Mientras en el frente diplomático
asoma un aviso de "cartón lleno", toman cada vez más protagonismo las
señales y las versiones en el frente militar.
En este escenario, las palabras (la
guerra mediática) parecen ceder cada vez más espacio a los hechos (el desenlace
militar). Como dicen los expertos: En Medio Oriente se queman aceleradamente las
etapas.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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