Por
Manuel Freytas
(*)
manuefreytas@iarnoticias.com
La UE, en bloque, es la segunda economía mundial, detrás de EEUU.
China, individualmente, ya es, según la mayoría de los analistas, la segunda
economía y potencia exportadora mundial detrás de EEUU.
Juntas, esas tres economías centrales (EEUU-UE-China)
casi alcanzan los dos tercios del PBI mundial, y están completamente interrelacionadas (son
dependientes entre sí) a través del comercio de importación y exportación.
Además, China, tiene sus reservas en dólares (US$ 2,3 billones) lo que la
ata al destino de la economía norteamericana, para bien o para mal.
Esto significa que: Cualquier desequilibrio
en las economías de EEUU (en crisis
fiscal) y la UE (en crisis fiscal), impacta directamente en China (en
crecimiento pero con problemas potenciales), que arrastra detrás de su expansión económica
exportadora al resto de las poderosas economías asiáticas, como Japón, Corea del
Sur, Indonesia, India y Taiwán, entre otras (Si se suman estas economías
asiáticas a las de EEUU-UE-China,
se supera largamente el 70% del PBI mundial).
En el nuevo escenario dominado por la
crisis, EEUU no solamente es el primer comprador de productos chinos, sino que
además China es el principal acreedor de la primera potencia imperial.
El entrelazamiento financiero y
comercial que existen entre ambas economías (la primera y la tercera en el orden
mundial capitalista) las convierte casi en hermanas simbióticas: Si se cae
China se cae EEUU, y viceversa.
En 2008 Pekín se convirtió en el
principal acreedor de bonos del Tesoro estadounidenses, por encima de Japón.
Además, los motores del crecimiento asiático, China, India y Japón son
dependientes del comercio exterior en dólares con EEUU.
Pero eso no es todo: La Unión
Europea, la segunda economía mundial y el otro gran comprador (en bloque) de
manufacturas chinas, y con su comercio exterior entrelazado con el de EEUU,
integra este trípode de economía capitalista interdependiente anudado por
el cordón umbilical chino.
EEUU, la Unión Europea y China,
además de representar casi dos tercios del PBI mundial, son los mayores
importadores mundiales de materias primas y energía (petróleo y gas), por lo que
se puede inferir que si se paralizan esas economías capitalistas centrales se
derrumbarían inmediatamente por efecto dominó todas las economías exportadoras
del mundo emergente y periférico.
A su vez, del equilibrio económico del eje EEUU-UE-China (principalmente de
China y de los países asiáticos) dependen las exportaciones de petróleo y
materias primas, el motor de crecimiento central de los países subdesarrollados
y emergentes de Asia, África y América Latina.
Si se suma el PBI de China (US$ 8
billones), Japón (US$ 4.5 billones)
Corea del Sur (US$ 1.3 billones) e Indonesia (US$ 932,100 millones) superan los
US$ 14 billones). Esta suma equivale al tercer PBI mundial detrás de EEUU y de la Unión Europea simultáneamente
Si agregáramos
a estas cifras el PBI de otros países asiáticos intervinculados como la India, por
ejemplo, el PBI asiático pasaría a ocupar el primer puesto de la producción
mundial por delante de EEUU y la Unión Europea.
Esta es la
mejor manera de comprobar como la locomotora china es un elemento decisivo
y detonante en el proceso, tanto de crecimiento como de crisis, en el contexto
económico a escala global.
Pero hay algo
más: Alemania, la primera economía de la Unión Europea, mantiene una fuerte
vinculación con el comercio exterior chino. Según The Wall Street Journal,
Alemania se mantiene como potencia exportadora, en parte, por la venta de
equipos industriales a China.
Según las estadísticas de la
industria alemana de comercio, China es el segundo mercado para la
maquinaria alemana, detrás de EEUU.
Esto demuestra, en parte, la
simbiosis EEUU-Europa-Asia existente en el entramado de la crisis
económica global que se originó en las naciones centrales y que ya se extiende
por todo el planeta, no obstante que muchas economías centrales hayan comenzado a
crecer en forma débil..
Los puntos rojos
En este "feed back" económico mundial,
dos de los puntos rojos, la amenaza de un
estallido generalizado, están en las crisis fiscales de EEUU y de la Unión Europea,
que atraviesan por un potencial proceso de "insolvencia de pago" a causa del
descenso abrupto de recaudación fiscal y crecimiento débil de sus economías.
En los últimos meses fue cobrando
forma visible un nuevo actor emergente en la economía mundial: La "crisis
fiscal" (producto de los déficit siderales que aquejan a los Estados de las
economías centrales) que sucede a la "crisis financiera" en la debacle de
la economía capitalista globalizada.
Los billonarios fondos públicos
utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales generaron
una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales tanto de
EEUU como de las naciones del euro (principalmente las más débiles).
En un proceso de crecimiento débil o
de estancamiento de sus economías, la eurozona disminuyó en 2010 su tasa de
crecimiento potencial de largo plazo (5 a 10 años) a 1%.
El Fondo Monetario Internacional
(FMI) estima que el déficit fiscal estadounidense llegará al 108% del Producto
Bruto Interno (PBI) en 2014, un alza importante frente al 62% del PBI de 2007,
de no mediar medidas que son difíciles de digerir desde un punto de vista
político, como alzas de impuestos o recortes de programas de beneficios".
La Casa Blanca acaba de proyectar
para el próximo ejercicio fiscal un déficit presupuestario de
US$1,556 billones, sobre un presupuesto proyectado de US$ 3,8 billones.
Según el Wall Street Journal,
la mayoría de los economistas anticipa un crecimiento débil de la economía
estadounidense en 2010, de casi un 3%. Lo que resulta insuficiente para
reducir el desempleo a los niveles previos a la recesión.
Por su parte el proceso de
sobreendeudamiento (agregado a la caída de la recaudación por la desaceleración
económica) no solo amenaza la estabilidad económica y la "gobernabilidad" en la
zona del euro, sino que también (y como ya sucedió con los bancos y empresas
privadas) puede hacer colapsar en cadena a los propios Estados europeos,
tanto centrales, como subdesarrollados o emergentes.
En general, la sombra de una
insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de
recaudación fiscal) hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la
crisis, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los
propios Estados capitalistas de Europa.
El tercer punto rojo es China, que
(pese a su crecimiento) atraviesa por una peligrosa señal de "burbuja fianciera"
y una ascendente crisis comercial bilateral con EEUU.
China, la tercera pata del trípode,
pese a la crisis mundial generalizada, creció un 8,7% el año pasado, va
camino a ser la segunda potencia económica mundial y amenaza la supremacía
de EEUU.
No obstante, el gran temor mundial es que China esté incubando su propia
"burbuja" financiera, producto de la especulación bursátil con los fondos
públicos orientados (como en Europa y EEUU) al salvataje de bancos y empresas en
problemas
Los principales diarios financieros y
analistas comparan a la locomotora china con Japón de los años '80 (cuando
los japoneses compraron, por ejemplo, el Rockefeller Center de Nueva York) y su
burbuja económica que acabó explotando, seguida de dos décadas de crecimiento
raquítico.
Según The Financial Times, una debacle financiera china supondría la
"amenaza más seria a las economías mundiales", sobre todo para las
latinoamericanas, cada vez más dependientes del comercio con China para salir de
la actual crisis. actual.
Con una moneda infravalorada, y un crecimiento impulsado por las
exportaciones y el crecimiento del mercado interno, ya hay señales de que la
economía china se está recalentando. La inflación en diciembre, por
ejemplo, fue la más alta en casi dos años, y los precios de las propiedades
inmobiliarias en Pekín y Shanghai se han disparado
Por otro lado, y según The Wall Street Journal, si China retira los
estímulos (rescates a empresas y bancos) de forma demasiado brusca,
su economía podría ingresar en una desaceleración.
Según la revista británica The Economist, si el gobierno chino saca las
conclusiones equivocadas de la experiencia japonesa a su economía, podría
terminar en un "peligros declive" que arrastraría consigo al resto
de las economías mundiales.
Mas allá del crecimiento de su
mercado interno, la
estabilidad de la economía china, sus posibilidades de recaudación fiscal,
dependen del comercio de exportación con países (como EEUU, la UE y Japón) que
están atravesando por un un período de crecimiento raquítico de sus economías.
Y si esos países reducen sus compras
(como lo están haciendo) la locomotora china se quedaría sin gasolina y
comenzaría a detenerse.
Pero el punto más peligroso de contradicción se manifiesta a través
de la crisis comercial EEUU-China, cuya raíz motora es la competencia de ambas
economías en el comercio de importación y exportación.
El detonante fue la relación cambiaria existente entre el dólar y el yuan.
Obama, en la primera visita que realizó a Pekín en noviembre, solicitó al
gobierno del primer ministro Wen Jiabao, que revalúe el yuan, cuya paridad cambiaria con el dólar
está afectando las exportaciones USA en los mercados asiáticos y en la propia
China.
Hasta ahora China (en defensa de sus propias exportaciones) se negó al pedido de
Washington, desatando una crisis bilateral de difícil pronóstico que amenaza con
extenderse peligrosamente al terreno geopolítico y militar (guerra fría por
áreas de influencia).
En resumen, este trípode estratégico
EEUU-Europa-China, marcado por la crisis fiscal y un conflicto bilateral (cuyo desenlace puede detonar un nuevo
colapso financiero y económico global), va a seguir marcando la agenda de la
atención mundial en los días que se avecinan.