BP seguía el miércoles con sus
esfuerzos para contener una fuga de petróleo en un pozo dañado en el golfo de
México al tiempo que aumenta el temor a que las poderosas corrientes marinas
lleven la marea negra hacia localidades turísticas y bancos de pesca en Estados
Unidos.
IAR
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/
Reuters
La
petrolera con sede en Londres, que ha sufrido un fuerte golpe a su reputación y
que ha perdido unos 30.000 millones de dólares (unos 24.000 millones de euros)
de su valor de mercado tras el desastre, dijo que espera incrementar la cantidad
de petróleo capturado desde el pozo mientras busca una solución permanente.
Un tubo insertado en el pozo está capturando unos 2.000 barriles (318.00 litros)
de crudo diarios, alrededor del 40 por ciento de la cantidad que se calcula está
saliendo por la filtración, dijo BP.
Sus progresos están siendo vigilados de cerca por el Gobierno del presidente
Barack Obama - que ha asumido una posición de firmeza frente a BP y otras
compañías implicadas en el vertido -, así como por los residentes de la costa
estadounidense del golfo, cuya fuente de subsistencia está amenazada.
Los ecologistas han advertido que el vertido podría ser peor que el accidente
del Exxon Valdez en 1989 en las costas de Alaska - el peor incidente de ese tipo
en la historia de Estados Unidos - y que podría causar una calamidad ecológica y
económica a la región del golfo de México.
En una señal del impacto de la extensión del derrame, el Gobierno aumentó la
zona de veda de pesca al 19 por ciento del área económica exclusiva del golfo
desde el 10 por ciento anterior.
Además, se están realizando pruebas a bolas de alquitrán encontradas en un
centro vacacional en cayo Oeste para verificar si provienen del pozo de BP. El
sector turístico de Florida genera 60.000 millones de dólares al año.
Se ha notificado la existencia de restos de petróleo y bolas de alquitrán en
Luisiana, Alabama y Misisipi. Además se han desplegado barreras de contención de
varios kilómetros de extensión para intentar defender la costa.
"Nadie sabe de dónde provienen las bolas de alquitrán, pero traerán tristeza y
muerte", dijo Charlie Bauer, un residente de cayo Oeste.
Cuatro semana después
BP ha dicho que cubrirá los costes del vertido, que comenzó después de la
explosión de la plataforma de perforación Deepwater Horizon el 20 de abril, que
causó la muerte de 11 trabajadores.
La compañía ha calculado en 625 millones de dólares la factura por la limpieza,
mientras que analistas dicen que podría llegar a miles de millones de dólares.
Las autoridades han enfatizado que el impacto sobre la costa y la vida silvestre
hasta ahora ha sido mínimo, pero esto no ha logrado tranquilizar a sus
habitantes, que temen un daño extendido a las economías y comunidades locales.
Muchos expertos creen que el petróleo ya podría haber sido captado por la
potente corriente Loop que circunvala la península de Florida, lo que podría
llevarla hasta la región de los cayos y posiblemente más al norte en la costa
este.
Un helicóptero de la Guardia Costera y expertos de la Administración Nacional
Oceánica y Atmosférica planean rastrear la zona de Florida en búsqueda de
señales de una mayor contaminación.
El senador demócrata de Florida Bill Nelson reveló un pronóstico de científicos
de la Universidad del Sur de Florida que señala que parte de la marea negra
alcanzar los cayos en cinco o seis días, y posiblemente Miami cinco días
después.
"Siempre espero lo mejor, pero esto parece estar realmente fuera de control",
dijo Nelson en un comunicado antes de una nueva ronda de sesiones sobre el
vertido celebradas el martes en el Congreso.
En una señal de mayores problemas para la compañía, el secretario del Interior,
Ken Salazar, dijo ante un comité del Senado que el Gobierno está investigando la
plataforma de producción petrolera Atlantis, también operada por BP.
Pero la campaña del presidente Barack Obama por elevar el límite de la
responsabilidad corporativa por los vertidos de petróleo se estancó el martes en
el Senado.