(IAR
Noticias) 11-Junio-2010
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La
embajadora de Brasil en Naciones Unidas, Maria Ribeiro Viotti, con su
homólogo turco, Ertugrul Apakan. |
La resolución del Consejo de
Seguridad de la ONU que impone nuevas sanciones a Irán por su programa nuclear
es una "victoria pírrica", dijo el miércoles el presidente brasileño, Luiz
Inacio Lula da Silva, cuyo país, miembro no permanente del cuerpo, votó contra
la medida.
IAR
Noticias
/
AFP
"Es
una victoria pírrica", dijo Lula a la prensa durante una visita a Natal
(nordeste de Brasil).
"Es un episodio que debilita el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El
Consejo de Seguridad representa la misma correlación de fuerzas que en 1948
cuando fue creado", se quejó el jefe de Estado de Brasil, que busca una reforma
en la composición de ese organismo, el más importante de la jerarquía
diplomática internacional.
"Estoy triste porque todos en el Consejo están a favor de la reforma. Todo el
mundo dice que Brasil debe ser parte del Consejo, pero eso ya tiene 17 años",
señaló el mandatario, respecto a la pretensión de su país de convertirse en
miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, integrado por Estados
Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia.
Actualmente, Brasil es uno de los 10 miembros no permanentes.
"La geografía económica del mundo cambió y nosotros queremos que la ONU tenga
gente de América Latina, de Asia", declaró Lula.
"Sinceramente, espero que Ahmadinejad permanezca tranquilo. Conversé mucho con
el primer ministro de Turquía y decidimos votar en contra (de las sanciones a
Irán) porque tenemos nuestro nombre en un acuerdo", declaró el presidente
brasileño.
"Creo que nosotros debemos tener paciencia cuando constatamos lo obvio. Brasil y
Turquía hicieron lo que los países del Consejo de la ONU no conseguían hacer:
llevar a Irán a la mesa de negociación. Al contrario, ellos resolvieron, en mi
opinión personal, por capricho, mantener las sanciones que no van a tener
ninguna explicación para Irán", insistió.
Lula firmó el 17 de mayo en Teherán un acuerdo tripartito junto con Turquía, que
prevé el intercambio de uranio ligeramente enriquecido iraní, que sería enviado
a territorio turco para su enriquecimiento y conversión en combustible para un
reactor nuclear de investigación en Irán.
Casi simultánteamente, en Brasilia, el ministro de Exteriores, Celso Amorim, no
ahorró críticas a la decisión del Consejo de Seguridad, aunque reiteró que
Brasil deberá respetar esa determinación.
"No creemos en sanciones. Esta es la cuarta ronda de sanciones contra Irán. Las
otras tres ya no tuvieron ningún efecto y no veo por qué esta nueva ronda lo
tendrá. Mi convicción profunda es que no traerá ningún resultado, apenas generar
más desconfianza", dijo el ministro en una conferencia de prensa.
De acuerdo con Amorim, "la idea de que con sanciones se convencerá a Irán a
negociar ya fue puesta a prueba, y la reacción inmediata de Teherán a la
adopción de las sanciones muestra hasta qué punto eso no sirve".
Para Amorim, el acuerdo tripartito no fue discutido por el Consejo de Seguridad
"porque los promotores de las sanciones ya estaban decididos a adoptarlas, y el
entendimiendo firmado con Irán haría más difícil aprobar sanciones más adelante.
Ya estaban decididos".
El pacto fue fríamente recibido por la comunidad internacional y particularmente
por las potencias nucleares que, con Estados Unidos a la cabeza, siguieron
impulsando sanciones al régimen iraní, del cual sospechan que busca dotarse de
un arma atómica.
Por su parte, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, manifestó el miércoles su
apoyo a la posición de su par iraní, Mahmud Ahmadinejad, sobre las sanciones,
que rechazó porque "no valen un centavo".
"Bien dicho, caramba. No valen un centavo", lanzó Chávez, principal aliado de
Teherán en Sudamérica, tras estrechado notoriamente las relaciones en los
últimos años.
En un comunicado oficial de su gobierno, Chávez condenó "tajantemente" que el
Consejo de Seguridad haya desconocido "los esfuerzos que países de buena
voluntad desplegaron para alcanzar junto a Teherán un acuerdo sin precedentes en
materia de cooperación nuclear", en alusión a Brasil y Turquía.
El texto de la resolución de la ONU establece que Irán no podrá invertir en el
extranjero en ciertas actividades sensibles, como en minas de uranio, y que sus
barcos podrán ser controlados en alta mar. Prohíbe también la venta a Irán de
ocho nuevas categorías de armamento pesado, incluidos carros de combate.
Ahmadinejad dijo que estas sanciones "no valen un centavo para la nación iraní"
puesto que "son solo pañuelos usados y deben ir a la basura", por lo que reiteró
su voluntad seguir adelante occurra lo que ocurra con su controvertido programa
nuclear.
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