Empiezan a ser exhumados los cadáveres de varios países, como los
desahuciados México y Ghana, que el banco multigenocida de inversiones Goldman
Sachs dejó esparcidos en el planeta y que ya no puede ocultar el montaje legal
de su enjuiciamiento en Estados Unidos, el cual, por cierto, se puede
descarrilar debido a la furia ciudadana a seis meses de las elecciones.
Por Alfredo Jalife-Rahme - La Jornada, México
Llama la atención que los ausentes poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial
de México, como vulgares avestruces, hayan escondido la cabeza ante las rapiñas
del hoy vilipendiado Goldman Sachs, que lucró con el efecto tequila
–que tuvo un costo entre 70 mil millones y 100 mil millones de dólares (según
las cifras alegres de Salinas y Zedillo, por cierto, dos "economistas" que
no calculan muy bien que se diga)–, en presunta colusión con la Secretaría de
Hacienda y el Banco de México del momento, lo cual desembocó en el tóxico
Fobaproa/IPAB, que socavó las finanzas para favorecer la captura de la banca
nacional por la banca israelí-anglosajona y española (poseedora de 92 por ciento
en términos de capitalización de mercado: un caso insólito a escala global).
El firmante del ilegal pagaré del Fobaproa/IPAB fue el israelí-argentino
Martín Werner Wainfeld (MWW), entonces subsecretario de Hacienda zedillista-cordobista,
mientras que su presente pagador es su muy locuaz hermano, el itamita y
fondomonetarista Mariano Alejandro: hoy subsecretario de Hacienda.
¿Fue el Fobaproa/IPAB un asunto familiar de dos hermanos?
Wikipedia destaca que Martín Werner no sea mexicano y quien, a propósito,
después de su devastación muy bien lograda (desmantelar las finanzas y la banca
de México en presunta colusión con Joseph-Marie Córdoba: el verdadero poder tras
el torno de Salinas y Zedillo), fue contratado por Goldman Sachs, quizá como
recompensa a sus méritos depredadores contra México.
Hoy el itamita Martín Werner se ostenta como uno de los dueños de la
controvertida Banca Mifel (ver La Lupa Política, Voces del Periodista,
207).
¿Están todavía controladas cupularmente las finanzas de México por Goldman
Sachs vía los hermanos Werner Wainfeld?
El efecto tequila fue el botín mediante el cual se despachó con la
cuchara grande Goldman Sachs con sus "derivados financieros" que apostó
contra México (John Plender, The Financial Times, 21/7/99).
¿Nadie en el poder local está dispuesto a investigar, y perseguir en
consecuencia, los latrocinios de Goldman Sachs en México?
Ha quedado asentada la técnica diabólica que usó la desregulada globalización
financiera: otro cuento gringo para enajenar las joyas estratégicas de los
países valetudinarios (Nicholas D. Kristof y Edward Wyatt, The New York
Times, 15,16,17 y 18/2/1999, y Bajo la Lupa, 28/4/10).
Un reporte del 21 de abril de GhanaWeb exhibe cómo el banco multigenocida de
inversiones Goldman Sachs contribuyó mediante sus latrocinios financieros a la
deglución de la minera estatal Ashanti Goldfields Corporation (AGC) por los
poderosos cárteles mineros anglosajones (los mismos que hoy devoran la plata
mexicana, como antes lo hicieron los españoles).
Hace 12 años, AGC, la primera empresa "negra" que cotizó tanto en Wall
Street como en la bolsa londinense, se había posicionado como la tercera minera
trasnacional a raíz de la adquisición de la mina Geita (Tanzania).
La minera estatal aurífera de Ghana, colocada entre las 10 principales, se
asentaba en uno de los más pletóricos yacimientos de oro en el mundo.
La deglución de AGC fue gradual y muy bien planificada con el contubernio de
los cárteles mineros anglosajones y el banco multigenocida de inversiones
Goldman Sachs, mediante una privatización parcial de 25 por ciento de sus
acciones cuando ninguna empresa africana había cotizado en Wall Street y la City.
Posteriormente, el gobierno de Gran Bretaña decidió vapulear el precio del
oro y vendió 415 toneladas de sus reservas, lo cual abatió deliberadamente la
cotización del metal amarillo que se desplomó hasta 252 dólares la onza, su más
bajo precio en una generación.
Once años más tarde, al corte de caja de hoy, la onza de oro se cotiza a mil
179.30 dólares (¡casi cinco veces más!) y la plata a 18.64 dólares, por cierto,
un pronóstico muy cantado por Bajo la Lupa desde la primavera de 2004.
En forma ingenua, para no decir suicida, AGC consultó al banco multigenocida
de inversiones Goldman Sachs, coincidentemente el mayor vendedor de oro en el
mundo, quien tendió pérfidamente una trampa financiera perfecta a Ghana mediante
sus trucos consabidos de hedge funds ("fondos de cobertura de riesgos").
En su clásico doble juego de apostar contra sus propios clientes para obtener
el máximo lucro individual, Goldman Sachs "asesoró" simultáneamente tras
bambalinas a 15 bancos europeos –con quienes mantenía estrechas relaciones "
profesionales"– los cuales anunciaron unánime y sorprendentemente la
suspensión de la venta de oro por cinco años –tras el dumping
unilateral de Gran Bretaña–, lo cual se llevó entre las patas a AGC, que había
apostado en el sentido opuesto a instancias de Goldman Sachs.
Cuatro años más tarde, AGC –que no pudo resistir los efectos adversos de sus
"coberturas de riesgo", intencionadamente mal aconsejadas– fue rematada y
comprada por la minera británica AngloGold (con sede en Sudáfrica) "asesorada"
a su vez por… Goldman Sachs, especialista de los latrocinios circulares.
En forma darwiniana, gracias a la asesoría "profesional" de Goldman
Sachs, la minera británica AngloGold, cuya mayoría accionaria es detentada por
la londinense AngloAmerican Group (con ingresos por más de 20 mil millones de
dólares el año pasado), deglutió a la minera estatal africana AGC de Ghana
mediante una clásica operación colonial financiera para crear AngloGold Ashanti,
hoy segunda minera aurífera más importante del mundo.
La síntesis del reporte de Ghana comenta el alto grado de letalidad satánica
de Goldman Sachs: "La destrucción de Ashanti Gold por Goldman Sachs fue
saturada con fraudes y conflictos de interés: Goldman Sachs fue el consejero
financiero de Ashanti; se benefició con los contratos que diseñaron y colocaron
en el mercado; se involucró en la manipulación (¡extrasupersic!) de los precios
del oro, de cuya cotización dependían los contratos; representó a los acreedores
de Ashanti cuando los contratos se menospreciaron, y lucraron como consejeros
financieros de la compañía minera (nota: la británica AngloGold) que recogió el
cadáver de Ashanti por unos cuantos centavos de dólar".
Conclusión: antes las potencias coloniales invadían los países valetudinarios
para saquear obscenamente sus materias primas; hoy las potencias financieras
anglosajonas hacen lo mismo, pero en forma más sofisticada y sin necesidad
disuasiva militar, mediante la captura financierista de la desregulada
globalización que va desde el oro de Ghana hasta la plata y la banca de México
(en lista de espera se encuentra el petróleo), en las que la banca multigenocida
de inversiones Goldman Sachs jugó un papel determinante.