Buena parte de la cobertura
mediática de los problemas de la eurozona se ha centrado en Grecia, lo que es
comprensible: Grecia está contra las cuerdas, más que cualquier otro país. Pero
la economía griega es muy pequeña. De hecho, en términos económicos, el corazón
de la crisis está en España, que es un país mucho más grande.
Por Paul Krugman (*) - Revista Sin Permiso
Y, tal como he tratado de señalar en numerosos posts, los problemas de España no
son, pese a lo que podamos haber leído, el resultado de una irresponsabilidad
fiscal. Bien al contrario, los problemas de España ponen de manifiesto los
“shocks asimétricos” que tienen lugar dentro de la eurozona, shocks que siempre
hemos sabido que constituían un problema, pero que han resultado ser un problema
aun mayor que el que los euroescépticos temían.
Así que pensé que podría ser útil explicar, a partir de un puñado de gráficos,
cómo se metió España en la situación actual (1). En la
historia que voy a contar hay cierta simplicidad clásica -prácticamente se trata
de un ejemplo de manual-; desgraciadamente, millones de personas están sufriendo
sus consecuencias.
La historia empieza con la burbuja inmobiliaria. En España, al igual que en
otros varios países, incluido el nuestro, los precios de los bienes raíces se
dispararon a partir del año 2000. Esto llevó a masivas entradas de capital. De
este modo, en Europa, mientras que Alemania lograba un enorme superávit por
cuenta corriente, España y otros países periféricos sufrían un déficit enorme.
Estas enormes entradas de capital produjeron el clásico problema de las
transferencias: elevaron la demanda de bienes y servicios españoles, lo que
llevó a España a una inflación substancialmente superior a la de Alemania y a la
de otros países con superávit. A continuación se ofrece una comparación de los
deflactores del PIB (recuérdese que ambos países se encuentran en el euro, de
modo que la diferencia refleja un aumento de los precios relativos españoles):
Pero entonces la burbuja estalló, lo que dejó a España con una demanda interior
muy reducida -y bien poco competitiva en el seno de la zona euro, como
consecuencia del aumento de sus precios y costes laborales. Si España hubiese
tenido su propia moneda, ésta se hubiese podido apreciar durante la burbuja
inmobiliaria, para depreciarse tras el fin de la misma. Pero, habida cuenta de
que ni la tenía ni la tiene, España parece hoy estar condenada a sufrir años de
acusada deflación y de altos índices de paro.
¿Qué papel juegan los déficits presupuestarios en todo esto? La situación
presupuestaria española gozaba de muy buen aspecto durante los años del boom.
Ahora se enfrenta a enormes déficits, pero esto es una consecuencia, y no la
causa, de la crisis: la renta ha caído en picado y el gobierno ha gastado mucho
dinero tratando de paliar el paro. Veámoslo en este gráfico, en el que se
muestra el saldo presupuestario como porcentaje del PIB de los dos países
considerados:
Así pues, ¿de quién es la culpa de todo eso? De nadie, en un sentido. En otro
sentido, la élite de la política europea debe cargar con la responsabilidad:
ella empujó con firmeza hacia la moneda única, desatendiendo advertencias que
señalaban que exactamente este tipo de cosas podían suceder (aunque, como decía,
ni siquiera los euroescépticos imaginaron en algún momento que las cosas podrían
ir tan mal).
¿Estoy haciendo, pues, un llamamiento al desmantelamiento del euro? No: los
costes de deshacer el desaguisado serían inmensos y altamente perjudiciales.
Creo que Europa se encuentra ahora atrapada en su propia creación -el euro-, y
necesita avanzar tan rápido como sea posible hacia el tipo de integración fiscal
y de los mercados laborales que haría de tal creación una opción algo más
factible.
Pero ¡ay! ¡Menudo desastre!
(*)Paul Krugman fue Premio Nobel de
economía en 2008
Traducción para www.sinpermiso.info: David Casassas
1-Cómo se metió España en la situación actual: ver gráficos en la base de datos del FMI “World Economic Outlook Database”