El
director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn,
advirtió el martes que el aumento del desempleo en los países más ricos está
proyectando su "larga sombra" sobre la incipiente recuperación de la
economía global tras la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial,
"Sigo muy preocupado por el aumento del desempleo", dijo el francés, según el
cual la contracción del mercado laboral durará aún unos meses.
El FMI publicó el juevesde la semana pasada su informe de perspectivas económicas globales, en el
que prevé que el desempleo alcanzará 10.1 por ciento en EEUU en 2010 y 12 por
ciento en la eurozona en 2011.
La coyuntura está dando las primeras
señales de recuperación después de una devastadora recesión, continuó Strauss-Kahn,
pero la crisis no podrá darse por acabada mientras las principales economías
del mundo sigan sin crear empleo.
El director del FMI también advirtió contra una salida precipitada de las
medidas adoptadas por los gobiernos para reactivar la economía en plena crisis.
Abandonarlas antes de tiempo "podría perjudicar la recuperación",
sostuvo.
Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), la crisis financiera
-devenida en económica- empujó durante el 22009 a 61 millones de personas hacia
la desocupación, y en el mundo hay ahora 241 millones de trabajadores de
brazos caídos, la mayor cifra de desocupados de la historia.
Según un informe de JPMorgan
divulgado el martes, EEUU podría necesitar cuatro años, hasta 2013, para
recuperar los empleos perdidos durante la crisis.
La primera economía mundial podría
haber superado ya la recesión, pero las secuelas provocadas en el mercado
laboral tardarán mucho más tiempo en borrarse, afirma el reporte.
JPMorgan señala que "a un ritmo de
crecimiento del 3,5%, podría necesitarse hasta 2013 para recuperar los empleos
perdidos" en la crisis. Desde 2007 la primera economía mundial ha perdido
cerca de ocho millones de puestos de trabajo.
El informe augura un crecimiento del PIB del 3,5%, casi medio punto más que la
media de los analistas, pero advierte que estas previsiones no
impiden que los pronósticos sobre el mercado laboral sigan siendo
desalentadores.
El pasado mes de septiembre se
destruyeron otros 263.000 empleos en Estados Unidos, y la tasa de desocupación alcanzó
el 9,8%, sus máximos valores de los últimos 26 años.
Este mismo fin de semana el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan
auguró que la tasa de desempleo en EEUU superará el 10% y se mantendrá por
encima de esa cifra durante algún tiempo.
Juan Somavía, director de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), advirtió "Una recuperación sin
empleo decente llevará a protestas masivas".
Somavía, que se encuentra en Argentina
para reunirse con los ministros de Trabajo de América Latina, advirtió que al
volver a crecer la economía, si la gente no ve mejoras laborales comenzará a
demandar a los gobiernos un salvataje para el empleo como el que
aplicaron para los bancos: de lo contrario, el descontento social se hará
masivo.
El tema es "enfrentar la crisis con
desarrollo, trabajo decente y protección social", dijo el director de la OIT
durante una entrevista concedida al diario Clarín. Antes había advertido en la
reunión del G-20 que: "una recuperación sin empleo decente no será
socialmente o políticamente sostenible".
De acuerdo con el director de la OIT,
que reúne a 182 gobiernos y a organizaciones sindicales y empresariales, el tema del empleo y la cuestión social están en el corazón de la crisis
actual y, si esos dos temas no se corrigen, aunque haya recuperación
económica no habrá solución.
El mismo G-20 reconoció en su último
documento que no habrá reactivación económica sin generación de crecimiento con
empleo.
Preguntado sobre si los gobiernos y
los bancos escucharán a la gente en sus planteos de recuperar el empleo, Somavía
respondió que si no lo hacen habrá una reacción nacional y mundial a nivel
social. "La realidad es que no hay préstamos y están ganando plata. ¿Qué
están haciendo con esa ganancias? ¿Están especulando nuevamente?", se
preguntó durante su entrevista con Clarín.
Según el titular de la OIT, hay que establecer una
relación más equilibrada y justa entre el crecimiento de
la productividad y el crecimiento de los salarios. En los últimos 30 años,
la masa salarial se contrajo con respecto al Producto Bruto Interno. Esa
diferencia alimentó la especulación. Además se dio que aumentó la deuda de la
gente porque sin buenos ingresos necesitó pedir plata.
Esta combinación -señala Somavía- armó el escenario que explotó en esta crisis. Si la relación entre la masa
salarial y el crecimiento hubiera sido mejor, se habría evitado la especulación
y el endeudamiento personal. Ahora no se trata de crear puestos público, al
mercado hay que hacerlo funcionar para que dé otro resultado, más empleo.
En América Latina -continúa- no
hubo crecimiento este año, pero se pronostica que crecerá en el próximo un 3%.
Si esto sucede, veremos a mucha gente contenta, pero muchos otros van a decir:
"a mí no me llega". Ahí vendrá la reacción social. Hasta ahora hubo problemas
puntuales, pero "una recuperación sin empleo decente llevará a protestas
masivas", advierte Somavía en la entrevista..
Por su parte, los ministros de Finanzas y las autoridades de los bancos
centrales del G-7, reunidos en Turquía, advirtieron que las perspectivas de
crecimiento de la economía mundial permanecen frágiles pese a los signos de
recuperación de los últimos meses.
El grupo de las siete naciones más industrializadas, compuesto por Estados
Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia, aseguró que no
había lugar para la complacencia.
El G-7 señaló que al no dar señales de mejoría el mercado laboral, es
necesario mantener los planes de estímulo. "Mantendremos nuestras medidas de
estímulo hasta que la recuperación esté asegurada", indicó en un comunicado.
El Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial advirtieron el viernes pasado que
la recuperación económica mundial podría fracasar si los gobiernos retiraran
sus medidas de rescate demasiado pronto.
Refiriéndose a los pronósticos optimistas de salida de la recesión el
presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo en una conferencia de prensa
que "El peligro hoy en día es el de la complacencia".
El
jueves pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) informó que la
economía estadounidense empezó a salir de la recesión pero el crecimiento
sostenido tardará en llegar debido al alto desempleo y a un sistema
financiero "desequilibrado".
La clave del
estallido social
El malestar social que generan la
quiebra de empresas con desocupación creciente y el deterioro de las condiciones
salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y
exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los
políticos y alienta las huelgas y protestas sociales que comienzan a extenderse
por toda el planeta.
El colapso financiero con
desaceleración económica y desempleo (por efecto de la contracción del crédito)
exportada originalmente de EEUU se contagia aceleradamente por las economías del
euro que afrontan crecientes huelgas y protestas sociales que han llevado a la
Unión Europea a decretar alerta roja y una agenda de reuniones de urgencia para
afrontar el terremoto económico con desocupación masiva.
En este escenario, la crisis
social con protestas y huelgas (consecuencia de la caída del consumo y los
despidos laborales) ya se perfila como un emergente de la crisis recesiva-
laboral y se sigue extendiendo peligrosamente por toda la geografía europea y
estadounidense.
A nivel social, esos procesos de
rebelión social van a ser protagonizados por dos actores centrales: Los pobres y
los
desocupados expulsados del mercado del consumo.
No es el mercado (en sus distintas
variantes macroeconómicas), sino que son los expulsados del mercado (los
excluidos sociales) los que van a protagonizar el desenlace decisivo de
la crisis global capitalista que se avecina.
Y hay una explicación lógica: La
crisis financiera y la crisis recesiva, cuyo emergente inmediato es la quiebra y
cierre de bancos y empresas, pueden ser reguladas y controladas por medio de
la inyección de billonarios fondos por los gobiernos y los bancos centrales
imperiales.
En cambio, para los efectos sociales
de la crisis financiera recesiva (la desocupación y el achicamiento del consumo)
no existe otro remedio que reocupar a la mano de obra expulsada si se
quiere evitar el colapso social y las revueltas populares.
Y para un capitalismo en crisis, cuya
lógica funcional pasa por expulsar trabajadores para mantener su tasa de
rentabilidad, esa es una tarea imposible.
Por lo tanto, los conflictos sociales
son inevitables como desenlace.