Los temas cambiarios no están incluidos en la agenda oficial de la cumbre del
Grupo de los 20 (G-20), que se llevará a cabo esta semana en Pittsburgh, pero
las políticas que se tratarán repercutirán en el papel dominante del dólar en
las finanzas y el comercio internacional.
Por Neil Shah y Alex Frangos - The Wall Street Journal
Los líderes de las 20 mayores economías del mundo les dan los toques finales
a un plan que estimularía a Estados Unidos a ahorrar más y mostrar una mayor
disciplina fiscal y a la vez exhortaría a China a cambiar la orientación de su
economía desde las exportaciones al consumo interno.
Si el plan cobra fuerza, los inversionistas anticipan que el dólar estará
bajo una mayor presión a medida que China y otros países asiáticos tratan de
apreciar sus monedas. Los esfuerzos para reparar los desequilibrios de la
economía global se producen en un momento difícil para el dólar, que se ha
devaluado frente a las principales monedas a raíz de la decisión de los
inversionistas de salir en busca de mayores retornos fuera de EE.UU., donde las
tasas de interés de corto plazo bordean 0%.
Algunos detractores, en especial en China y Rusia, han defendido la creación
de una alternativa al dólar como moneda de reserva del mundo e inversionistas
desde Warren Buffett al gigante de la renta fija Pacific Investment Management
Co. (Pimco) han expresado su preocupación sobre la fortaleza de largo plazo de
la divisa estadounidense.
"China y EE.UU. pretenden reequilibrar la economía mundial; permitir la
apreciación del yuan contribuiría con el tiempo a lograr este objetivo", afirma
Rebecca Patterson, directora global de tipo de cambio y commodities de J.P.
Morgan Private Bank. "Una menor intervención de China para prevenir el
fortalecimiento del yuan significa que China, de modo paulatino y a lo largo de
un lapso prolongado, acumularía menos reservas en dólares"
Las ventas de bienes de China a EE.UU. la han ayudado a amasar la cantidad
más alta de reservas en moneda extranjera del mundo, que ronda los US$2,1
billones (millones de millones), parte de los cuales después utiliza para
comprar bonos del Tesoro estadounidense. Esa demanda gigantesca de deuda de
EE.UU. fue uno de los factores que ayudó a inflar las burbujas inmobiliaria y
crediticia, al mantener el costo del financiamiento en niveles inusualmente
bajos.
El Índice de Futuros de Dólar ICE, que mide el desempeño del dólar contra una
canasta de las monedas de seis de sus principales socios comerciales, ha caído
casi 14% desde su máximo de marzo de este año, lo que deja a la divisa en el
mismo nivel en el que se encontraba cuando estalló la crisis financiera en
septiembre del año pasado.
El plan de la cumbre del G-20, llamado "Marco para un Crecimiento Sostenible
y Equilibrado", en esencia respalda la idea de un dólar más débil. Permitir la
caída del dólar representa una estrategia de "negligencia benigna", señala
Stephen Jen, director ejecutivo de BlueGold Capital Management LLP en Londres.
En otras palabras, las autoridades estadounidenses estarían más atentas a los
beneficios de un debilitamiento del dólar, como la mayor competitividad de sus
exportaciones, que preocupadas por un derrumbe de la moneda.
China ha comprado cantidades exorbitantes de dólares para impedir un
fortalecimiento del yuan y, de paso, mantener la competitividad de su sector
exportador. Los analistas señalan que China aguarda señales más nítidas de un
repunte en las exportaciones y en la economía global antes de permitir la
apreciación del yuan, que sería un paso hacia una economía más diversificada.
Un potencial relajamiento de la política cambiaria china ya figura en el
radar de los inversionistas. El mercado de intercambio de dólares y yuanes, un
indicador de las fluctuaciones entre las monedas, se ha inclinado últimamente
hacia un fortalecimiento del yuan.
Los analistas creen que China podría apreciar su divisa en los próximos seis
meses. Eso desataría medidas similares por parte de otros países asiáticos como
Corea del Sur, Taiwán y Singapur.
La reciente paliza a la que ha sido
sometido el dólar también ha servido para reanudar el debate sobre si los bancos
centrales del mundo, en particular el de China, seguirán usando al dólar como su
moneda de reserva predilecta. Los principales mercados emergentes, como Brasil,
Rusia, India y la propia China, han señalado que, a la larga, el mundo debe
dejar de usar al dólar como principal moneda de reserva.