Las agencias internacionales, citando
fuentes del Departamento de Justicia de EEUU, informaron este miércoles
que el presidente Barack Obama considera extender tres disposiciones de
la Ley Patriota contra el "terrorismo" promulgada durante el anterior
gobierno de George W. Bush.
Añadieron que esas disposiciones tienen que ver con el acceso de las autoridades
a archivos empresariales, escuchas telefónicas de presuntos
"terroristas", así como otras interceptaciones de comunicaciones.
En una carta dirigida a Patrick Leahy, presidente del Comité Judicial del
Senado, el secretario auxiliar de Justicia, Ronald Weich, indicó que el Gobierno
está dispuesto a considerar medidas adicionales de protección de la privacidad
"siempre que no debiliten la efectividad de estas importantes"
disposiciones.
Fuentes legislativas indicaron que el legislador respondió que es importante que
tanto el Gobierno como el Congreso "trabajen de manera conjunta para
garantizar la protección de la seguridad nacional y nuestras libertades civiles".
De esta manera Obama, cuya
administración congeló las investigaciones a la CIA por torturas de prisioneros,
amplía y complementa la política interna de seguridad heredada de la
administración Bush, que incluye la formación de tribunales especiales para
juzgar a sospechados de "actividades terroristas".
La Ley Patriota ha sido criticada por grupos de defensa de los derechos humanos
así como por grupos liberales y conservadores que han denunciado que otorga a
las autoridades "facultades excesivas para inmiscuirse en la vida privada de
los ciudadanos".
El cuerpo legal fue promulgado en el marco de la lucha contra el terrorismo
lanzada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y sirvió de
justificación doctrinaria para la planificación y ejecución de las invasiones y
ocupaciones de Irak y Afganistán.
También se sostiene que la administración Obama mantiene vigente el sistema de
"alarma antiterrorista" de colores que van desde el verde, que señala el
menor nivel de ataque, al rojo que indica una amenaza grave.
El sistema de alarma ha sido
ridiculizado por los cómicos de la televisión, y algunos legisladores
denunciaron que constituyó un "instrumento de manipulación" utilizado por
el pasado gobierno del presidente Bush.
Contraataque en Afganistán
Mientras tanto, y según la prensa
estadounidense, Obama y sus asesores estudian un replanteo ofensivo de su
estrategia militar en Afganistán donde los talibanes, además de producirles
bajas diarias a las fuerzas ocupantes, ya ocupan áreas cercanas a Kabul.
De acuerdo con The Washington Post,
el formidable avance talibán y el "fraude
electoral" en Afganistán, complicó extraordinariamente la estrategia de la Casa
Blanca, a punto tal que ahora el anuncio de aumento de tropas genera fuertes
resistencias en el Congreso y entre la opinión pública.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EEUU, almirante Mike Mullen,
señaló en una presentación en el Senado, que "una adecuada actuación de
contrainsurgencia probablemente requerirá el uso de más fuerzas".
Por su parte, el jefe de las
operaciones en Afganistán, general Stanley McChrystal, y el mismo secretario de
Defensa, Robert Gates, coincidieron en esa necesidad, con los asesores de Obama, y
se espera que el jefe del Pentágono haga la solicitud formal al Congreso en
cualquier momento.
En sintonía con los planteos de endurecimiento militar de los altos mandos, en declaraciones publicadas este miércoles por
The New York Times, Obama
reconoce por primera vez la necesidad de reconsiderar su estrategia actual y
enviar más refuerzos militares a Afganistán.
"El peligro de sobreactuar sin tener claros los objetivos y sin un fuerte apoyo
del pueblo norteamericano, es algo en lo que pienso constantemente", dijo Obama
al Times.
En tanto, el apoyo a la guerra de ocupación (tanto en Irak como en Afganistán),
se cae mientras predominan cada vez más las críticas y el rechazo entre la sociedad estadounidense.
De acuerdo con una medición
difundida el lunes por la CNN, un 58% de los ciudadanos se opone a la guerra
en Afganistán y solicita el regreso inmediato de las tropas.
Según los realizadores de la
encuesta, las dificultades para derrotar a los talibanes y la lentitud (si no
retroceso) con el que se conduce el proceso de "estabilización política", han
generado frustración entre la opinión pública y han hecho que la ocupación de
Afganistán "se parezca cada vez más a la de Irak".
Varios de los más influyentes legisladores demócratas se encargaron de advertir
a la Casa Blanca que, en estos momentos, no cuenta con respaldo en el
Capitolio para aprobar un aumento de tropas.
Carl Levin, el presidente del comité
de Fuerzas Armadas del Senado, solicitó a Obama que, antes de pedir más fuerzas,
ofrezca "pruebas de mejores resultados en la creación de un ejército afgano
solvente".
La opinión de Levin es respaldada por otros influyentes congresistas. "Creo que
por ahora el envío de más tropas no sería lo adecuado", señaló Dick Durbin.
"En este momento, tenemos que hacer lo que dice Levin, mejorar sobre el terreno
y ayudar a los afganos a que lleven estabilidad a su propio país", añadió.
Por su parte, la presidenta del comité de Inteligencia del Senado, Diane
Feinstein, propuso fijar una fecha límite para la presencia de soldados
norteamericanos en Afganistán, argumentando el peligro de extender su presencia
en un país inestable y "dudoso".
Actualmente el Pentágono cuenta con
62.000 efectivos en
Afganistán, y se pretende llevar esa
cifra hasta los 68.000 a finales de 2009.
Según el alto mando estadounidense,
el entrenamiento de
oficiales y soldados del ejército colaboracionista afgano avanza muy lentamente
y sus tropas no alcanzan el standard para contener la creciente ofensiva de
los rebeldes talibanes, que según un informe reciente, ya controlan
alrededor de un 70% del país.
El
Pentágono estima que las fuerzas colaboracionistas necesitan un mínimo de
cinco años para poder reemplazar a las fuerzas de EEUU y de la OTAN que hoy
permanecen asediadas por la ofensiva talibán.
Ante la reticencia de los socios europeos de la OTAN a aumentar su contribución,
los altos oficiales del Pentágono argumentan que sólo el despliegue de una
fuerza norteamericana de grandes proporciones disuasorias puede contener la
ofensiva de los talibanes y restablecer el predominio de la Alianza en
Afganistán. En otras palabras, hay que reforzar ahora para retirarse antes, como
ocurrió en Irak.
La Unión Europea, por su parte, en una reunión de sus ministros de Exteriores,
analizó esta semana en Bruselas el escenario político en Afganistán y discutió un posible cambio de estrategia en el país ocupado.
En la reunión se estudió la iniciativa lanzada por los mandatarios de Francia, Nicolas Sarkozy; Alemania, Angela Merkel; y Reino Unido, Gordon Brown, de
convocar una Conferencia Internacional sobre Afganistán en la que podría
comenzar a perfilarse un calendario para salir del país.
Algunos influyentes senadores
republicanos, entre ellos John McCain (el ex rival electoral de Obama) y
Lindsey Graham, junto con el independiente Joe Lieberman, firmaron el domingo un
artículo en el que alertaron que "más tropas no garantizarán el éxito en
Afganistán, pero no enviarlas es una garantía de fracaso".
En medio de la polémica, y según The Washington Post, Obama ya ha tomado
posición por un incremnto de tropas dentro de un rediseño más duro de la
estrategia de ocupación.
Para Obama (como lo fue para
Bush) contener al "terrorismo talibán" resulta esencial para prevenir un nuevo
"ataque terrorista" sobre EEUU.
La semana pasada, antes del acto de
recordación del 11-S, el gerente de turno del Imperio prolongó el estado de "emergencia nacional contra el
terrorismo", argumentando la continua "amenaza
de ataques" contra el país norteamericano.
"Dado que la amenaza terrorista sigue vigente, el Gobierno y las autoridades
hemos decidido que el estado de emergencia debe continuar más allá del 14 de
septiembre de este año", declaró el gerente de la Casa Blanca en un comunicado.
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