"El
mal existe en el mundo",
dijo el apóstol negro de la paz que comanda (como presidente USA) la fuerza
militar nuclear más poderosa de la tierra.
"Un movimiento no violento
no podría haber detenido al Ejército de Hitler (por extensión compara a la
resistencia de Irak y Afganistán con los nazis). Unas negociaciones no pueden
convencer a los líderes de Al Qaeda de que depongan las armas", añadió fijando
el objetivo de la "guerra contraterrorista" empezada por Bush.
Después de defender la necesidad de
recurrir a la fuerza en ciertos supuestos, Obama explicó cuáles son, desde su
punto de vista, las maneras de intentar "construir una paz justa y duradera"
con el fin de evitar guerras.
En el decálogo discursivo de Obama (un pastiche disfrazado de la "doctrina Bush")
para construir una "paz duradera", primero hay que terminar con los países (de
"eje del mal") que "infringen las normas y las leyes". "Es necesario
desarrollar alternativas a la violencia que sean lo suficientemente duras como
para modificar comportamientos, y entre ellas citó las "sanciones" y la
"presión" de la comunidad internacional, que debe estar unida para ser eficaz",
señaló invocando a sus socios sionistas del eje UE-Israel.
Además, Obama reconoció que, en
parte, la polémica que ha generado la decisión del Comité Nobel noruego se debe
a que es el comandante en jefe de un país que está "en medio de dos guerras", la
de Irak y la de Afganistán (y se olvidó de un agregado: Irak y Afganistán no
lanzaron ninguna "guerra", sino que fueron invadidos por EEUU) .
"No existe una fórmula sencilla. Pero
debemos hacerlo lo mejor que podamos para equilibrar el aislamiento y el
compromiso, la presión y los incentivos, para que los Derechos Humanos y la
dignidad avancen con el tiempo", añadió con total impunidad el gerente
eventual de la Casa Blanca.
La combinación de genocidio militar
con "democracia y derechos humanos" de Obama concitó adhesiones por "derecha" y
por "izquierda" en el espectro político y comunicacional del Imperio.
“Creo que el discurso fue realmente muy bueno”, declaró el
político ultraconservador Newt Gringich a la radio
WNYC. “Entendió claramente que había
recibido el premio de forma prematura, pero lo utilizó para recordar a la
gente que, por encima de todo, como dijo, existe el mal en el mundo”,
añadió.
Una opinión muy parecida la expresó el bloggero Thomas
Lifson en Commentary.
Según Lifson, el discurso fue “sorprendente”, y señala que “debe haber dejado a
las bases progresistas preocupadas”.
En varios blogs de derecha se
apuntaba a que el discurso de Obama, con su referencia a la “existencia del
mal” se asemejó a los que pronunciaba el presidente Bush.
Las opiniones de "izquierda" y
"derecha" imperial coincidieron en general en que el presidente fue capaz de
defender con persuasión sus argumentos sobre la necesidad de utilizar
"excepcionalmente" la fuerza contra algunos "enemigos brutales" (leáse:
los combatientes que resisten las invasiones militares USA-OTAN).
En la trinchera ideológica de los "progres"
imperiales, en general, se aplaudió
el estilo y el discurso de Obama. John Nichols, en el portal progresista
Nation.com calificó el discurso del presidente de “excepcionalmente bien
razonado, y apropiadamente humilde”. Nichols coincidió con el Dalai Lama, que
quiso ver de forma positiva la entrega del Nobel, y señaló que “le dará
valor, y una mayor responsabilidad moral”.
Otro "cerebro analítico", Joe Klein, uno de
los más influyentes analistas
políticos de la revista Time, también elogió “un discurso intelectualmente
riguroso, y moralmente lúcido que equilibró la lógica de ir a la guerra con
la de construir un mundo más equitativo y pacífico”.
Hasta la estupidez de la "guerra
justa", vamos bien, pero en el terreno de las operaciones militares contra la
resistencia taliban el escenario se pone cada vez más negro para las tropas
invasoras.
Curiosamente, no son los analistas
"progresistas" o "conservadores" los que destacan la posibilidad de una
derrota militar sino los propios jefes del Pentágono quienes vienen
advirtiendo sobre la imparable ofensiva de los talibanes que ya acampan cada vez
más cerca de Kabul, de donde su gobierno fue expulsado tras la invasión USA-OTAN
en el 2001.
Según sus
propios comandantes, EEUU va perdiendo la guerra militar de ocupación en Afganistán, y esta
situación no solamente tensiona el enfrentamiento interno entre los
sectores ultra conservadores y la administración demócrata que maneja la agenda
exterior, sino que también desacomoda a sus aliados de la OTAN, que no saben cómo
escapar del pantano.
La nueva escalada militar anunciada por Obama a su vez
dispara el "síndrome Vietnam" en EEUU y Europa cuyas sociedades profundizan cada
vez más el rechazo a la guerra de ocupación en Irak y Afganistán.
Por otra parte, la "guerra justa"
de Obama y el anuncio del presidente imperial de
enviar 30.000 soldados adicionales a Afganistán, no intimidó a los rebeldes
talibanes, que amenazaron con incrementar su escalada mientras advertían que
habrá muchos más militares invasores muertos en las operaciones que se se
avecinan.
"Obama verá desfilar muchos ataúdes de soldados estadounidenses muertos en
Afganistán", auguró el portavoz del movimiento talibán afgano, Qari Yusuf Ahmadi.
"Se verán obligados a una retirada vergonzosa", agregó, en diálogo con la
agencia AFP.
La advertencia talibán apunta a la
opinión pública estadounidense -y europea- cada día más reticente a que las
tropas occidentales permanezcan en el polvorín afgano, donde los ataques de
los talibanes se multiplican y han dejado cientos de muertos y heridos, civiles y
militares, en los últimos meses.
En los ocho años que lleva la guerra de ocupación
lanzada por
Washington en octubre de 2001, ya murieron más de 926 soldados estadounidenses
en el país centroasiático (unos 300 este año).
El temor es que una ofensiva
indefinida, como en Irak, termine demostrando que algunas guerras (como la
sangría estadounidense en Vietnam, entre 1958 y 1975) son imposibles de ganar,
incluso para la maquinaria bélica de EEUU.
Ese es el punto en que la "guerra
justa" de Obama (destinada a licuar y disfrazar la ocupación militar) solo queda
en la estupidez del discurso mediático sin sentido.
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