Sin
resolución de fondo en los problemas estructurales, la reforma financiera
y la creación de una moneda supranacional en sustitución del dólar, como
exigían la Unión Europea y los "emergentes", el G-20 solo aprobó los puntos
principales que impulsaban EEUU y Reino Unido:
A) Mayor poder al
FMI como gendarme regulador y controlador del sistema financiero imperial hegemonizado por el dólar como moneda patrón de las transacciones
internacionales.
B) Lanzamiento
(disfrazado de "estímulos" financieros para superar la crisis) de un
nuevo proceso de endeudamiento de los países subdesarrollados, comandado por
el FMI, cuyo objetivo es una transferencia en masa de las reservas en dólares
acumuladas por los países periféricos durante el "crecimiento económico" hacia
los bancos centrales del Imperio, quienes van a utilizar esos fondos para paliar
su propia crisis.
C) Sostenimiento del
"libre mercado" sin trabas proteccionistas nacionales en los países
"emergentes" y "subdesarrollados" de Asia, África y América Latina, destinado a
impedir que adopten decisiones de resguardo nacional
de sus reservas y de sus recursos para afrontar la crisis global.
Estos tres
puntos centrales (aprobados por el G-20) resumen el fracaso contundente tanto
de los llamados "emergentes" como de las potencias centrales del euro
asociadas a EEUU en la depredación capitalista del planeta.
Ni China ni
Rusia pudieron imponer su propuesta de sustituir al dólar por una moneda
"supracional", ni las potencias centrales del euro, comandadas por la Francia de
Sarkozy, consiguieron imponer sus objetivos de "refundar el capitalismo"
dentro de un nuevo "orden mundial" y sin EEUU como potencia hegemónica.
En resumen,
y con el FMI (controlado por EEUU, y en menor grado por la UE) como
prestador y supervisor, las reservas de Asia, África y América Latina, van a ser
transferidas (mediante el endeudamiento) para generar una nueva "burbuja
financiera" por la cual los grandes consorcios sionistas de Wall Street
y de las metrópolis europeas y asiáticas van a utilizar la crisis para
"hacer negocios". Como ya los están haciendo en los países centrales.
La Cumbre cuadruplicó las reservas
del FMI en US$ 1 billón, que convierte al organismo multitaleral en lo más
similar a un Banco Central del mundo que interviene en última instancia
para evitar el derrumbe de sus miembros acosados por la crisis recesiva global.
Así como los bancos centrales de las
metrópolis imperiales de EEUU y Europa pilotean los "rescates" de empresas y
bancos quebrados (con dinero publico y garantía estatal), de la misma manera
el FMI va a cumplir el mismo rol a escala de los gobiernos de los países
"emergentes" y "subdesarrollados" del Sur periférico.
"Decidieron aplicar la misma medicina
que está matando al paciente: un billón de dólares, más dinero para un hueco
sin fondo; pero no sólo eso, sino que decidieron fortalecer a uno de los
grandes culpable de la crisis que es el FMI, que por el contrario habría que
cerrarlo", señaló el presidente de Venezuela, Hugo Chávez
Y, como lo
resalta The Wall Street Journal, el FMI no es la única entidad
internacional que va a tener "responsabilidades" en el comando del nuevo
proceso de endeudamiento para "chupar" las reservas del Sur periférico.
La Junta
de Servicios Financieros -un grupo de reguladores representantes de la banca
internacional sionista con sede en Suiza- tendrá la misión de coordinar los
"grandes cambios regulatorios globales" del sistema financiero.
La
Organización Mundial del Comercio, por su parte, se encargará de velar para que
los miembros del G-20 cumplan sus promesas de "mantener a raya el
proteccionismo" (léase, evitar que los países periféricos tomen decisiones
autónomas sobre sus reservas y comercios exteriores).
Los
expertos calculan que a través de los "rescates financieros" para salvar a las
entidades y bancos quebrados en EEUU y en Europa (mediante un nuevo
proceso de créditos y endeudamiento con respaldo de fondos públicos y garantía
de los Estados imperiales) los grandes consorcios financieros sionistas ya
reciclaron una "burbuja financiera" de negocios con la crisis cuyo monto
final puede llegar a superar los US$ 20 billones en el corto plazo.
Con las
nuevas medidas impulsadas por EEUU y aprobadas en el G-20, se busca (con el FMI
como operador central) reciclar esta nueva "burbuja" de "negocios en la crisis"
en toda la periferia de Asia, Africa y América Latina a través del
endeudamiento y pago de los créditos con las reservas acumuladas.
Lo
que en definitiva buscan las nuevas medidas "regulatorias" con el FMI como actor
central en el Sur periférico, es "institucionalizar" lo que ya están
haciendo los Estados "emergentes" y "subdesarrollados": "Salvar" a las empresas y bancos privados con dinero público, recreando simultáneamente un
multimillonario negocio capitalista con la crisis.
De esta
manera, de mano del FMI y del nuevo proceso de endeudamiento, los consorcios
financieros imperiales se "chupan" los fondos frescos de las reservas
del Sur a través del endeudamiento y los intereses de los préstamos
destinados a "salvar" a los bancos y empresas de la quiebra.
Un
jeroglifico financiero sólo explicable en el proceso de "suma y resta" de la
explotación capitalista, que, por ahora, tiene al dólar y al Imperio USA como
patrones universales.