El primer tramo del macro-negocio
privado con la crisis financiera se inició en octubre pasado con la aprobación
por parte de la Cámara de Representantes de EEUU del plan de crisis de Bush
para salvar a las entidades quebradas con dinero público. Una operación
inicial de US$ 700.000 millones que el Tesoro USA (por medio de emisiones de
deuda pública) entregó a los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal.
(Ver:
Quiénes controlan el negocio del plan de rescate
financiero: El papel de Goldman Sach).
En esta
línea de orientación, la administración de Barack Obama (controlada por el lobby
sionista del Partido Demócrata, e integrada en todas sus líneas estratégicas por
ex funcionarios de Bill Clinton) lanzó el viernes una versión calcada y
triplicada del plan "anticrisis" de Bush-Paulson para
rescatar "activos tóxicos" de bancos y entidades quebradas por la crisis
financiera-recesiva que estrangula la economía norteamericana.
El secretario del Tesoro de Estados
Unidos, Timothy Geithner, anunció finalmente la pieza central de su plan de
rescate financiero: la creación de las "sociedades público-privadas" que estarán
encargadas de comprar préstamos y valores "tóxicos" en poder de los bancos en
apuros.
Sus dos anuncios de la semana
pasada --sobre la regulación
financiera y la compra de los activos tóxicos que ahogan a los
bancos-- fueron diseñados, en parte, para allanar el camino hacia la cumbre del
Grupo de los 20 que se realizará el 2 de abril en Londres. EEUU discrepa de la
postura de países como Francia y Alemania, que buscan que los fondos de
cobertura sean regulados de forma aún más estricta.
Comprar barato y vender caro
El llamado programa público-privado
anunciado el viernes por el secretario del Tesoro de Obama, Timothy Geithner (ex
presidente de la Reserva Federal de Nueva York)
para comprar los activos (bonos y acciones) invendibles de los bancos y sus préstamos incobrables
ha sido diseñado para que un grupo de bancos y fondos de inversión
integrantes del sistema privado de la Reserva Federal, oferten y adquieran los
llamados "activos tóxicos" devaluados por una suma superior a la que el banco
obtendría en una venta corriente.
"La idea básica es conformar una sociedad público-privada, a la que
llamaremos Public Investment Corp [Sociedad de Inversión Pública], que reúna
dinero público y privado para comprar los activos tóxicos, sobre todo,
hipotecarios", informó el domingo Austan Goolsbee, consejero económico de la Casa
Blanca.
Según trascendió, la medida tendrá como objetivo limpiar "activos tóxicos"
del sistema mediante el recurso de "comprarlos" con miles de millones de
dólares de fondos públicos, a lo que se sumaría un aporte incierto, de orden
privado.
La sociedad Estado-superbancos oferta
comprar "activos tóxicos" a bancos quebrados o a bancos que han comprado a
precio de ganga activos de entidades quebradas, como es el caso, por ejemplo,
de Bank Of América o del Morgan Chase.
Para incentivar la operación
financiera, el
Estado USA aporta o garantiza aportes por el 90 por ciento del valor de la
adquisición a tasas de interés cercanas a cero.
Según The Wall Street Journal, si un banco tiene un préstamo
hipotecario de US$100 que logra venderle a la entidad pública-privada por US$84,
los inversionistas privados contribuyen apenas con US$6. El Tesoro pone US$6
y el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) de EEUU garantiza un préstamo por US$72, y no necesita que el Congreso lo apruebe.
Los bancos que han hecho adquisiciones, como J.P. Morgan Chase, Wells Fargo y Bank of
América (que integran la flamante sociedad Estado-privados), han
rebajado el valor de algunos de los préstamos en los portafolios de los bancos
que compraron, para convertirse en vendedores.
En esencia, el macro negocio financiero con la crisis, en su primer paso
con Bush, consistió en
"comprar barato": Ofertar y adquirir a precios irrisorios los activos
(bonos y
acciones devaluadas) de las entidades y bancos quebrados (ejemplo, las compras
de entidades quebradas por parte Bank Of América
y Morgan Chase).
El segundo paso (con el plan de
compra de "activos tóxicos" de Obama) consiste en
"vender caro": Revalorizar" esos activos y acciones (en manos de
bancos quebrados o de compradores de bancos quebrados) mediante su recompra
por parte del Estado USA a valores actuales de mercado.
Los súper bancos "ganadores" (que
devaluaron activos de bancos quebrados para comprarlos) ahora, con el plan de
Obama, pueden recapitalizarlos o venderles a precio de mercado al Estado
USA por medio de las asociaciones públicos-privadas.
Los bancos que han hecho adquisiciones de entidades quebradas,
como J.P. Morgan Chase, Wells Fargo y Bank of America, han rebajado el valor
de algunos de los préstamos en los portafolios de los bancos que compraron, así
que podrían ser vendedores.
En síntesis, el negocio con el plan
de rescates y de compras de activos "tóxicos" de Obama se resume en tres pasos
fundamentales:
A) valiéndose del Estado USA las mega
corporaciones que crearon la pirámide de la crisis
utilizan dinero público para recrear una nueva burbuja financiera privada.
B) En consecuencia, la función del
dinero privado en la generación de una nueva burbuja financiera, pasa a ser
ocupada por el dinero público.
C) La nueva rentabilidad capitalista consiste en revalorizar
(con dinero público y garantía estatal) los activos quebrados a valor actual
de mercado.
De esta manera, se consuma la regla
axiomática funcional de la especulación financiera sionista: "Comprar barato"
(durante la crisis) y "vender caro" (durante el proceso de solución de la
crisis).
Mientras la economía norteamericana
padece una feroz crisis recesiva con quiebra generalizada de empresas del sector
industrial y comercial, con despidos laborales masivos, los poderosos
conglomerados bancarios que integran el sistema de la Reserva Federal
reciclan una burbuja ganancial con el Estado USA como instrumento.
En la realidad, el plan de Obama no es nada más que un reciclado
de los planes de Bush: Salva a los bancos y a los que hacen el negocio
financiero con los rescates, utiliza el dinero publico para salvar al sistema
capitalista de los privados, pero no salva a la economía real ni al
presupuesto familiar de los estadounidenses que financian la operación con sus
impuestos.
¡Robo al pueblo estadounidense!
|
Obama y el secretario del Tesoro,
Timothy Geithner (a la izquierda) en una conferencia, antes de la investidura
del actual presidente de EEUU. |
El proyecto despertó críticas de varios sectores, que ponen en duda el
funcionamiento del plan. La edición dominical de The New York Times,
diario que, hasta ahora, estuvo cerca de Obama, disparó: "El plan que van a
anunciar es justamente el que no hay que hacer".
Las percepción generalizada -señala por su parte The Wall Street Journal-
es que Wall Street se enriquecerá a costa de los subsidios
de los contribuyentes. "¡Robo al pueblo estadounidense!", dijo el premio
Nobel Joseph Stiglitz.
Por su parte, el economista también ganador del premio Nobel Paul Krugman dijo en
comentarios publicados la semana pasada que el reciente programa de rescate financiero
del Tesoro estadounidense está prácticamente destinado a fracasar.
Según Krugman: "Este plan producirá grandes ganancias para bancos que no
necesitan ayuda. Y servirá de muy poco para reafirmar a los que ya tienen
seriamente amenazado su capital".
"Esto no se trata realmente de dejar que
los mercados funcionen. Esta es sólo una forma indirecta, encubierta, de
subsidiar la compra de malos activos", añadió Krugman, quien se refirió
al proyecto como una idea reciclada de los planes de Bush.
"El hecho es que los ejecutivos
financieros literalmente apostaron sus bancos bajo la creencia de que no había
una burbuja inmobiliaria y la creencia de que la deuda familiar sin precedentes
no era un problema. Ellos perdieron esa apuesta. Y ninguna cantidad de magia
financiera, que eso es a lo que apuesta el plan de Geithner, va a cambiar ese
hecho", escribió Krugman en The New York Times.
"Si este plan falla, como es casi seguro
que lo haga, es poco probable que (Geithner) pueda ser capaz de persuadir al
Congreso para que otorgue más fondos para hacer lo que tuvo que hacer desde un
comienzo", advirtió Krugman.
La suma a utilizar hasta ahora por el
gobierno de Obama (unos US$ 2,5 billones) ya casi triplica el plan de
"rescate financiero" lanzado por Henry Paulson (el último secretario del
Tesoro con Bush) en octubre pasado, que no sirvió para detener la
profundización de la crisis financiera-recesiva que ya se extiende por todas las
variables del proceso económico estadounidense.
Los emergentes
Pero, para tener una idea del potencial que encierra este macro negocio
financiero con la crisis hay que señalar que solamente los bonos emitidos
para asegurar los títulos en circulación suman US$ 25 billones.
Y, para
tener una idea de esta cifra, hay que puntualizar que todo el PBI mundial es de
US$ 65 billones.
El secreto -dice The Wall Street Journal- para financiar el plan de Geithner no es el dinero privado, sino los fondos del gobierno que no
requieren de la aprobación del Congreso.
La Reserva Federal está haciendo algo
similar por el lado de los valores: puede imprimir cantidades ilimitadas de
dinero sin permiso del Congreso, señala el financiero neoyorquino.
En
general, la prensa y los analistas estadounidenses coinciden en que el costo billonario del
super-rescate (que pagará la población a través de los impuestos) potencia el
proceso de crisis estructural con desocupación por el que atraviesa la
economía estadounidense.
La
mayoría de los analistas proyectan un
agravamiento de la presión fiscal (suba de impuestos) y un recorte de
planes y beneficios sociales como el emergente más inmediato del mega-salvataje
estatal a la banca imperial iniciada por Bush y continuada por Obama.
Lo que
incidirá en una mayor suba de precios y recorte del consumo (ya desatados), que
se sumarán a los estragos de la crisis crediticia, para potenciar el proceso
inflacionario-recesivo en que se encuentra la economía de la primera
potencia imperial del planeta.
Opina
The Wall Street Journal que "si los mercados de crédito continúan
paralizados, el impacto sobre las empresas y los consumidores podría ser
amplio, reduciendo el acceso a los préstamos, lo que disminuiría el gasto y
la inversión. Los economistas señalaron que la contracción del crédito podría
producir más despidos y provocar una reducción importante de las tasas de
interés por parte de la Reserva Federal".
Según The Wall Street Journal, en este escenario se espera que, así como sucedió con la banca y las
instituciones quebradas por la crisis subprime, en los próximos meses más
empresas ingresen en un proceso de bancarrota y anuncien nuevos despidos
(sumados a los ya existentes), y los consumidores se ajusten aún más el
cinturón, a medida que la ausencia de crédito afecta su capacidad de
endeudamiento.
Pero este pensamiento generalizado
entre los analistas de la economía real, no parece hacer mella en los grandes
consorcios bancarios beneficiarios del plan que el viernes 27 se reunieron con Obama para "agradecerle" (¿Por los servicios
prestados"?).
Al encuentro con el presidente USA
acudieron ejecutivos y delegados, según la Casa Blanca, de los más importantes
bancos y fondos de inversión que integran la red del sistema privado de la
Reserva Federal, encabezados en primera línea, entre otros, por Bank Of
América, J.P. Morgan Chase, Fargo, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Citigroup, representados en la Asociación de Banqueros Americanos y la
Comunidad Independiente de Banqueros.
La crema de la crema del lobby judío
financiero que, desde la catedral del Imperio, hace negocios (y concentra
riqueza) tanto con las "burbujas" como con las "crisis".
*****
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados
en la Web.
Ver sus trabajos en
Google