(incapacidad, codicia, corrupción, etc)
y no del sistema dominante.
Desde el nuevo
presidente del Imperio USA, Barack Obama y los lideres de las potencias
centrales hasta el último gerente político de los países que integran el
circuito globalizado del planeta controlado por las corporaciones
transnacionales, hacen lo que pueden para convertir el colapso capitalista
en una crisis producida por "errores humanos".
De esta manera,
sacan de escena la
responsabilidad del sistema capitalista que, como emergente totalizado sólo produce para dar rentabilidad a los consorcios capitalistas trasnacionales
que controlan los sistemas económicos productivos, los mercados internos y los
comercios exteriores tanto de los países centrales como de los periféricos.
Las razones por las cuales el
sistema capitalista entra en crisis periódicas no se explican por "errores
humanos", sino por el emergente de su propia dinámica y modelo de funcionamiento
histórico que no está diseñado para servir al bienestar general y al reparto
equitativo de los bienes producidos entre la sociedad, sino para concentrar
riqueza y capital en pocas manos.
En primer lugar,
la lógica histórica de la rentabilidad y
concentración del capital en pocas manos, segmenta y achica la producción
(el capitalismo sólo produce para quien pueda pagar), genera pobres y marginados excluidos del mercado
y sin capacidad de consumo, y desata desocupación con pérdida del consumo que
periódicamente producen crisis y conflictos sociales que alteran la gobernabilidad
del sistema.
Y hay un
principio axiomático probado por la realidad: Así como las potencias centrales
(con EEUU a la cabeza) son las grandes exportadoras de crisis mundial,
los bancos y empresas transnacionales imperiales son los grandes exportadores
de desocupación masiva a escala global.
Ante el
derrumbe del modelo de explotación capitalista "globalizado" esos bancos y
trasnacionales del Imperio (que hegemonizan el control sobre el comercio
y los sistemas productivos a escala global) descargan la crisis sobre las
espaldas de los obreros y empleados que pasan a la categoría de
"desocupados".
De
manera tal que las crisis periódicas del sistema no se producen por "errores
humanos" (como quieren demostrar Obama y los gurúes del sistema), sino por el
achicamiento de los márgenes de rentabilidad capitalista que conduce a la
reducción de la producción y del consumo y a los despidos masivos como ya está
sucediendo en Europa y EEUU.
Al contrario de lo que pregonan los
analistas y autoridades del sistema, el colapso financiero-recesivo, originado
en EEUU y Europa, y que ya se proyecta a las economías centrales y periféricas
a escala global, no se trata de una crisis por "falla de las normas de
regulación y control financiero", sino de una reestructuración
económica-financiera global impulsada por la dinámica histórica de
concentración del capital en pocas manos.
Al
sistema capitalista, representado en el G-7 (países ricos) que acaba de celebrar
una cumbre, no le interesa resolver la crisis social emergente de la
desocupación, sino la crisis de rentabilidad producida por la crisis financiera
recesiva proveniente de la competencia intercapitalista por el control de
los mercados.
La
crisis se expande y multiplica a escala global: El colapso financiero con
desaceleración económica y desempleo (por efecto de la contracción del crédito)
exportada originalmente de EEUU se contagia aceleradamente por las economías
del euro que afrontan crecientes huelgas y protestas sociales que han llevado a
la Unión Europea a decretar alerta roja y una agenda de reuniones de urgencia
para afrontar el terremoto económico recesivo.
El
colapso financiero recesivo con epicentro original en las economías imperiales
USA-UE ya se convirtió en derrumbe nivelado de la economía real a escala
mundial.
La
crisis recesiva con desempleo masivo que azota con dureza extrema a la
primera potencia imperial, EEUU, ahora arrasa también con las economías
centrales de la zona del euro donde se registran huelgas y protestas sociales
que barren con la estabilidad de los gobiernos desde Francia, Reino Unido,
España, hasta Bélgica e Islandia.
A medida que las
consecuencias de la desocupación y el desplome del poder adquisitivo del salario
se hacen sentir por toda Europa, la protesta social y sindical gana la
calle en cada vez más países, para expresar el descontento.
El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de
las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de
consumo, exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de
confianza en los políticos y alimenta las huelgas y protestas sociales que
comienzan a extenderse por toda la geografía europea.
"La situación es preocupante y
puede empeorar en los próximos meses", alertó el director gerente del Fondo
Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. "La crisis amenaza con
provocar protestas "casi en todas partes", advirtió.
Todo el planeta (globalizado y
nivelado por el sistema capitalista "único") está aquejado de los mismos
síntomas: Derrumbe de los precios del petróleo y de las materias primas
(deflación de los precios internacionales), devaluación de las monedas y
revaluación el dólar, colapso financiero con quiebra de bancos, crisis
crediticia con achicamiento del consumo, suba de precios internos de los
alimentos y la energía y oleadas de despidos laborales constantes en EEUU y las
potencias centrales.
Los billonarios paquetes de
"rescate bancario" estatal con dinero de los impuestos (pagado por toda la
población de los países donde se han instrumentado) no han servido de antídoto y
han fracasado estrepitosamente como medida para enfrentar la crisis mundial, que
ha devenido de financiera a recesiva a escala global.
En los primeros día del año 2009 (y
como clara señal de que el planeta ya ingresó en la "crisis estructural"), se
reafirmó la ola de de despidos laborales que certifica la presencia de
una recesión a escala planetaria, cuyo centro gravitante y expansivo se
encuentra en EEUU y Europa, potencias directrices del sistema capitalista a
nivel global.
En un
orden secuencial, para que la crisis se convierta en "global" (el
desenlace) tiene que haber una convergencia interactiva de la "crisis
financiera" (los mercados del dinero), la "crisis estructural" (la
economía real) y la "crisis social" (el impacto de la crisis
económica-financiera en la sociedad).
La
confluencia interactiva de estos tres factores es lo que va a posibilitar, a
corto plazo, el desenlace de la "crisis global" del sistema capitalista donde
los gobiernos (centrales y periféricos) van a perder el control social y
político de sus países por medio de las huelgas y estallidos sociales
generados por la desocupación masiva y la suba de precios.
Solo la
convergencia interactiva de estos tres factores (por acumulación de crisis) va a
producir (a modo de desenlace) la "crisis global" del sistema capitalista
proyectada desde las economías centrales (USA-UE) a los países que integran la
red a escala planetaria.
La desocupación es el elemento clave,
el detonante estratégico, que marca el principio del desarrollo de la crisis
estructural con pérdida de la gobernabilidad (económica, política y social)
de los Estados que integran desigual y combinadamente la red "globalizada" del
sistema capitalista, cuyos resortes de decisión se encuentran en EEUU y en
Europa.
La desocupación es la matriz de la
pérdida de gobernabilidad por una razón esencial: Los despidos masivos de
obreros y empleados son el barómetro y marcan el momento exacto en que la
crisis se sale de la "superestructura" económico financiera y se mete dentro de
la sociedad.
La desocupación sigue una línea
claramente definida: Nace en los sectores financieros, de servicios o
industriales de Europa y EEUU (los exportadores imperiales de la recesión) y
se proyecta a los países "emergentes" o periféricos mediante las filiales de las
empresa y bancos trasnacionales (con casa matriz en los países centrales)
que empiezan a despedir, suspender o recortar horas a sus planteles de
trabajadores.
Metodológicamente esto indica que,
impulsada por la dinámica de los países centrales, la desocupación en los países
periféricos (de Asia, África y América Latina) comienza por los bancos y
empresas trasnacionales que controlan el sistema económico productivo y los
comercios interiores y exteriores de los países, y que dan trabajo a la mayoría
de la mano de obra urbana empleada (eso explica porqué la desocupación es
simultánea a la de los países centrales).
En resumen, los despidos (el
"impacto social") conforman la "noticia estratégica" que rompe el statu quo de
la "crisis superestructural" (controlada por los gobiernos) y la
convierten en "crisis social".
Las huelgas y los estallidos sociales
(como respuesta inmediata a la desocupación en masa) conmocionan los pilares del
control institucional y político de los Estados capitalistas, anarquizan la
economía, y hacen estallar el sistema, como antes la desocupación hizo
estallar al individuo.
La desocupación es la clave, el
principio funcional, de la crisis capitalista extendida a escala global.
Conforma la ruptura de la última
línea de supervivencia del individuo y es la sustancia matriz del descontrol
económico, político y social de los gobiernos capitalistas.
Y hay un dato central que diferencia
a la "crisis social" de las precedentes (la financiera y la
estructural"): Las huelgas y estallidos sociales no se controlan con "salvatajes
financieros, sino con represión masiva.
Y la represión masiva genera el
caos del sistema y retroalimenta los estallidos (que a su vez retroalimentan
la represión), se rompen los marcos institucionales y políticos: El Estado y el
sistema capitalista pierden el control y entran en crisis, no superestructural
sino "total" .
Tomada
en términos del sistema capitalista (el organismo), la crisis sólo sobreviene
cuando se quiebran las variables de "gobernabilidad" sobre los que están
construidos los pilares de su funcionamiento a escala global.
La condición esencial para el
funcionamiento del Estado capitalista (tanto en los países centrales como
periféricos) se resume en tres factores: Estabilidad económica,
gobernabilidad política y "paz social".
Esas tres condiciones son básicas para que el "sistema" (la estructura
funcional) de los negocios y la rentabilidad capitalista funcionen sin
interferencia y no se alteren las líneas matrices de la propiedad privada y
concentración de riqueza en pocas manos.
Cuando por alguna razón se altera
alguno de estos tres factores, el sistema entra en crisis, y debe generar
inmediatamente alternativas para preservar su supervivencia.
La verdadera crisis del sistema
capitalista va a comenzar a desarrollarse cuando el proceso de despidos
laborales se torne masivo y las víctimas sumen centenares de miles hasta
millones multiplicadas por todo el planeta.
La actual dinámica es indicativa
de que los despidos laborales ( a diferencia de la crisis económica
financiera que se desarrolló primero en el centro) ya comienzan a multiplicarse
y van a ser simultáneos en los países centrales y en los periféricos, por vía de
las transnacionales, y en consecuencia, el estallido de la crisis va
seguir un proceso nivelado y simultáneo en todo el planeta.
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