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Ehud Barak, ministro de Defensa, Tzipi Livni, ministra de
Relaciones Exteriores y el primer ministro Ehud Olmert. |
E
l mando militar y el gobierno de
Israel, a veces, dan la sensación de ciclotímicos con sus decisiones en
Gaza que varían día a día, incluso hora a hora, pero en realidad esas
contradicciones y cambios operacionales tácticos en su escalada militar
responden a las presiones y luchas internas que se han desatado entre los
halcones de Tel Aviv por el control de las operaciones.
Desde el
lunes pasado, Israel se mostró proclive a una "tregua humanitaria" en Gaza,
pero 24 horas después endureció su posición y anunció que los bombardeos no
se detendrán hasta la destrucción de Hamás y su infraestructura, mientras
anunciaba una operación terrestre para terminar de limpiar la región de búnkeres
"terroristas".
Un
ejercicio peligroso que, según expertos israelíes y estadounidenses, puede
detonar una situación de caos generalizado en Gaza y un posible ingreso
de Irán, Siria y Hezbolá en el tablero explosivo de Gaza. Ese es el punto
más controversial que desata una posible profundización de la masacre israelí en
la Franja por estas horas
A pesar
de los "cambios" continuos de rumbo en lo discursivo, y según se pudo
verificar en el flujo de la información, la aviación judía no paró en ningún
momento sus bombardeos demoledores en Gaza donde en el séptimo día, según la
información oficial, ya se contabilizan más de 420 muertos y más de 2000
heridos.
Pero la devastada Gaza no sólo
enfrenta la escalada indetenible de la superpotencia judía, sino que también
sobre su territorio se cierne una potencial intervención de tropas extranjeras
en caso de que Israel acepte una negociación con participación de la ONU como
proponen los socios del eje sionista USA-Israel, Francia, Egipto y Turquía .
El
jueves la canciller Livni, la "dama de hierro" judía, rechazó enfáticamente en
Francia cualquier acuerdo de "tregua humanitaria" negando, como lo afirman
la ONU y todas las agencias internacionales que actúan en la Franja, que en Gaza
exista un estado de catástrofe humanitaria como consecuencia del bloqueo y los
bombardeos.
Según el
diario Haaretz, el alto mando militar propuso el miércoles al Gobierno el
lanzamiento de una operación terrestre a gran escala para terminar con los
"nidos de terroristas" que lanzan, noche y día, cohetes que aterrorizan a las
ciudades fronterizas israelíes.
De
acuerdo con el diario, durante la reunión del gabinete de seguridad -que reúne a
los mandos político y militar- la cúpula militar recibió luz verde para
continuar y ampliar las operaciones e iniciar una ofensiva terrestre en Gaza.
Desde
hace setenta y dos horas, Israel mantiene desplegados efectivos de infantería y
tanques en torno a la Franja con vistas a una eventual incursión terrestre
que complemente los bombardeos aéreos y navales. Además, ha movilizado a
miles de reservistas.
En la jefatura del Ejército -señala Haaretz- predomina la opinión de que hay que
presionar aún más al movimiento islamista Hamás -que controla Gaza- para
alcanzar un alto el fuego duradero en términos más favorables para Israel que el
que ambas partes mantuvieron desde junio hasta el pasado 19 de diciembre.
La jefa
de la diplomacia israelí, Tzipi Livni, y el primer ministro Olmert proponen en
cambio "dejar abierta la crisis", de forma que Israel tenga las
manos libres para responder a cualquier ataque palestino, señala Haaretz.
Lo que
parece claro -señalan este viernes medios israelíes- es que Israel rechaza, por
el momento, el despliegue de tropas internacionales en Gaza, una posibilidad que
también descarta Hamás.
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En la imagen, dos
lanzamientos de cohetes desde Gaza. |
Hamás
reduce las exigencias para un alto el fuego a dos: Israel debe detener los
ataques militares y levantar el bloqueo económico que se prolonga ya tres
años, abriendo los cruces fronterizos. Aliviar la situación económica de Gaza es
para el movimiento islamista indispensable para asentar su Gobierno en la
Franja.
Esta
petición es rechazada de plano por el gobierno encabezado por Olmert que, desde
el miércoles, se mantiene en la tesitura de no negociar con Hamás avanzando el
destrucción de sus infraesturctura, a lo que ahora se suman los "asesinatos
selectivos" contra la cadena de mandos de la organización islámica.
Dando señales de una inminente acción terrestre, Israel anunció este viernes la
evacuación de 443 extranjeros que residen en la Franja. Muchos de
estos residentes son cónyuges de palestinos y sus hijos. Entre ellos, según
fuentes militares israelíes, se encuentran estadounidenses, rusos, moldavos, ucranianos,
turcos y noruegos. Para facilitar su salida este viernes se abriría el cruce
fronterizo de Erez.
Sin embargo, Israel cerrará otras fronteras. En este caso, las de los
pasos con Cisjordania, que han sido clausurados desde las 0.00 de este viernes.
El Ejército judío justifica su decisión en impedir la entrada de palestinos en
el país que pudieran llevar a cabo represalias por los ataques en Gaza.
Únicamente se permite el acceso a personas con necesidad de asistencia médica y
casos humanitarios.
El Gobierno de Israel decretó el viernes el cierre de Cisjordania por un periodo
de 84 horas y la Policía israelí ha sido puesta en estado de "alerta máxima",
coincidiendo con el séptimo día de bombardeos sobre la Franja de Gaza, según
informó la agencia palestina de noticias Maan.
Ambas decisiones fueron anunciadas por el ministro israelí de Defensa, Ehud
Barak, después de reunirse el viernes a la mañana con los responsables de
seguridad.
Estas
medidas -según la prensa israelí- impedirán a las personas con carnet de
identidad palestino o con carta de residencia de Jerusalén entrar en la ciudad o
moverse libremente dentro de ella.
Como lo
hicieron sin éxito en Libano, en julio de 2006, el ejército judío
quiere abandonar la supremacía del aire y meterse en un escenario de
combate donde los expertos no le auguran el mismo éxito de destrucción que
tuvieron con los bombardeos impunes que vienen realizando hasta ahora sobre las
estructuras de Hamás enclavadas en medio de poblaciones civiles.
El mando
militar israelí aclara que no está preparando una "invasión a gran
escala", con lo que también coinciden algunos analistas, que ven la
incursión terrestre judía como una operación de "testeo de terreno"
preparatoria de una ofensiva a gran escala para más adelante Algo así como
tantear la temperatura del agua antes de meterse en el río.
Para los
expertos, debajo de un discurso guerrerista, los halcones judíos, igual que
hicieron en Libano, quieren posicionarse lo mejor posible para después acatar un
cese el fuego decretado por la ONU que deje a Gaza en manos de una fuerza multinacional
(controlada bajo cuerda por EEUU ).
Pero el hombre propone y Dios
dispone: nadie puede prever con exactitud si esta vez las tropas judías van a
poder salir de Gaza con la facilidad que está prevista en el objetivo
trazado.
Los ayatolas iraníes y el jefe
de Hezbolá, Hassan Nasralá, ya le previnieron a Tel Aviv que si sus tropas inician
el combate terrestre en Gaza van a ingresar en una ratonera repitiendo el
fracaso de Líbano.
Sumado a la situación de
confusión de terror producida por los cohetes palestinos, una incursión
terrestre puede producir -como en Líbano- una baja generalizada de soldados
israelíes a manos de los comandos de Hamás que manejan un conocimiento
avanzado de la geografía y los vericuetos de su territorio.
No obstante el riesgo de volver
a meterse en una ratonera, los halcones judíos parecen compulsivamente decididos
a repetir la experiencia que les costó la derrota en Líbano.