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Un manifestante partidario de Zelaya enfrenta
a la policía hondureña durante la represión en el aeropuerto de Tegucigalpa. |
Mientras la izquierda continental
y los chavistas claman por el regreso de Zelaya a Honduras en carácter de
"líder antiimperialista liberador", el presidente depuesto ya empezó a
escribir otro libreto de la mano de la administración imperial de Barack Obama
en Washington.
En una clara maniobra para
"despegarlo" de Chávez después de la derrota, el gerente imperial de turno
le expresó su "apoyo" a Zelaya mientras que la secretaria de Estado,
Hillary Clinton, va a recibir en Washington al presidente errante para ver como
lo "reinsertan" en Honduras.
La tarea de Obama no promete ser
fácil: El otro bando, los golpistas que controlan Honduras de la mano del
Pentágono y los republicanos conservadores, no quiere saber nada con Zelaya al
que califican de "traidor a la patria" por haberse pasado al ALBA
"comunista" de Chávez.
Barack Obama, en un estilo
paternal y comprensivo, dijo el lunes que apoya el regreso al poder del depuesto
mandatario hondureño , "pese a que se ha opuesto a políticas estadounidenses".
En un discurso en Moscú -donde se encuentra de visita oficial- Obama señaló que:
"incluso en este momento en que estamos aquí reunidos, Estados Unidos apoya el
retorno del democráticamente elegido presidente de Honduras, aunque se ha opuesto
con fuerza a políticas estadounidenses".
"Respetamos el principio universal de que la gente debe escoger a sus propios
líderes, estemos de acuerdo con ellos o no", agregó.
El súbito interés de la
administración demócrata por Zelaya comenzó luego del fracaso de su
emprendimiento de retornar a Honduras de la mano de Chávez y de los presidentes integrantes del
ALBA, que el fin de semana, y sin la presencia de ningún otro mandatario
regional, ensayaron una maniobra quijotesca para hacer aterrizar a Zelaya
en medio de una represión de sus seguidores en Tegucigalpa.
Ante la imposibilidad de aterrizar
por un bloqueo aéreo de los golpistas, el depuesto presidente (en campaña de
acción psicológica) se dirigió a El Salvador, donde se reunió con los
presidentes de Ecuador, Argentina y Paraguay, además de con el secretario general de
la OEA y con el presidente de la Asamblea General de la ONU.
"Yo llamo a las fuerzas armadas de Honduras a que bajen sus rifles", señaló
Zelaya en conferencia de prensa.
El lunes la prensa internacional
daba como "fracasada" la operación regreso mientras sus analistas se preguntaban
qué sería del destino del terrateniente Zelaya reciclado en un "revolucionario"
del grupo Chávez.
Sorpresivamente, en las últimas
horas del lunes comenzó a circular la información de que el derrocado presidente
hondureño, se reuniría el martes con la secretaria de Estado
estadounidense, Hillary Clinton, recibiendo un respaldo de Washington para su
regreso al poder, algo que el Gobierno de facto ha reiterado es
"innegociable".
El corresponsal de la
BBC en
español en Washington, Carlos Chirinos, asegura que "altos funcionarios"
del gobierno de Barack Obama han expresado la conveniencia de centrar en
Washington la ofensiva diplomática encabezada por la Organización de Estados
Americanos (OEA) que permita el regreso del depuesto presidente.
La BBC destaca que aunque la Casa Blanca reconoce a Zelaya como el presidente
legítimo de Honduras, hasta ahora no ha organizado una entrevista con el
presidente Obama en la Oficina Oval, el despacho presidencial.
En la Casa Blanca no ha habido reacción todavía a la sugerencia que hizo el
presidente depuesto la víspera de que EEUU debería usar "todo su poder"
para garantizar su regreso a Tegucigalpa.
La administración golpista que
encabeza el ex presidente del Congreso Roberto Micheletti se ha mostrado
inflexible hasta la fecha ante un eventual retorno de Zelaya, contra el que ha
levantado cargos por traición a la patria, abuso de poder y corrupción.
"Confío en que la secretaria Clinton reconocerá que el imperio de la ley es la
razón por la que estamos hoy aquí y que el señor Zelaya debe rendir cuenta por
su inconstitucionalidad y otros actos ilegales a través del ejercicio del debido
proceso", dijo Micheletti en cadena de televisión el lunes.
En tanto, el portavoz del
Departamento de Estado Ian Kelly reiteró la petición de Estados Unidos de que
Zelaya sea repuesto en su cargo. "Nuestra meta continúa siendo la restauración
del (...) orden democrático en Honduras, y renovamos nuestro llamamiento a todos
los actores políticos y sociales en Honduras para hallar una solución pacífica a
la crisis", dijo.
Al ser consultado sobre a qué se refería con restaurar el orden democrático,
Kelly respondió: "significa el retorno del presidente elegido
democráticamente a Tegucigalpa, el retorno de Mel Zelaya".
Pero en Washington nadie cree que
un apoyo de Washington a Zelaya vaya a ser gratuito.
Cualquier respaldo de la Casa
Blanca para que Zelaya retorne al gobierno (en contra de la opinión
conservadora y republicana) va a estar condicionada a su alejamiento del
entorno de Chávez, señala The Washington Post.
Para el diario, difícilmente Obama
podría imponerle a demócratas y republicanos en el Congreso el retorno del
presidente depuesto sin negociar antes una salida consensuada con los golpistas.
Para la prensa norteamericana en
general, si Zelaya retornara al gobierno para cumplir el período de seis meses
que le falta, estaría condicionado por los mismos civiles y militares que lo
derrocaron. Lo que le tornaría imposible tomar medidas en la realidad.
Para algunos analistas de las
cadenas estadounidenses, como la CNN y ABC, para Washington Zelaya "ya fue".
Y lo que estaría haciendo la
administración Obama al recibirlo, es utilizarlo como método de presión para
obligar al gobierno golpista pro-Pentágono de Micheletti a flexibilizar sus
posiciones y a tolerar la presencia de Zelaya en el arco político de Honduras.
Washington -señalan- quiere dar la
imagen de que controla la "gobernabilidad" de Honduras, y para eso necesita una
salida negociada de la crisis que incluya tanto a Zelaya como a los golpistas de Micheletti.
De cualquier manera, y como
sostiene The Washington Post, convencer a los golpistas del Pentágono que
acepten la presencia de Zelaya en Honduras, va a significar una tarea titánica
para la Casa Blanca de Obama.