(IAR
Noticias)
13-Febrero-09
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Gustavo Grobocopatel. el rey de la soja. |
Gustavo Grobocopatel es conocido en Argentina como el rey de la soya porque
controla un imperio agrícola del tamaño de Luxemburgo. Hoy, esa distinción le
trae más pena que gloria.
Por Matt Moffett -
The Wall Street Journal
L os precios de la soya han caído aproximadamente 40% desde julio, en medio
del desplome global de las materias primas. Las penurias han sido especialmente
intensas para los agricultores argentinos. La presidenta Cristina Fernández de
Kirchner, quien en un momento llegó a referirse a la soya como "prácticamente un
yuyo" (en alusión a la maleza), ha establecido un alto impuesto sobre el grano y
el gobierno se inmiscuye a menudo en la economía. Por si fuera poco, la peor
sequía de los últimos 70 años en Argentina ha arrasado el campo durante la
temporada de cultivo.
"Todas nuestras peores pesadillas se están haciendo realidad, una después de
la otra", lamenta Julio Mayol, un agrónomo que trabaja en la compañía de
Grobocopatel, Grupo Los Grobo SA.
Durante casi seis años, las alzas en los precios de los commodities y un
clima favorable fueron una bendición para empresas y gobiernos a lo largo de
América Latina. Aparecieron magnates de los recursos naturales, las aldeas
mineras y pueblos petroleros de la costa experimentaron un crecimiento asombroso
y los inversionistas extranjeros se lanzaron en tropel a comprar acciones de
empresas latinoamericanas cuyos nombres apenas podían pronunciar. Los gobiernos
pagaron deudas e invirtieron generosamente en programas sociales. El crecimiento
económico de la región promedió 5% entre 2003 y 2008, frente al 3,5% durante las
tres décadas anteriores.
Un alto precio
Ese ciclo, sin embargo, ha dado un giro repentino. Los precios de la soya, el
cobre, el petróleo y el mineral de hierro —los principales sustentos de la
región— se han desplomado a medida que la crisis de la economía global frena la
demanda. Grandes inversiones en recursos naturales, incluyendo un proyecto de
refinería de US$1.000 millones en Perú y una expansión minera de US$2.000
millones en Brasil, están siendo revisados o archivados. Los agricultores que
apostaron a que los precios de los granos continuarían subiendo están viendo
cómo sus equipos de cosechadoras y tractores son embargados. El Fondo Monetario
Internacional proyecta que la región crecerá apenas 1,1% este año, una tasa
insuficiente para una población cada vez mayor.
Brasil está pagando un alto precio por depender de recursos naturales como el
mineral de hierro y la soya para el 40% de sus exportaciones. El empresario
minero y energético Eike Batista, quien en medio del boom pasó a ser el hombre
más rico del país con un imperio valorado, según él, en US$16.000 millones, ha
visto cómo el valor de sus posiciones se ha reducido a la mitad desde que se
desatara la crisis financiera.
El otrora enorme superávit comercial de Brasil pasó a territorio negativo en
enero. Con empresas como el gigante minero Vale eliminando empleos, Brasil
perdió más puestos de trabajo a fines del año pasado que en cualquier momento de
los últimos 16 años.
Los grandes productores de petróleo y gas de la región —Venezuela, Bolivia y
Ecuador— también han sido golpeados. Ecuador, por ejemplo, hace poco entró en
cesación de pagos de algunos de sus bonos extranjeros, en parte porque su
presidente los consideraba "ilegítimos" y también debido a que los menores
precios del crudo se traducirán en menos ingresos para pagar la deuda. Se
proyecta que su economía se contraerá entre 3% y 4% este año.
En Argentina, el gobierno peronista de la presidenta Kirchner ha pasado a
depender de empresas agrícolas competitivas a nivel mundial, como Los Grobo,
como una fuente importante de ingresos. El año pasado, la soya y sus derivados
representaron cerca del 25% de las exportaciones de Argentina. El gobierno cobra
un impuesto de 35% a las exportaciones de soya, que el año pasado generaron
alrededor del 10% de la recaudación tributaria del país. Estados Unidos y
Europa, en cambio, apuntalan sus industrias agrícolas con fuertes subsidios.
Tensiones políticas
Como resultado, los problemas que aquejan a empresas como Los Grobo podrían,
indirectamente, provocar tensiones políticas. La soya ha sido la espina dorsal
de la economía argentina. Los US$7.000 millones generados por los impuestos a la
soya el año pasado fueron casi equivalentes a los subsidios que el gobierno de
Kirchner distribuyó para que la electricidad y el transporte público siguieran
siendo baratos. Durante los últimos dos meses, a medida que el colapso del
precio de la soya empezó a sentirse, Kirchner ha subido los precios de la
electricidad y el metro, provocando demandas judiciales y protestas esporádicas.
Ahora que importantes pagos de deuda argentina están por vencer, Kirchner
lucha por conseguir dólares para compensar las menguantes ganancias de la soya.
Una consecuencia es que la Administración Federal de Ingresos Públicos, el
organismo encargado de los impuestos, está estudiando mandar cartas a 500.000
contribuyentes para informarles sobre una amnistía para los que paguen impuestos
sobre dinero no declarado anteriormente.
Algunas de las medidas de emergencia del gobierno podrían complicarles la
vida a Los Grobo. En octubre, Kirchner nacionalizó los fondos de pensiones
privados con activos de US$26.000 millones, incluyendo la mayor parte de los
US$20 millones de deuda que Los Grobo emitió en 2007. El gobierno sostiene que
los fondos privados no se esmeraron en su labor de administrar los ahorros de
los argentinos.
Por ahora, el gobierno se ha negado a bajar el impuesto a las exportaciones
de soya. "En este escenario de precios bajos y sequía", muchos agricultores
quebrarán, augura Grobocopatel. En las últimas semanas, ha habido algunas
manifestaciones contra el impuesto. Algunos productores rurales en el pueblo de
Tornquist arrastraron dos vacas muertas, víctimas de la sequía, hasta una
intersección y colocaron un gran letrero que decía: "Hoy son ellas. Mañana ¿?".
El secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, dice que el gobierno ha otorgado
decenas de millones de dólares en ayuda. También insinuó que los agricultores
exageran sus problemas y siempre se quejan del gobierno.
Los Grobo es dueña de sólo una pequeña porción de la tierra que cultiva.
Arrienda la mayor parte, pagándoles a sus dueños una tarifa fija o una parte de
la cosecha. Este año, la compañía ha cultivado 270.000 hectáreas, incluyendo
terrenos en Uruguay, Paraguay y Brasil. Además de soya, produce maíz y trigo y
provee servicios agrícolas. La empresa proyectó ventas de aproximadamente US$800
millones este año.
El precio de la soya alcanzó un máximo de US$600 la tonelada en julio de 2008
para luego empezar a caer a medida que la crisis financiera empeoraba. Los
precios repuntaron un poco este año, antes de volver a desplomarse a cerca de
US$365 la tonelada.
Impacto devastador
Grobocopatel, un ingeniero agrónomo de 47 años, asegura que la sequía augura
"un gran deterioro de la producción". La cosecha de soya de Argentina, que según
los pronósticos iniciales se iba a disparar este año, caerá más de 10% con
respecto a los niveles del año pasado, según Agritrend S.A., una consultora de
Buenos Aires. Las cosechas de trigo y maíz también disminuirán este año 45% y
35%, respectivamente, según la firma. Pablo Giorgi, el gerente de planificación
de Los Grobo, dice que la sequía podría tener un impacto "devastador" en los
resultados de la empresa. Los costos de cultivo, arrendamiento de tierra y
fertilizantes de Los Grobo siguen siendo extraordinariamente altos esta
temporada, explica. La razón es que fueron fijados a mediados del año pasado,
durante el apogeo mundial de los commodities.
Aun así, Grobocopatel se muestra optimista respecto a la soya en el largo
plazo porque espera un continuo crecimiento de China, el principal mercado de
Argentina. "Los chinos no van a dejar de comer", insiste.
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