Como
ya está comprobado por la historia y por la realidad, el dólar USA es el
refugio "seguro" del capitalismo financiero especulativo trasnacional
(estatal y privado) en épocas de cataclismos.
Tras el colapso en Dubai, los
especuladores internacionales en alta escala se refugiaron, en los mercados
europeos, en el dólar en medio de temores que pueden convertir esta conducta en tendencia
generalizada a nivel mundial, según The Wall Street Journal.
El euro,
que hasta hace apenas unas semanas mantuvo una escalada y había desplazado al dólar,
bajó en los último 15 días y podría seguir cayendo con más fuerza ante la
huída masiva de los especuladores hacia la compra de activos más "seguros" en
moneda estadounidense.
La
situación vuelve a repetirse con la deuda regional que crece y se propaga por toda la eurozona,
con epicentro en
Grecia, mientras se agigantan los temores de los especuladores a una
insolvencia de pago generalizada y a un derrumbe en cadena de las economías más
débiles encabezadas por España.
En
general, la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por los
déficit y la baja de recaudación fiscal) hace temer un rebrote de la crisis
financiera, y sigue favoreciendo la embestida del dólar contra el
euro, no obstante a que la reserva Federal de EEUU resolvió el miércoles
mantener las tasas de interés cerca de cero, reafirmando que se mantendrán
en este nivel por algún tiempo.
El dólar
escalaba el jueves a sus niveles máximos en tres meses frente a una
canasta de monedas, impulsado por un tono más "optimista" de la Reserva Federal
estadounidense, mientras que el euro caía impactado por nuevas preocupaciones
sobre los problemas fiscales de Grecia y la incertidumbre financiera en la
eurozona.
El euro caía este jueves por cuarta jornada consecutiva después de que ayer S&P se
uniera a Fitch y decidiera rebajar el rating de la deuda de Grecia,
el país de la Unión Europea con mayor déficit presupuestario.
En un mercado con poco volumen previo a las fiestas de fin de año, el euro se
hundía a su menor nivel contra el dólar desde principios de septiembre, tras
romper la fuerte barrera de 1,4500 dólares y generando órdenes de venta
para parar pérdidas tomándolas bien por debajo de los 1,4400.
Las preocupaciones de los especuladores sobre la insolvencia de algunos países
de la zona euro cobró fuerza luego de que el miércoles Grecia sufriera su
segunda rebaja de calificación crediticia en una semana.
Los
expertos y publicaciones especializadas consideran que la rebaja de calificación
de las economías más débiles de la eurozona pone en un aprieto e impulsa el
derrumbe del euro.
"El euro
está sufriendo como resultado de los problemas de deuda vinculados a los países
de la periferia de la zona euro, que podrían suponer una significativa tensión
regional, mientras que la libra es presionada por una economía mediocre",
comentó Steve Barrow, estratega cambiario de Standard Bank. Barrow
proyectó que el euro podría descender a 1,42 ó 1,41 dólares.
El euro había descendido hasta dos centavos de dólar respecto al cierre de Nueva York
el miércoles, a 1,4330 dólares, según datos de Reuters, su menor nivel desde
principios de septiembre.
La
fortaleza del dólar, a su vez se traduce en una mayor debilidad del petróleo y
del mercado de materias primas, en cuya cotización pesó también el miércoles la caída de
los inventarios en Estados Unidos. "Si el dólar se mantiene fuerte, el crudo
podría seguir cayendo", señala la agencia Bloomberg un analista.
El índice
dólar, que mide su desempeño frente a otras seis monedas referenciales, subió
hasta 77,823, su cota más alta desde principios de septiembre, dando a los
inversionistas más confianza en que la moneda estadounidense ya rompió la
tendencia bajista que comenzó en marzo.
En la
estimación de los especialistas, la economía griega, el centro (junto con
España) del tembladeral financiero que amenaza a la zona del euro y hace que los
especuladores busquen el refugio del dólar, se encuentra al borde del
precipicio.
Se estima
que la escalada del dólar frente al euro seguirá intensificándose impulsada por
nuevas rebajas de la calificación de las agencias de rating para Grecia y
Portugal, y frente al temor de una caída en cadena de las economías más débiles
de la eurozona, entre las que se encuentra la española.
El martes,
la agencia de rating Fitch rebajó aún más la calificación de Grecia a un nivel de
"BBB+" por sus dudas para hacer frente a sus obligaciones financieras, siendo
el primer país de la zona euro que se acerca al nivel de “bono basura”. Del
mismo modo, Portugal también sufrió de modo reciente una rebaja que según Standard & Poor's
nota a este país con una "A+".
Standard & Poor's también rebajó la calificación
de Grecia en un grado a "BBB+", desde
"A-", ya que sostuvo que era poco probable que las medidas de austeridad
anunciadas por el primer ministro George Papandreou esta semana produzcan una
reducción "sostenible" de la deuda pública.
De acuerdo con algunos analistas europeos, España e Italia podrían ser los
siguientes en experimentar recortes en sus niveles de calificación de la deuda
que continúan con outlook negativo. El miércoles Standard & Poor's ya publicó un informe en el
que prevé una nueva rebaja de la calificación de la deuda española “si no
hay medidas más agresivas para hacer frente al desequilibrio fiscal”.
España es
la cuarta mayor economía de la eurozona, y casi una quinta parte de la
población está sin empleo. Su economía está rozando la deflación y, contra lo
que ocurre en la eurozona, puede seguir encogiéndose durante algún tiempo más.
Si bien
otros países de la periferia de Europa, como Irlanda y Grecia, aparecen en el
centro de los temores a la insolvencia de pago, la economía española es
cinco veces mayor que la de esos países y, por lo tanto, sus problemas son
también mucho mayores.
Para
muchos especialistas, incluido el Financial Times, España marca el centro de la
"incertidumbre" y nuevas bajas de calificaciones de su economía podría detonar
finalmente un derrumbe financiero encadenado de los países que se mantienen en
la "línea roja" de la insolvencia para afrontar los compromisos de sus deudas
públicas.