Crecimiento débil y peligro
de un nuevo colapso financiero global contagiado por los bancos de EEUU, son
los tópicos centrales que marcarán las discusiones de las potencias capitalistas
(desarrolladas y emergentes) en la nueva cumbre del G-20 a realizarse el
24 y 25 de septiembre en Pittsburgh
(noroeste de EEUU).
En
Londres, este viernes y sábado, se reúnen los ministros de Finanzas y
presidentes de bancos centrales del G-20 en un encuentro previo a la cumbre
que se desarrollará en Pittsburgh.
El Grupo de los Veinte (G-20) debe
adoptar "medidas vinculantes" para regular la conducta de los bancos,
reclama una carta firmada por los líderes de Alemania, Reino Unido y Francia.
En una misiva conjunta, el primer ministro británico Gordon Brown, la
canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolas
Sarkozy piden que se exploren vías para limitar el sistema de bonificaciones
bancarias y evitar la creación de nuevos desequilibrios globales.
Los tres líderes europeos reclaman al G-20 que se penalice a los países que
no cooperen en materia de regímenes impositivos.
Analistas citados por la cadena
BBC
señalan que Londres, en particular, teme una fuga de capitales desde la City
hacia otros centros financieros en caso de que se endurezcan los controles
de las remuneraciones en el mundo financiero.
Dirigida al primer ministro sueco
Fredrik Reinfeldt, el presidente de turno de la Unión Europea (UE), y también a
otros líderes de ese bloque, la carta de Merkel, Sarkozy y Brown, expresa
que se debe "trabajar en estrategias de salida que serán aplicadas en forma
coordinada tan pronto como haya terminado la crisis".
También "tenemos que examinar cómo
limitar los bonos en los bancos", señala y dice que no se deben incentivar
las actividades especulativas que representen un riesgo para la estabilidad
financiera.
El G-20 debe establecer "normas vinculantes para las instituciones financieras
que desarrollan operaciones complejas y de riesgo elevado y asegurarse que
existen sanciones para los bancos nacionales que no apliquen estas normas",
puntualiza la carta.
"Deberíamos examinar los medios para
limitar el monto de las primas en los bancos, ya sea en proporción a la
remuneración total o en función de los ingresos y/o beneficios de la banca",
explican los firmantes, cuyas posturas ya chocan contra la reticencia de EEUU
a imponer reformas en el sistema financiero.
"Por ejemplo, los gobiernos podrían no conceder dinero a las instituciones
financieras que no estén aplicando las normas acordadas internacionalmente",
añade la carta de Merkel, Sarkozy y Brown.
La idea de establecer mayores
regulaciones al sector financiero es rechazada de plano por EEUU, ante el
riesgo de que eso afecte la hegemonía del dólar y desestabilice su
economía basada en el endeudamiento para sostener su sideral y creciente déficit
fiscal.
Mientras
Francia, Alemania y Japón evidencian signos débiles de salida de la peor
recesión desde la Gran Depresión de los años 1930, y se ven "las primeras
señales de crecimiento" en EEUU, los ministros de Finanzas debatirán este
viernes sobre "estrategias de salida" de las excepcionales medidas fiscales y
monetarias adoptadas desde hace un año para detener la crisis.
Según el
Financial Times, dirigentes y analistas coinciden en que, pese a los
tímidos indicios de recuperación, es prematuro abandonar los estímulos (fondos
estatales de ayuda a bancos y empresas) porque "las economías siguen
siendo vulnerables debido a las elevadas tasas de desempleo y a la fragilidad
del sistema bancario".
El primer ministro británico, Gordon Brown, dijo esta semana al
Financial Times
que sería un "error histórico pensar que ahora podemos volver a las
actividades de antes como si nada".
Esto también implica --según Brown-- medidas adicionales para reformar el
sistema financiero y prevenir una repetición de la crisis, entre ellas la
iniciativa francesa para limitar las generosas primas que reciben los ejecutivos
de los bancos que los europeos deberían defender en Londres.
Incrementar el control de los bancos
y obligarles a constituir mejores reservas de capital para hacer frente a
colapsos como el del estadounidense Lehman Brothers --considerado el epicentro
de la crisis--, figuran entre las cuestiones centrales que se debatirán en
la cumbre del G-8.
Las potencias emergentes, lideradas
por Brasil e India, exigen por su parte una importante reforma de los organismos
financieros internacionales --el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial--, para dar a los países en desarrollo un mayor peso que refleje
realmente su papel económico actual.
"El riesgo es que si la crisis termina antes, algunas reformas no se lleven a
cabo de manera tan profunda", alertó el lunes el ministro de Asuntos
Exteriores brasileño, Celso Amorim, tras una reunión preparatoria en Brasilia.
La filosofía especuladora del
"apalancamiento" (una economía virtual montada sobre el crédito y el
endeudamiento) estalló cuando la "falta de confianza" de los tenedores de
bonos y acciones (el dinero de papel) los llevó a "efectivizarlos" en dinero
real.
Durante la primera fase de la
crisis financiera en EEUU se destapó la falta de respaldo de centenares de
billones de dólares transferidos por asentamientos financieros y papeles
que, cuando los tenedores quisieron convertirlos en dinero contante y sonante se
encontraron con la sorpresa de que el efectivo no estaba donde debería estar:
Los bancos.
Hoy la alerta es generalizada:
Europa y las potencias centrales quieren evitar los riesgos de un nuevo
colapso bancario en EEUU, que los expertos vienen pronosticando como
consecuencia de la nueva "burbuja" de especulación financiera" desatada
con los billonarios fondos de los rescates estatales.