a trama final del culebrón con el
golpe bananero se desarrolla en Honduras, una literal y efectiva "base
terrestre" del Imperio norteamericano en Centroamérica, donde los golpistas
comparten el aire y el paisaje con las tropas estadounidenses, de las que
dependen el ejercito y la policía hondureños, quienes actúan naturalmente (en los
hechos) como una unidad operativa del Comando Sur.
Para entender la trama del culebrón
caribeño
vamos a tener que hacer un poco de contrainformación estratégica para agregar la parte que
le falta al argumento contado por Chávez y la izquierda "electoralista",
convertidos en una "extraña pareja" de Washington y la Unión Europea.
Cabe señalar que Honduras nunca fue un
país democrático ni soberano: Funcionalmente (desde el punto de vista económico,
político y militar), es una colonia de Washington, y una gerencia de enclave
de los bancos y trasnacionales que depredan los recursos del país.
Es decir que Honduras no está regido
por un sistema democrático definido como debate social en planos de
igualdad, sino por un "sistema democrático" entendido como una estrategia
de control y dominación regional que EEUU utiliza en sustitución del dominio
militar abierto tras la caída de la URSS y el final de las revoluciones
armadas en América Latina.
En Honduras como en el resto del
continente latinoamericano (exceptuando, por ahora, a Cuba), lo que existen son
administraciones políticas civiles (gobiernos por "derecha" y por
"izquierda") que funcionan con una estructura jurídica y política formal
de "país democrático y soberano", pero que en la realidad tienen sus sistemas
económico-productivos, sus comercios exteriores y sus sistemas financieros, hegemonizados y controlados por los bancos y corporaciones trasnacionales
que actúan protegidos por la presión lobbista de las embajadas de EEUU y de la
Unión Europea.
A esto hay que agregar que, en
Honduras como en el resto de la región, en grado desigual y combinado, los
ejércitos, las policías y los servicios de inteligencia son virtuales
apéndices funcionales del Comando Sur de EEUU, que tiene oficinas y
delegaciones oficiales en todos los estados mayores militares de los países (además de
integrarlos a su doctrina y estrategia regional a través de cursos de formación,
entrenamiento y operaciones conjuntas).
Además, en las 34
gerencias de enclave (gobiernos formales) de América Latina, con excepción de
Cuba, el sistema económico establecido es el sistema capitalista, con
vigencia plena de la propiedad privada de los medios de producción, no basado
en el reparto social sino en la ley de la rentabilidad y en la concentración de
riqueza en pocas manos, y con el "mercado de consumo" solo disponible para
quien pueda pagar por los productos.
En Venezuela, donde Chávez reivindica
la "revolución socialista" funciona a full el sistema (nivelado
planetariamente) de la sociedad de consumo y la estructura funcional del
sistema capitalista basado en la propiedad privada.
Pese a las "reformas" parciales que
ejecuta Chávez con las nacionalizaciones y las políticas
asistencialistas, Venezuela (como Honduras y el resto de los países
regionales) es un ESTADO CAPITALISTA, con propiedad privada, concentración de
riqueza en pocas manos y "mercado de consumo" sólo para quien pueda
pagar por los productos (lo que fácilmente se puede comprobar investigando la
estructura social de ricos y pobres y el crecimiento de los activos y
empresariales y de las fortunas personales desde que Chávez asumió) .
El "programa" imperial
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El saludo
Obama - Chávez. |
En Honduras, como en el resto de
América Latina no hay democracia real por una razón
sencilla: Sólo puede haber democracia genuina cuando al individuo social se le da la
oportunidad de elegir (y discernir por análisis y conocimiento) entre
opciones alternativas reales, y la democracia imperial solo presenta una
elección entre variables representativas (partidos y políticos) de los
intereses de los grupos económicos que controlan el Estado capitalista.
Los "candidatos" que se presentan a
elecciones periódicas, no tienen un proyecto estratégico alternativo al del
sistema capitalista (si lo tuvieran serían expulsados en el primer intento de
aplicarlo), solo se diferencian entre sí por el discurso político electoral.
Por
lo tanto, y cuando asumen, sólo ejercitan el programa (económico,
político y militar) establecido y normatizado imperialmente para toda la región.
Por ejemplo (y excluida totalmente
Cuba, y parcialmente Venezuela) todos los gobiernos de América Latina
desarrollan el siguiente programa nivelado y exportado de EEUU y de Europa
para toda la región:
A) En lo
político: Gobiernos civiles elegidos periódicamente por elecciones, y unificados por un principio liminar que surge claramente de los documentos del
Departamento de Estado sobre sus políticas para América Latina: 1) defensa
irrestricta del "sistema democrático" como marco de regulación política y
social a nivel regional. 2) Programas de lucha contra el "terrorismo", el "narcotráfico"
y el "crimen organizado", mediante convenios y acuerdos económicos suscriptos
con Washington y las potencias europeas. (La Venezuela de
Chávez, adscribe totalmente a este programa).
B) En lo
económico: Sistemas económico-productivos, financieros y comerciales
regidos por el "libre mercado", la "apertura" irrestricta de la
economía, y la "privatización" también irrestricta de las estructuras
del Estado (conversión del Estado nacional en Estado privado).
(Con "reformas" parciales y nacionalizaciones puntuales, la Venezuela de Chávez
adscribe en lo general a este programa).
C) En lo
militar: Inserción operativa nivelada de las fuerzas armadas, las
policías y los servicios de inteligencia regionales en la estrategia de
"guerra contra el terrorismo", combate contra el "narcotráfico" y
el "crimen organizado", de acuerdo con planes operativos e hipótesis de
conflicto elaborados por el Comando Sur (Pentágono) y la CIA (inteligencia
exterior USA),
instrumentados mediante convenios militares y económicos con Washington.
(Si bien
la Venezuela de Chávez no participa de las "operaciones militares conjuntas", su gobierno
adscribe funcionalmente a este programa).
En lo institucional, y sintetizado,
este es el programa oficial que votan los ciudadanos de América Latina cada vez
que ejercitan el derecho "democrático" de "elegir libremente" en
las urnas.
Terminado el discurso electoral, como
ya es verificable y estadístico, gobiernos de "izquierda" y gobiernos de
"derecha" pasan a la ejecución del programa capitalista impuesto a escala
continental.
Lo que oculta el culebrón "democrático"
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Presidente interino Roberto Micheletti, con el general Romeo Vázquez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. (Foto AP) |
Los que impulsan la farsa de la restauración de la
"democracia" y la reinstalación de Zelaya en el gobierno como
expresión de
"liberación" del "pueblo hondureño", soslayan el siguiente
detalle:
Honduras no es un país soberano:
Militarmente, es un satélite de las estrategias del Pentágono en Centroamérica
(su virtual "base terrestre). Económicamente, es un enclave de los bancos y
corporaciones anglo-europeos asociados con la oligarquía local. Políticamente,
su sistema político-institucional (Gobierno, Parlamento, corte de Justicia, etc)
solo está para cumplir el programa imperial-capitalista nivelado para toda la
región, más allá de quien ocupe eventualmente el cargo de Presidente.
Por lo tanto, la restitución de
Zelaya a la gerencia capitalista de Honduras no es ningún acto de restitución
del "sistema democrático", sino el cambio de una pieza (la restitución de
Zelaya) por otra (el retiro del gobierno usurpador) dentro del mismo sistema
imperial capitalista vigente.
Con Zelaya, o con Micheletti, no
cambia ni una coma en Honduras: El programa es el mismo, los bancos y la
trasnacionales son los mismos, el sistema de apropiación privada de la
producción y la riqueza es el mismo, la base militar de EEUU es la misma, la
pobreza estructural y el hambre (como emergente capitalista) son los mismos.
Vender a Zelaya, una pieza
funcional más del sistema, como una alternativa de "liberación en
democracia", es un absurdo que no resiste ningún análisis lógico fundado en
las estadísticas y en los hechos.
El sistema capitalista es un poder
estructural estratégico (económico, militar y político), que no se altera
con presidentes que declaman "revolución" desde gobiernos capitalistas, sino por
medio de una estrategia y de una organización con planes operativos de acción en todos los
niveles orientados a sustituir al sistema capitalista por otro más justo y
equitativo.
Justamente, lo que no hacen (ni buscan) Chávez y la izquierda "electoralista"
que monta habitualmente los espectáculos de la "revolución democrática"
en América Latina.
El "progresismo" claudicante, vaciado
de contenidos revolucionarios
y asimilado al sistema, finalmente se recicló como un hijo descerebrado de la
democracia capitalista convertido en el ala "izquierda" del proyecto imperial
en América Latina.
Por lo
tanto, que la puesta en escena con el golpe bananero y el "regreso de Zelaya"
junte a Chávez y a la izquierda "electoralista" con Washington y la Unión
Europea en una misma bolsa de "defensa de la democracia", no es ninguna
sorpresa.
Lo que sí
sorprende, es que Cuba, el único santuario vivo de la revolución
anticapitalista se preste a la farsa mediática con el culebrón golpista
caribeño montado para vender "democracia" imperial por revolución.
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(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados
en la Web.
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