Te vigilan, tu conducta está siendo
chequeada, monitoreada, y controlada por expertos.
Te bombardean, a diario, no para matarte sino
para colonizar tus pensamientos y tus emociones.
No lo sabes, pero eres el nuevo soldado, y a su vez el blanco táctico de
las operaciones psicológicas pensadas para vender productos, eres el individuo-masa de la
ideología consumista nivelada planetariamente como estrategia de mercado por
las trasnacionales capitalistas.
Te vigilan, manejan tus emociones por control remoto, te venden desde adrenalina
y pensamiento positivo hasta productos y entretenimiento por la pantalla de TV.
Te hacen sentir libre robando tu libertad.
Eres un blanco móvil, quieren exterminar tu cerebro, quieren castrar tu
capacidad reflexiva, quieren matar tu pensamiento crítico, quieren blindar tu libertad
de elegir,
convertirte en un consumidor mutante.
No lo sabes, pero estás en guerra, y las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en tu propia cabeza.
El objetivo ya no es matarte, sino controlarte para convertirte en un zombie de
la sociedad de consumo. Las balas ya no apuntan a tu
cuerpo, sino a tus contradicciones y vulnerabilidades psicológicas.
Los titulares, las imágenes
direccionadas, la información manipulada, son los misiles de última
generación que las grandes cadenas mediáticas y la publicidad disparan con demoledora precisión
sobre tu cerebro convertido en teatro de operaciones de la sociedad de consumo.
Buscamos protección, buscamos
información, ellos controlan, manejan satélites, tecnología informática, manejan
la imagen, manejan el poder, imponen su visión como si fuera la del
conjunto, venden su realidad como si fuera la tuya, el mundo es éste, tus
percepciones son falsas, consume, la tecnología te
ama.
Eres rastreado y espiado a
diario, buscan tus huellas para conocerte, exploran tus emociones, tus miedos,
buscan puntos débiles, quieren implantarte su mundo como si fuera el tuyo,
convertirte en un cobayo domesticado de su sociedad de consumo.
Te espían, te rastrean, son los vigilantes del cíberespacio, te pueden hacer una
foto por satélite a dos mil kilómetros con si estuvieran a un metro tuyo. El
planeta es una gran prisión controlada por sus computadoras, tu vida no tiene
secretos, deben saber como piensas, para convertirte en un ciudadano
políticamente correcto, en un pacifista tolerante que solo relata y consume la
verdad oficial.
No lo
sabes, pero cuando consumes sociedad de consumo por coacción psicológica te conviertes en individuo-masa, te conviertes en un "soldado cooperante" de los planes de dominio y control social
establecidos por el capitalismo sionista trasnacional que se inventó una "civilización"
solo para vender productos.
No lo sabes, pero eres el blanco de operaciones psicológicas extremas que buscan
convertirte en un alienado programado (AP), cuyo cerebro no está diseñado para
pensar sino para consumir.
Compra, compra, ellos necesitan vender para seguir dominando, compra, compra, si
tu no compras, si tu no consumes ellos no existen. En el capitalismo todo se compra y se vende, incluso
tu cerebro, que tiene un valor de mercado en las estadísticas del control
mental.
Estás en medio de una guerra y eres
el blanco principal, pero no lo sabes. Las operaciones ya no se trazan a partir
de la colonización militar para controlar un territorio, sino a partir de la
colonización mental para controlar tus emociones y direccionar tu conducta. Los
objetivos ya no son militares: En la guerra en que estás metido, ya no
se se pelea por territorios sino por mercados. Tu cerebro es la materia prima. Y quien se apodera de
los cerebros, se apodera de los mercados. El planeta ya no
se divide por fronteras territoriales, sino por fronteras comerciales.
Compra, compra, te controlan para que
consumas, mientras el sistema engorda, se nutre de lo que tu consumes.
Si tu no compras, si tu no votas periódicamente, si tu no legitimas su sociedad
de consumo, se derrumba su imperio, se derrumban sus bancos, estallan sus
corporaciones, se quedan sin gasolina sus tanques, aviones y submarinos, se
paralizan sus metrópolis, colapsan sus sociedades de consumo, se derrumba su
decadente
civilización de la compra y venta.
Consume, consume, tu cerebro no está programado para pensar sino para consumir.
Los dueños del manicomio capitalista te vigilan, te adoctrinan sin que te des cuenta,
imponen sus objetivos como si fueran los tuyos, su supervivencia depende de que
estés adoctrinado, con tu cerebro lavado, que compres seguridad y adrenalina como
si fueran tu alimento diario.
Te controlan, compra, compra, ellos venden y tu
compras, desde productos hasta su visión macrocósmica del mundo que luces como si fuera
tuya.
Eres un blanco móvil de la sociedad de consumo, de la sobredosis de información
y entretenimiento orientados a reducir cerebros y a engordar la rentabilidad de
las grandes corporaciones que a diario te convierten en un nicho de oferta y
demanda, en un segmento más del mercado.
La ecuación es simple, tu compras y ellos venden. Para ello deben
sobreimpmir su programa en tu
mente, deben rediseñar tu psicología, tus creencias, tus emociones, deben
convertirte en un zombie saturado de tecnología digital.
No debes
pensar, solo consumir, consumir, programas, música fashion, presidentes,
jabones, ídolos mediáticos que te adoctrinen, que te reafirmen en la
manada, eres un zombie, tu libertad no existe, estás bajo control.
Compra, compra, esa es la idea fuerza que la "sociedad de la información"
imprimió en tu psicología al nacer.
Ellos no te necesitan para que pienses sino para que consumas, productos,
teorías de dominio blando, democracia, pacifismo, presidentes, necesitan tu cerebro,
para consumir a
tiempo completo, hasta que te reemplacen definitivamente por un microchip.
No lo sabes, ni siquiera lo
sospechas, pero estás metido dentro de una guerra. Invisible, cruenta,
devastadora, silenciosa, que todos los días te convierte en víctima y en
victimario de un sistema que ya no necesita matar físicamente para dominar.
La máxima conspiración histórica se ha hecho realidad: El dominador desapareció
de escena, puedes hacer lo que quieras, tu prisión es tu propia libertad.
No lo sabes, pero estás metido dentro de la Guerra de Cuarta Generación.
Bienvenido
al mundo Orwell.
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