Mientras la prensa internacional y la
mayoría de los gobiernos se deshacen en elogios y apuntalan y/o generan
expectativa de cambio alrededor del "fenómeno Obama" construido en
Wall Street, desde Venezuela, Hugo Chávez, ya lanzó la primera piedra
contrainformativa para desmitificar al nuevo gerente USA que esta vez llega con
look afroamericano.
Cuando en EEUU se preparaba la asunción de Obama como si fuera una película de
Hollywood, y mientras la prensa internacional se esmeraba en utilizar el
acontecimiento como una cortina de humo para tapar la masacre de Gaza y
la derrota de Israel, Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, le puso paños
fríos a la operación de maquillaje imperial lanzando una advertencia: Que
nadie se equivoque, Obama es el Imperio.
"Hoy es un
día que tiene una particular importancia a nivel internacional porque hoy asume
la presidencia de los Estados Unidos un nuevo presidente. ¡Nadie se haga aquí
ilusiones, se trata del imperio norteamericano!", dijo Chávez en un acto en
Caracas.
Tal como
lo hizo cuando condenó y denunció el genocidio de Israel, expulsado a su
embajador en Caracas, Chávez punteó el discurso contrainformativo y puso una
cuña de duda en la interpretación edulcorada del ascenso de Obama vendida
desde los grandes diarios y cadenas televisivas internacionales.
Como una consigna, la advertencia de
Chávez pegó y sonó como una piedra en el espacio de la comunicación masiva
a escala mundial que, desde Washington, comienza a vender a Obama como el
nuevo "rostro humanizado" de un Imperio que se recicla y dice aprender de
sus propios errores.
Con un
discurso de folletín, construido y extraído de los peores libretos lacrimógenos
del "héroe americano" vendido históricamente por Hollywood, plagado de
obviedades y de lugares comunes, que en la mayoría de sus párrafos contó con la
aprobación y el asentimiento con los gestos del propio W. Bush, Obama ya es
presentado como el nuevo líder que viene a rescatar al Imperio de sus
cenizas.
Obama no
promete sangre, sudor y lágrimas, sino democracia y mas democracia, con paz y
manos tendidas hacia todo el mundo, olvidando que la bandera de 50 estrellas ya
flamea en la geografía de más de 180 países donde sus bases militares, sus
flotas y bombarderos nucleares, mantienen un cerrojo militar y siguen avanzando
sobre los recursos estratégicos del planeta para que los bancos y las
transnacionales de Wall Street sigan cumpliendo con el destino
manifiesto de la depredación capitalista en alta escala.
Se necesitaba un poco de
contrainformación masiva en ese altar de la decadencia y de la alienación
imperial, con Obama como actor estrella, y donde ya no se sabe quién es quién:
Si la Casa Blanca es un invento de Hollywood, o si el Hollywood sionista no es
nada más que una extensión de las bases militares estadounidenses por el mundo.
Y allí, hay que reconocerlo, estuvo
una vez más Chávez.
"Nosotros seguiremos avanzando
independientemente de quien sea el presidente de los Estados Unidos,
independientemente de la política exterior de este Gobierno, la revolución
bolivariana seguirá avanzando, construyendo la independencia nacional de
Venezuela", afirmó el presidente venezolano alejado de las adulaciones que
impregnan los titulares y las pantallas de las grandes cadenas sionistas de la
"información".
Obama, con la sutileza de un
discursero de oficina política, fogoneado por un lobby judío que no le
perdona a Chávez sus denuncias en tiempo real de las masacres de Libano y Gaza,
ya había salido, antes de asumir, con los tapones de punta contra el presidente de
Venezuela.
Obama se refirió a su homólogo
latinoamericano como un obstáculo que "ha impedido el progreso de América
Latina", en una entrevista que concedió la semana pasada a Univisión,
y que
fue segmentada y transmitida el martes y el domingo.
"Hay que ser muy firmes
-señaló- cuando vemos estas noticiass, que Venezuela está exportando
actividades terroristas o respalda a entidades maliciosas como las FARC. Eso
crea problemas que no se pueden aceptar. Ese no es un buen comportamiento
internacional que debemos esperar de cualquiera en el hemisferio".
Desde Caracas, el canciller
venezolano Nicolás Maduro solicitó a Obama que "rectifique" las críticas que
realizó contra el presidente Hugo Chávez, y afirmó que el nuevo gobernante
ignora la nueva realidad latinoamericana.
"El presidente Chávez ha ganado 12 de
14 elecciones en los últimos 10 años. Es un presidente legítimo y su liderazgo
ha ido más allá de lo regional cuando se solidariza con los pueblos del mundo",
indicó el canciller en declaraciones a la estatal Agencia Bolivariana de
Noticias (ABN).
"¿Cómo van a decir que Venezuela exporta el terrorismo cuando el mundo entero ha
sido testigo de la masacre contra el pueblo palestino, de Irak que lleva más de
un millón de muertos y de Guantánamo, donde se tortura y se asesina?. ¿Quién
impuso esa realidad en el mundo?, George Bush", agregó Maduro.
¿Un nuevo capitulo de la guerra
Washington-Chávez en América Latina?
Seguramente que sí, pero con una
diferencia: Esta vez el presidente venezolano no se enfrenta a "Mister Danger"
Bush, sino a Obama, una pieza computarizada del proyecto de redefinición del
poder sionista a escala global que tiene como cancerberos tácticos a Hillary Clinton y a Rahm Emanuel, operadores de primera línea del "Gran Israel"
en el control de la Casa Blanca.
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El baile de los Obama:
Escenografía hollywoodense para la nueva etapa del Imperio. |
En otras palabras, Chávez, con su
dinámica contrainformativa del Holocausto Palestino, ya cerró un ciclo y abrió
otro frente extremadamente peligroso de guerra contra Washington: Ya
no pelea contra la gerencia imperial de Bush, sino contra el lobby sionista
que depositó su continuidad por otras vías en la figura de Obama.
La dimensión mediática de la figura
de Chávez, sus tácticas contrainformativas y manejo del discurso de alto impacto
masivo, lo han convertido en el vocero natural de los que "no tienen voz"
en el mundo islámico.
Chávez, no solamente es un aliado
estratégico del eje Rusia-Irán-China en el complicado tablero estratégico de la
nueva "guerra fría" por la redistribución del poder en el nuevo orden mundial, sino
que además se ha convertido en el símbolo mediático de las denuncias
contra los exterminios militares del Estado Israel.
En ese escenario, se plantean las
instancias tácticas y estratégicas de la guerra que el lobby sionista de Wall
Street y las poderosas organizaciones judías han lanzado en diversos
frentes contra Chávez.
Ya no se trata solamente de una
cruzada mediática del Imperio USA contra Chávez, sino de una guerra subterránea
que la AIPAC, Wall Street y las organizaciones judías han lanzado
para demonizar gradualmente a Chávez como el símbolo del "antisemitismo" a
escala global.
Una
calificación que excede y supera a la del Chávez "terrorista
desestabilizador" moldeada por Bush y los gusanos del Departamento de
Estado.
Esa es la nueva guerra de Chávez,
en un nuevo contexto internacional marcado por la crisis económica, donde el
sionismo que controla el sistema capitalista, sí o sí, deberá redefinir sus dos objetivos de máxima a escala global: El control definitivo sobre la
energía y los recursos estratégicos del planeta y la supervivencia del Estado
de Israel.
Y que tiene en "Obama Presidente"
su símbolo de cartón hollywoodense mas representativo.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados
en la Web.
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