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La bandera que ondean estos indígenas se llama "wipala",
palabra de origen aymara. El simbolo agrupa a los pueblos indígenas de Ecuador,
Bolivia y Perú. El símbolo que tiene más de 2000 años de historia, fue prohibido
en el siglo XVIII por los españoles, después de la derrota de Tupac Amaru. |
Cabe esperar una agudización de la represión por
parte del gobierno peruano. La protesta amazónica no ha bajado en intensidad
luego de la masacre.
Por Raúl Zibechi -
Boletin Entorno / Cubarte
La masacre perpetrada el Día Mundial del Medio Ambiente, 5 de junio, contra
indios amazónicos por el gobierno de Alan García, es el último capítulo de una
larga guerra por la apropiación de los bienes comunes, apoyada en la firma del
TLC entre Perú y los Estados Unidos.
A las seis de la mañana del viernes 5 de junio despegaron tres helicópteros
MI-17 de la base de la Policía Nacional en El Milagro, sobrevolaron la Curva del
Diablo—parte de la carretera que une la selva con la costa norte—que estaba
ocupada desde hacía diez días por unos cinco mil awajún y wampis (antes llamados
jíbaros). Lanzaron gases lacrimógenos sobre la multitud (aunque otras versiones
dicen que además dispararon metralletas) mientras de forma simultánea un grupo
de agentes arremetió en tierra contra el bloqueo disparando sus fusiles AKM.
Allí se habrían producido un centenar de heridos de bala y entre 20 y 25
muertos.
La población de la cercana ciudad de Bagua, unos mil kilómetros al noreste de
Lima, cerca de la frontera con Ecuador, salió a las calles en apoyo de los
indígenas, incendiando instituciones estatales y locales del oficialista partido
aprista (APRA). Varios policías fueron atacados y muertos en venganza, mientras
otros indígenas eran muertos por la policía. A la vez, fueron tomados como
rehenes un grupo de 38 policías que custodiaban una estación petrolera en la
Amazonia, algunos de los cuales habrían sido muertos por sus captores, mientras
unos mil inidígenas amenazaban con incendiar la estación número 6 del oleoducto
norperuano.
Las versiones son contradictorias. El gobierno aseguró, tres días después de
los hechos, que hay once indígenas y 23 policías muertos. Las organizaciones
indígenas señalan que los muertos en sus filas llegarían a 50 y habría hasta 400
desaparecidos. Según testigos los militares incineraron cadáveres y los
arrojaron al río para ocultar la masacre, a la vez que tomaron prisioneros
heridos en los hospitales. En todo caso, lo seguro es que el gobierno envió
fuerza armada para desalojar una protesta pacífica que llevaba 57 días
focalizada en las regiones selváticas de cinco departamentos: Amazonas, Cusco,
Loreto, San Martín y Ucayali.
El día 8, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
perteneciente a la OEA, condenó los hechos de violencia, recordó al Estado
peruano su obligación de esclarecer los hechos y de reparar sus consecuencias y
llamó a las partes a promover un proceso de diálogo. El día 9 la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos denunció "haber registrado una serie de
irregularidades y posibles violaciones a los derechos humanos" en la zona de
Bagua. Destacó la negativa del gobierno a informar qué personal policial está
encargado de la investigación de los hechos, su preocupación por la situación de
25 detenidos en el cuartel de El Milagro y los 99 detenidos desde que se
implantó el toque de queda en Bagua.
El presidente García acusó a los indios de "terroristas" y habló de una
"conspiración internacional", en la que según sus ministros estarían
involucrados Bolivia y Venezuela, ya que como países productores de gas y
petróleo buscarían evitar que Perú explote esos recursos y se convierta en
competidor3. Hace pocas semanas Perú otorgó asilo al dirigente antichavista
venezolano Manuel Rosales, acusado de corrupción, y a tres ex ministros
bolivianos del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada procesados por la muerte de
cerca de setenta personas durante la "guerra del gas" en octubre de 2003.
Sin embargo, el martes 9 se produjo la renuncia de la ministra de la Mujer y
Desarrollo Social, Carmen Vildoso, en discrepancia con la forma como el gobierno
ha manejado la situación. Según el primer ministro Yehude Simon, la renuncia se
debió a su discrepancia con un spot publicitario emitido por el gobierno en el
cual, con el fondo de fotos de los policías muertos y de indígenas portando
lanzas y flechas, se presenta a los nativos como "salvajes", "asesinos feroces"
y "extremistas" que siguen "consignas internacionales" para "detener el
desarrollo del Perú" e impedir que el país "disfrute de su petróleo". El anuncio
asegura que no hubo represión sino "un asesinato salvaje de policías humildes".
El dirigente de AIDESEP (Asociación Interétnica por el Desarrollo de la Selva
Pereuana), que reúne a 300 mil indígenas y 1.350 comunidades, Alberto Pizango,
fue considerado como "delincuente" por la ministra del Interior Mercedes
Cabanillas y se pidió su captura, por lo que pidió refugio en la embajada de
Nicaragua en Lima. La bancada parlamentaria oficialista, acusó a la izquierda,
al dirigente del Partido Nacionalista del Perú, Ollanta Humala, y a los medios
de comunicación amazónicos de "haber azuzado actos de violencia para que los
nativos ataquen a la policía" y amenazó con una demanda por terrorismo.
El conflicto había comenzado el 9 de abril con la movilización de los pueblos
amazónicos y la toma de carreteras y ductos de gas y petróleo, contra la
implementación de una batería de decretos en el marco de la implementación del
TLC. Pero la situación se agravó el jueves 4, cuando el APRA impidió al Congreso
debatir la derogación de algunas leyes cuestionadas por los indígenas, que ya
contaban con un dictamen de la Comisión de Constitución por considerarlas
inconstitucionales.
El perro del hortelano
El TLC con Estados Unidos comenzó a negociarse en mayo de 2004 bajo el
gobierno de Alejandro Toledo (2000-2005). El tratado estaba destinado a
sustituir la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas, firmada
en 2002 y vigente hasta diciembre de 2006. El TLC elimina obstáculos al
intercambio comercial y además facilita el acceso a bienes y servicio y los
flujos de inversiones, pero incluye como se sabe una amplia gama de temas
vinculados a la propiedad intelectual, contrataciones públicas y de servicios, y
solución de controversias.
El TLC fue suscrito el 8 de diciembre de 2005 en Washington, siendo
presidentes Alan García y George W. Bush. En junio de 2006 fue ratificado por
Perú y en diciembre de 2007 por el Congreso de los Estados Unidos. El 1 de
febrero de 2009 entró en vigor luego de que Bush y García lo firmaran el 16 de
enero de ese año.
La firma del TLC provocó grandes movilizaciones en 2005, sobre todo por parte
de campesinos que se mostraron como el sector más perjudicado por la eliminación
de aranceles y protecciones comerciales. Aunque el gobierno aseguró que daría
compensaciones a los productores, éstas nunca llegaron. El 18 de febrero de 2008
se produjo la Paralización Nacional Agraria con cortes de rutas en todo el país
que se saldaron con cuatro muertos por la represión policial y la imposición del
Estado de Emergencia en ocho provincias.
El 28 de octubre de 2007 Alan García publicó un largo artículo en el diario
El Comercio, de Lima, bajo el título "El síndrome del perro del hortelano".
Considera la naturaleza como un recurso, y sostiene que negarse a explotarla es
una tontería, pasando por alto cualquier debate sobre la conservación de la
Amazonia: "El viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de
proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para
ser medioambientalista".
En su opinión, los que se oponen a la explotación
intensiva de la Amazonia
son como el perro del hortelano, que "no come ni deja comer". "Hay millones de
hectáreas para madera que están ociosas, otros millones de hectáreas que las
comunidades y asociaciones no han cultivado ni cultivarán, además cientos de
depósitos minerales que no se pueden trabajar y millones de hectáreas de mar a
los que no entran jamás la maricultura y la producción. Los ríos que bajan a uno
y otro lado de la cordillera son una fortuna que se va al mar sin producir
energía eléctrica", dice en su artículo.
"El primer recurso es la Amazonia", asegura. Son 63 millones de hectáreas que
propone parcelar en grandes propiedades de "5.000, 10.000 o 20.000 hectáreas,
pues en menos terreno no hay inversión formal de largo plazo y de alta
tecnología".
Sobre la tierra, apunta que no se debe "entregar pequeños lotes de terreno a
familias pobres que no tienen un centavo para invertir", y que "esa misma tierra
vendida en grandes lotes traería tecnología". Poco le importa que esas tierras
sean propiedad colectiva de las comunidades, ya que en su opinión son apenas
"tierras ociosas porque el dueño no tiene formación ni recursos económicos, por
tanto su propiedad es aparente".
El TLC y los Decretos Legislativos
En base a esa lógica de convertir todo en mercancía, el gobierno pidió al
Congreso facultades para legislar los temas relativos a la implementación del
TLC a través de Decretos Legislativos (DL). El 19 de diciembre de 2007, el
Congreso le otorga plenas facultades al gobierno para legislar durante seis
meses por decreto materias vinculadas al TLC, a través de la Ley 29157. Amparado
en esas potestades, elabora 99 DL que están en la base de la polémica actual.
Un informe jurídico independiente difundido por OXFAM América, concluye que
el Poder Ejecutivo aprovechó las atribuciones cedidas temporalmente por el
Parlamento "para expedir un amplio número de normas con ninguna o muy escasa
vinculación efectiva con el TLC, distorsionando y desnaturalizando así los
términos de la delegación aprobada por el Congreso".
En consecuencia, el informe establece que "tales decretos pueden ser
calificados de inconstitucionales por razones de forma", cuestión que
"ameritaría su derogación" por parte del Congreso o del Tribunal Constitucional.
Además, señala que a través de los 99 DL "se ha buscado realizar una reforma
sustantiva del marco organizativo y competencial de diversas entidades del
Estado, así como del régimen regulatorio aplicable a actividades económicas de
especial relevancia", sin relación estricta con el TLC6.
Los más controvertidos son los DL 1015 y 1073, declarados inconstitucionales
por el informe de OXFAM, por modificar el número de votos requeridos para vender
las tierras comunales (sólo tres votos podían enajenar la tierra de lacomunidad).
El 1015 fue derogado por el Congreso en agosto de 2008. El DL 1064 (Régimen
Jurídico para el Aprovechamiento de las Tierras de Uso Agrario), deja sin efecto
el requisito de acuerdo previo para emprender proyectos y se lo considera
también inconstitucional.
El DL 1083 (Promoción del Aprovechamiento Eficiente y la Conservación de los
Recursos Hídricos) favorece la privatización del agua a grandes usuarios como
las empresas mineras. Además los DL 1081, 1079 y 1020 liberalizan diversos
aspectos de la legislación en áreas de explotación minera, maderera y de
hidrocarburos. Pero ha sido el DL 1090 (Ley Forestal y de Fauna Silvestre) uno
de los ejes de la polémica. Deja fuera del régimen forestal 45 millones de
hectáreas, o sea el 64% de los bosques del Perú, incluida la biodiversidad de
flora y fauna, con lo que podrían ser vendidos a empresas transnacionales.
El 9 de abril las 1.350 comunidades que integran AIDESEP acuerdan iniciar
movilizaciones al interior de sus comunidades. El primer ministro Yehude Simón,
ex aliado del grupo armado MRTA (Movimietno Revolucionario Tupac Amaru),
califica el 18 de abril las demandas indígenas de "caprichos". El 5 de mayo los
obispos de ocho vicariatos católicos exigen al presidente Alan García derogar
los DL porque los consideran una "amenaza para la Amazonia". El 10 de mayo el
gobierno decreta el Estado de Emergencia en cinco regiones del país donde se
producen cortes de rutas y paralización de puertos y oleoductos.
El 19 de mayo, la Comisión de Constitución del Parlamento declara el DL 1090
como inconstitucional. El informe elevado por la Comisión7, establece en sus
conclusiones que el decreto "no respeta las limitaciones que establecen los
artículos 101 y 104 de la Constitución Política, en cuanto a las materias
prohibidas de ser legisladas". Además señala que "contraviene el artículo 66 de
la Constitución, al regular la materia de recursos naturales, que está
exclusivamente reservada a la ley orgánica".
En suma, los legisladores acordaron que el Poder Ejecutivo no tiene
facultades para legislar por decreto en ciertas materias, según lo estipula la
Constitución, tarea que recae exclusivamente en el Congreso. La decisión de la
comisión debería ser debatida por el pleno del Congreso, pero el 22 de mayo la
ministra de Justicia Rosario Fernández, denuncia a Alberto Pizango, dirigente de
AIDESEP, por sedición y conspiración. El 26 de mayo awajún y wampis toman la
carretera Belaúnde Terry en la Curva del Diablo y unos 1.200 indios vigilan la
Estación.
El 26 de mayo se produce una masiva movilización en Lima en apoyo a la lucha
amazónica. El 28 de mayo comuneros de la selva de Cusco toman una segunda
válvula del gasoducto de Kamisea. El 1 de junio industriales y exportadores
exigen al gobierno "aplicar la ley" para liberar carreteras y ductos en la
Amazonia. El 2 de junio la presidenta del Foro Permanente de Naciones Unidas
para las Cuestiones Indígenas pide algobierno peruano "suspender inmediatamente
el estado de sitio en contra de las comunidades y organizaciones indígenas" y
"evitar cualquier acción, como la intervención militar, que podría aumentar el
conflicto".
El 4 de junio en el Parlamento la mayoría aprista decide suspender el debate
sobre la inconstitucionalidad del DL 1090. La Defensoría del Pueblo presenta un
recurso de inconstitucionalidad contra el DL 1064. El 5 de junio, 639 agentes de
la Dirección de Operativos Especiales y personal de las fuerzas armadas atacan a
los indígenas en la Curva del Diablo con decenas de muertos, cientos de heridos
y desaparecidos.
La masacre de los penales
El 18 de julio de 1986, a las seis de la mañana, los presos políticos
pertenecientes a Sendero Luminoso en las cárceles de San Juan de Lurigancho y El
Frontón, y el penal de mujeres Santa Mónica, en Lima y Callao, se amotinaron de
forma coordinada. Los hechos sucedieron de forma simultánea a la realización de
un congreso de la Internacional Socialista en Lima, en el que participaba el
Partido Aprista Peruano encabezado por el entonces presidente Alan García.
Los presos elevaron un pliego de 26 demandas vinculadas a la mejora de las
condiciones de reclusión. Una reunión del Consejo de Ministros encargó a las
Fuerzas de Operaciones Especiales de la Marina la recuperación de los penales.
El primero fue la cárcel de mujeres a cargo de la Guardia Republicana, que
demolió una pared, lanzó gases paralizantes y liberó a los rehenes con un saldo
de dos presas muertas.
A medianoche se inició el ataque a la cárcel-isla de El Frontón por parte de
la Infantería de Marina. El director del penal, el juez y el fiscal protestaron
por la presencia de marinos a quienes negaron autorización para ingresar al
edificio. En el asalto murieron tres miembros de las fuerzas armadas, un rehén y
135 presos, sobreviviendo apenas 34. En Lurigancho actuó la gendarmería y el
Ejército con un saldo de 124 senderistas muertos y ningún uniformado.
El escándalo nacional e internacional fue enorme. Americas Watch aseguró que
fue "el más devastador atentado contra los derechos humanos en el Perú en
décadas", ya que "se mató a sangre fría a gran cantidad de prisioneros después
de haberse rendido". La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó los
hechos y una comisión parlamentaria encontró suficientes pruebas para determinar
la responsabilidad política del presidente. Sin embargo, Alan García otorgó
impunidad a los autores de la masacre. El vicealmirante Luis Giampietri Rojas,
jefe del operativo de la Marina en El Frontón, es el actual vicepresidente del
segundo gobierno de Alan García.
Un documento publicado por la iglesia católica el mismo 19 de junio, titulado
"Masacre de los penales de Lima", hace un breve y estremedor relato de esos
hechos: "En Santa Bárbara –cárcel de mujeres- interviene la Guardia Republicana.
Los rehenes son liberados. Hay dos reclusas muertas. En Lurigancho intervienen
el Ejército y la Guardia Republicana. Al amanecer del 19 un rehén es liberado.
Los ciento veinticuatro reclusos son fusilados después de rendirse. En El
Frontón, la operación se encomienda a la Marina que bombardea el Pabellón Azul
durante todo el día. Sobreviven treinta internos que se rinden. Eran alrededor
de doscientos detenidos. En todo el proceso se impide el acceso a las
autoridades civiles: jueces, fiscales, directores de penales. Tampoco a la
prensa".
La Comisión de la Verdad y Reconciliación sostuvo que la matanza fue un punto
de inflexión en la política antiterrorista, ya que hasta ese momento Alan García
había mostrado interés en frenar las constantes violaciones a los derechos
humanos cometidas por las fuerzas armadas, pero partir de ese momento alentó la
represión.
Con semejantes antecedentes, cabe esperar una agudización de la represión por
parte del gobierno peruano. La protesta amazónica no ha bajado en intensidad
luego de la masacre: la casi totalidad de los 56 pueblos indígenas amazónicos
reafirmaron que continuarán con los bloqueos hasta que el gobierno retire los
Decretos Legislativos que violan el Convenio 169 de la OIT y los derechos sobre
sus territorios. Según todos los testimonios, la situación es explosiva.
En un intento tardío por descomprimir la situación, el día 10 el Congreso con
los votos del APRA y los fujimoristas, aprobó la suspensión de dos de los nueve
Decretos Legislativos más cuestionados por los indígenas. Los DL 1090 y 1064
quedaron suspendidas indefinidamente. La decisión puede ser apenas una maniobra
dilatoria o bien abrir espacios para una negociación. Sin embargo, tanto la
huelga amazónica como las marchas en las principales ciudades del país fueron
confirmadas luego de conocerse el paso atrás dado por el gobierno.
Hugo Blanco, legendario luchador social peruano y editor del mensuario
Lucha Indígena, esboza en su editorial un mirada de largo aliento: "Luego de
500 años de silenciamiento, los amazónicos reciben el respaldo de los pueblos
del Perú y del mundo. Puede ser que el mayor logro de estas jornadas sea el
visibilizar esas nacionalidades, tejiendo lazos entre los diversos sectores del
país, tan divididos por quienes nos dominan. Al defender la Amazonia están
defendiendo la vida de toda la humanidad; y al no ceder ante los engaños del
gobierno, están re-escribiendo la historia, recuperando para todos el sentido de
la palabra dignidad".
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