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medio de una feroz ofensiva de los combatientes talibanes, el secretario general
de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, pidió este fin de semana más tropas a los
Estados miembros, para combatir a la insurgencia talibán que -según el propio
comandante militar de la Alianza- ya controla una parte mayoritaria del
territorio.
Rasmussen
indicó que espera que los ministros dejen claro si respaldan los consejos del general McChrystal, comandante de las tropas
estadounidenses y de la OTAN, sobre cómo afrontar la extensión de la "insurgencia" y sobre la forma
de acelerar el entrenamiento de las fuerzas de seguridad afganas.
"Para que
tenga éxito, debemos ayudar a Afganistán para que se convierta en un país que
pueda resistir la insurgencia, porque es la única forma de combatir el
terrorismo", indicó.
"No
debería haber dudas sobre nuestra determinación para cumplir con esta misión, y
deberíamos permanecer tanto tiempo como sea necesario para que tenga éxito",
aseguró Rasmussen.
Este fin
de semana, once soldados estadounidenses y tres civiles de la misma
nacionalidad murieron en diversos enfrentamientos y al estrellarse un
helicóptero militar en el oeste de Afganistán, según anunció la OTAN en un
comunicado.
El helicóptero "se estrelló por motivos que aún se ignoran en el oeste de
Afganistán", pero la causa del accidente "aparentemente no se debe a una acción
enemiga", según dicho comunicado.
El
secretario general de la OTAN afirmó igualmente que es necesario mostrar a la
sociedad que las fuerzas occidentales transferirán la responsabilidad militar a
las fuerzas afganas "más pronto que tarde". "Creo firmemente que si
mostramos a las sociedades de nuestros países que estamos haciendo progresos,
habría una luz al final del túnel y nos apoyarían", aseguró.
Rasmussen
pidió más esfuerzos para entrenar, equipar y financiar a las fuerzas afganas,
alertando que la inacción tendría graves consecuencias para la estabilidad en
la región y entre los Estados miembro de la OTAN.
Los países
de la OTAN se han mostrado reacios a enviar más tropas por las
preocupaciones y el rechazo social frente al aumento de bajas militares, que
hace bajar la popularidad de los líderes de las superpotencias involucradas.
Las
fuerzas ocupantes de la OTAN en Afganistán cuentan actualmente con 65.000
efectivos estadounidenses y 39.000 de los países aliados. El general McChrystal,
comandante militar de la Alianza, ha pedido añadir entre 30.000 y 40.000 más,
aunque no se esperan anuncios de nuevos envíos de tropas.
Principalmente, las potencias aliadas están a la espera de lo que decida EEUU,
que no se pronunciará probablemente hasta después de la segunda vuelta de las
farsescas elecciones presidenciales afganas del próximo 7 de noviembre.
Según sus
propios comandantes, EEUU va perdiendo la guerra militar de ocupación en Afganistán, y esta
situación tensiona el enfrentamiento interno entre los sectores ultra
conservadores que digitan la política militar y la administración
demócrata que maneja la agenda exterior desde el Departamento de Estado.
Los
jefes de la OTAN y el Pentágono presionan por más tropas, y Obama y sus
asesores, atentos al rechazo social entre los estadounidenses que genera esta
guerra, no terminan de configurar una nueva estrategia para salir
del pantano.
La parálisis favorece la ofensiva
de los talibanes que ya han creado un "gobierno en las sombras" en las regiones
que controlan.
En la primera semana de septiembre, el comandante de las tropas
estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, el general norteamericano Stanley
McChrystal, había pedido al Pentágono en un informe, revisar la "estrategia" de las fuerzas
extranjeras ocupantes para combatir a los talibanes.
El jefe militar de la OTAN en Afganistán
advirtió en dicho documento remitido al Departamento de Defensa de EEUU, que si no
recibía más tropas EEUU corría el riesgo de fracasar y ser derrotado en
Afganistán.
Según el máximo responsable de la campaña militar en Afganistán,
"la mayor
debilidad de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad) es que no ha defendido con agresividad a los propios
afganos, más preocupados por defender a sus propias fuerzas". "Hemos operado
de una manera que nos ha distanciado -físicamente y psicológicamente- de la
gente a la que teníamos que proteger", explicó.
El
documento describe el poder del "Gobierno en la sombra"
de los talibanes
que
bajo la dirección del mulá Omar, capitaliza las
debilidades de las tropas ocupantes y del gobierno colaboracionista afgano.
A sólo ocho meses de haber relanzado la nueva pantalla
de la "guerra contraterrorista" (heredada de Bush), la estrategia de Obama comienza claramente a
resquebrajarse en Afganistán donde la resistencia talibán y los muertos estadounidenses y europeos crecen en
simétricas proporciones.
La guerra de ocupación en Afganistán
sobresale nítidamente como el frente más "peligroso" para el eje ocupante EEUU-OTAN,
cuyas tropas se
encuentran sometidas a una feroz y sangrienta contraofensiva de los talibanes
que ya controlan más del 70% del país, según organizaciones internacionales que
actúan en el país.
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