Treinta y un periodistas han muerto en el mundo desde
que comenzó 2009, incluido el fotógrafo franco-español Christián Poveda,
asesinado a tiros el miércoles en San Salvador, según los datos de la organización
Reporteros Sin Fronteras (RSF)
IAR
Noticias
/
EFE
Los países con mayor número de periodistas muertos en
lo que va de año son Somalia, con seis muertos, y
Pakistán, con cinco. Siguen Irak y Rusia, con tres; y Sri Lanka, los
territorios palestinos y Filipinas, con dos. Un miembro de la prensa ha muerto
en Afganistán, India, Irán, Kenia,
Madagascar, México,
Venezuela, a los que hay que sumar el asesinato en San Salvador del
fotógrafo franco-español Christián Poveda.
En 2008 murieron 60 periodistas en el mundo (quince de ellos en Irak; 7 en
Pakistán; 6 en Filipinas; 4 en Georgia; 4 en México; 3 en la India y 3 en
Tailandia, entre otros).
Sin embargo los años más sangrientos para la prensa mundial de los últimos
quince han sido 2007, en el que murieron 87 periodistas (47 en Irak, 8 en
Somalia y 6 en Pakistán); y 2006 en el que perdieron la vida violentamente 85
profesionales de la prensa (41 en Irak, 9 en México y 6 en Filipinas), siempre
según Reporteros Sin Fronteras.
En Latinoamérica, según los datos de la Sociedad Interamericana de Prensa
(SIP) recogidos hasta el 3 de mayo de 2009, en los últimos quince años han sido
asesinados 338 profesionales de la prensa debido al ejercicio de su profesión y
11 más permanecen desaparecidos, sin contar la muerte de Christian Poveda.
Colombia (121), México (71 asesinados y 9 desaparecidos) y Brasil (31 y 1)
lideran la estadística. En El Salvador han fallecido 16 periodistas en los
últimos quince años, incluyendo a Poveda.
En 2009, según los datos de la SIP, han sido asesinados dos periodistas en
México, y uno en Honduras, Guatemala y Venezuela, además del fotógrafo que murió
el miércoles en El Salvador.
El último reportero español muerto violentamente en el ejercicio de su
profesión fue Ricardo Ortega, corresponsal de Antena 3 Televisión, que murió el
7 de octubre de 2004 en Puerto Príncipe (Haití) tras recibir dos disparos de
presuntos partidarios del ex presidente Jean-Bertrand Aristide, cuando cubría
una manifestación de opositores al ex gobernante.