os analistas prevén un incremento de las ventas de GlaxoSmithKline (GSK),
Roche y Sanofi-Aventis cuando las empresas comuniquen un aumento de los
beneficios para los primeros seis meses del año, derivado de los contratos
gubernamentales de compra de vacunas contra la gripe y medicamentos antivirales.
Este aumento de las ventas –que se suma a los sólidos resultados de la suiza
Novartis y de la estadounidense Baxter, productoras también de vacunas– se
conoce en un momento en el que los datos muestran que más de 740 personas han
muerto a consecuencia del virus H1N1, y varios millones se han visto afectados
en todo el mundo.
El laboratorio británico GSK confirmó que había vendido 150 millones de dosis
de vacunas contra la gripe pandémica –el equivalente a sus ventas habituales
para la gripe estacional– a países entre los que se incluyen Reino Unido, EEUU,
Francia y Bélgica, y que se disponía a aumentar la producción.
GSK también produce Relenza, un antiviral que reduce la duración y la
gravedad de la infección, y del que planea ingualmente incrementar su
fabricación hasta los 60 millones de dosis anuales. Este año, Reino Unido ha
encargado 10 millones de tratamientos.
Uno de los grupos beneficiados por el miedo a la pandemia ha sido el suizo
Roche, que vende Tamiflu, el antiviral más importante, y cuyos encargos por
parte de empresas privadas y gobiernos han experimentaban un fuerte aumento.
La semana pasada, un informe de JPMorgan, el banco de inversión, sugería que
los gobiernos habían encargado cerca de 600 millones de dosis de vacunas y
adyuvantes –una sustancia química que aumenta su eficacia–, por valor de 4.300
millones de dólares (3.000 millones de euros), y que había margen para vender
otros 342 millones de dosis.
El banco calcula que las nuevas ventas de antivirales podrían aumentar el
volumen de operaciones de GSK y Roche en otros 1.800 millones de dólares en el
mundo desarrollado, y en hasta 1.200 millones de dólares en los países en vías
de desarrollo.
Pero también se plantean dudas para las farmacéuticas. Teniendo en cuenta la
alta probabilidad de que la demanda supere a la oferta, y que la producción
inicial sugiere que la rentabilidad de la vacuna contra la pandemia es
relativamente baja, es posible que tengan que tomar difíciles decisiones a la
hora de determinar la cantidad que suministran a cada país.
Además, los laboratorios están recibiendo presiones para ofrecer más
medicamentos y vacunas a precios extremadamente bajos, o incluso gratuitos, a
los países en vías de desarrollo.