in previo aviso, un día Tatiana Gallego fue llamada a la oficina de recursos
humanos de su trabajo con el fin de informarle sobre su despido como asesora de
alumnos de nuevo ingreso en una escuela para modistos.
"La forma en que trataron de explicármelo es que fui la última en ser
contratada, así que era la primera en ser despedida", dijo la joven de padres
colombianos, de 25 años, quien trabajó ahí durante 17 meses.
"La última contratación, el primer despido", es un viejo cliché empleado
durante mucho tiempo para despedir a la gente, y se ha convertido en una amarga
realidad para millones de hispanos y afroamericanos que están perdiendo su
empleo en mayores tasas que el resto de los habitantes durante esta grave
recesión.
Gran parte de esta disparidad se debe al gran número de latinos y
afroamericanos en los sectores de la construcción, obrero y de servicios,
fuertemente afectados por la crisis económica. Y la cifra de desempleo entre los
negros ha sido alrededor del doble de la de los blancos desde que el gobierno
empezó a llevar estadísticas sobre ello a inicios de la década de 1970.
Pero esta recesión está afectando también a los profesionales, lo cual tiene
consecuencias devastadoras para muchos recién llegados a ese nivel.
Desde que la recesión comenzó en diciembre del 2007, el desempleo entre los
latinos ha aumentado 4,7%, para ubicarse en un 10,9%, de acuerdo con la Oficina
de Estadísticas Laborales. La desocupación entre los negros ha aumentado 4,5
puntos, para ubicarse en 13,4%. La de los blancos, en contraste, ha subido
apenas 2,9 puntos, quedando en 7,3%.
Gallego es egresada de la Universidad de Rhode Island. Su madre es
autoempleada y su padrastro trabaja en la industria de la construcción.
La joven quedó sorprendida cuando se le dijo que recogiera sus cosas porque
ya no habría trabajo para ella, al haber disminuido los alumnos inscritos en su
escuela en la ciudad de Nueva York. Indicó que recientemente recibió una
evaluación positiva en su trabajo y sus jefes planeaban enviarla a un congreso.
"Quizás no sé mucho acerca del mundo de los negocios, pero siento que hice
más y fui más allá que otras personas en mi oficina", dijo.
William Darity, profesor de economía y estudios afroamericanos en la
Universidad de Duke, dijo que "los negros y los latinos son hasta cierto punto
recién llegados al mundo profesional..., así que necesariamente son más
vulnerables".
"No tenemos esas raíces más antiguas que nos anclan al mundo profesional. No
tenemos la misma red de contactos, la misma antigüedad en el puesto", indicó
Darity.
No hay estadísticas gubernamentales recientes que midan la pérdida de empleos
por raza e ingresos, pero Darity y varios otros consideran que los profesionales
latinos y afroamericanos tienen mayores posibilidades que los blancos de perder
sus empleos en medio de la recesión.
"Muchas veces negros y latinos son los últimos en ser contratados, por lo que
naturalmente son los primeros en ser despedidos", dijo Jerry Medley, quien se ha
dedicado al negocio de colocación de ejecutivos durante 30 años.
"No estoy diciendo que sea racismo, pero si un gerente o ejecutivo de alto
nivel tiene a un grupo de individuos y debe despedir a uno, es posible que él o
ella no elegirá a la persona con la que pasa mucho tiempo en el club campestre o
lugares como esos", indicó.
Y mientras menos dinero se tiene, peores son las consecuencias del desempleo.
Darity citó informaciones del 2002 que indican que las familias afroamericanas
tienen fondos netos promedio de 6.000 dólares, las latinas 8.000 y las blancas
de 90.000.
Philip Salter era director creativo de una agencia publicitaria de Chicago
que obtenía el 75% de sus ingresos de una empresa que se cuenta entre las 500
más importantes de acuerdo con la revista Fortune, y encargaba a la firma
campañas enfocadas a los grupos minoritarios. Pero cuando la empresa perdió ese
contrato, y otras dos cuentas, el empleo de Salter se esfumó.
"Cuando las empresas reducen sus fondos para publicidad, los destinados a las
minorías son los primeros en ser eliminados. Desafortunadamente en este negocio,
muchos clientes consideran (las campañas para minorías) como un complemento o
una forma de cumplir con las obligaciones que podrían imponerles las
organizaciones (de activistas) sociales", dijo Salter, afroamericano de 62 años.
Su último día de trabajo fijo fue en enero del 2008. Con gastos de pensión
por su divorcio y dos hijos en la universidad, Salter no tuvo más remedio que
dejar su casa de cuatro recámaras para vivir en un departamento, sobreviviendo
mediante trabajos como asesor.
La madre de Salter fue ama de llaves y su padre vigilante. Antes de su
divorcio, su hijastra y sus cuatro hijos vivieron con él durante muchos años.
Los profesionales negros "generalmente no se inician con el apoyo de una
herencia. Además, muchas veces pasan cosas en nuestras familias que nos causan
tensiones. Un hijo o un nieto inesperados, problemas de drogas. Cuando uno trata
de ahorrar dinero para mandar a sus hijos a la universidad, de pronto uno tiene
que decirse a sí mismo 'no puedo permitir que este familiar se derrumbe y se
quede sin hogar'", dijo Salter.
"Yo diría que ocho de cada 10 personas que conozco enfrenta una situación
similar", agregó.
Y al otro lado de la escala de salarios, los que ganan los más bajos
enfrentan una situación desesperada.
Para ellos, "una vez que el principal proveedor pierde su empleo, no les
quedan muchos recursos", dijo Harry Holzer, ex jefe de economía del Departamento
del Trabajo y actualmente profesor de la Universidad de Georgetown y el
Instituto Urban.
La Gran Depresión terminó cuando el gobierno creó una "red de seguridad"
basada en programas sociales de amplio alcance. Desde entonces, la tasa promedio
de desempleo alcanzó su nivel más alto entre 1981 y 1982, con un 10,8% mensual,
dijo Holzer.
Los economistas consideran que se puede llegar a ese nivel en la actual
recesión, dijo Holzer, pero indicó que, a diferencia de la década de 1980, la
red ha sido desmantelada en gran parte, debido a las restricciones impuestas
sobre el bienestar social y los requisitos para recibir ayuda por desempleo.
"Uno se preocupa por la posibilidad de poblaciones de pobreza concentrada y
con menos acceso a la red de seguridad. Ello podría general inestabilidad
social, mayores tasas de delincuencia... nadie puede saberlo con seguridad",
dijo Holzer.
"Obviamente tendrá un efecto en la tasa de criminalidad", dijo Maya Wiley,
directora del Centro de Inclusión Social, que recientemente emitió un informe
donde señala que los que no son blancos están enfrentando las consecuencias más
graves de la recesión.
"También hay todo tipo de cuestiones relacionadas con la salud vinculadas con
ello. Encontramos un aumento en las tasas, desde las de homicidios hasta las de
tuberculosis", dijo Wiley.
A medida que el racismo disminuye y los negros y los latinos avanzan en la
escala social, muchos consideran que estos avances son pruebas de que resultaría
injusto ofrecer ayuda basada en el origen racial para las víctimas de la crisis.
Incluso, sectores minoritarios han optado por responsabilizarse a sí mismos de
la solución de sus problemas.
Sin embargo, algunas personas, como Darity, de la universidad de Duke, dicen
que Estados Unidos "nunca ha encarado las discrepancias económicas en cuestiones
raciales".
"La situación actual está reafirmando y ampliando esas discrepancias", dijo
Darity.