|

|
|
La imagen de Binyam Mohamed en un cartel de protesta en Londres. |
Autoridades de
Estados Unidos le ofrecieron a un prisionero de la base militar de
Guantánamo liberarlo a cambio de que callara sus denuncias de
tortura, reveló la Corte Suprema de Gran Bretaña.
Por William Fisher - IPS
En fallos emitidos por dos jueces del máximo
tribunal británico se señala que Washington le ofreció en octubre al
residente británico de origen etiope Binyam Mohamed un acuerdo para
recuperar su libertad declarándose culpable y prometiendo no hablar
sobre las circunstancias de su detención.
Pero el prisionero lo rechazó, y a fines del año pasado se le
retiraron todos los cargos. Se cree que Londres intervino para
lograr su liberación sin condiciones. Mohamed había sido arrestado
en Pakistán en 2002 como supuesto "terrorista", y ahora denuncia
haber sido torturado tanto allí como en Marruecos, donde también
estuvo recluido. Fue transferido a Guantánamo en 2004, y finalmente
llevado de regreso a Gran Bretaña en febrero pasado.
Ahora lleva adelante una demanda contra el gobierno británico,
acusando a sus servicios de inteligencia de actuar en complicidad
con la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) para
facilitar las "entregas extraordinarias" ("extraordinary renditions"),
mecanismo empleado por Washington para capturar a "sospechosos de
terrorismo" y transferirlos, sin pasar por tribunales, a terceros
países en los que por lo general son torturados, según activistas
En este caso, "Estados Unidos claramente priorizó el secretismo por
sobre la justicia. Simplemente no quiere que la verdad salga a la
luz", dijo a IPS Zachary Katznelson, director jurídico de Reprieve,
organización de derechos humanos y de asistencia legal que
representó al detenido hace cuatro años.
"Eso no tiene nada que ver con la seguridad nacional, sino con el
potencial de una vergüenza nacional. Si realmente vamos a combatir
el terrorismo, debemos usar las herramientas de la democracia: la
transparencia, la imparcialidad y la justicia, no abandonarlas y
luego desesperadamente intentar ocultar nuestros errores", añadió.
En sus fallos emitidos el lunes, los magistrados británicos
revelaron cómo el gobierno estadounidense intentó hacer que Mohamed
firmara un acuerdo afirmando que nunca había sido torturado,
prometiendo no hablar con los medios luego de su liberación y
declarándose culpable para ser llevado de regreso a Gran Bretaña.
Además, las autoridades estadounidenses insistían en que se debía
asignar a Washington cualquier derecho de indemnización que el
detenido pudiera solicitar.
Todo esto se hizo sin que se permitiera el acceso de los abogados
defensores a evidencia que podría haber servido para demostrar su
inocencia.
Mohamed también debía comprometerse a no exigir ver ninguna prueba
exculpatoria. "Si el señor Mohamed pedía ver la evidencia, el
acuerdo sería cancelado", dijo un portavoz de Reprieve.
"Los hechos revelados reflejan la forma en que el gobierno de
Estados Unidos ha intentado consistentemente ocultar la verdad de la
tortura a Binyam Mohamed", sostuvo el director de la organización,
Clive Stafford Smith.
"Le dijeron que nunca abandonaría Guantánamo a menos que prometiera
no hablar nunca sobre su tortura, y nunca demandar ni a los
estadounidenses ni a los británicos para obligar a revelar los malos
tratos", señaló.
"Las autoridades estadounidenses intentaban que Mohamed se declarara
culpable por algo, por cualquier cosa, para así poder salvar su
imagen. La ‘oferta’ final fue que este hombre, originalmente
considerado uno de los más peligrosos terroristas, debía reconocerse
culpable y recibir una sentencia de sólo 10 días de cárcel, menos de
lo que se espera por varios delitos de tránsito. Mohamed rechazó
esta oferta, y continuaba asegurando su inocencia", explicó la
organización.
"Ofrecerle a un hombre que asegura su inocencia la libertad a
condición de que se reconozca culpable y cumplir una sentencia de 10
días es un intento de salvar la imagen a una escala horrenda",
sostuvo la directora ejecutiva de Reprive, Clare Algar.
El caso llamó la atención en Gran Bretaña y causó un problema para
el Departamento de Estado (cancillería) estadounidense. La Corte
Suprema británica se había negado a divulgar siete párrafos de un
fallo anterior que daban credibilidad a las denuncias de tortura de
Mohamed, arguyendo que eso podría obstaculizar las relaciones de
seguridad entre Londres y Washington.
El tribunal admitió que llegó a esa decisión como consecuencia de lo
que consideró amenazas de Estados Unidos a reconsiderar cualquier
participación de información de inteligencia con Gran Bretaña.
En una crítica inusual, la Corte Suprema británica expresó
consternación por el hecho de que una democracia "gobernada por el
imperio de la ley" procure suprimir evidencia "relevante a las
denuncias de tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes, por
más políticamente embarazoso que esto pueda ser".
El tribunal señaló que el gobierno de George W. Bush (2001-2009)
había hecho la amenaza en una carta al Ministerio de Relaciones
Exteriores británico en septiembre pasado, y llamó a la actual
administración de Barack Obama a revertir esta posición.
El secretario de Relaciones Exteriores británico David Miliband negó
que haya habido una amenaza así de Estados Unidos.