(IAR
Noticias)
17-Marzo-09
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La sede del Citibank en Hong Kong. El banco se
extiende por el mundo y es uno de los más golpeados . (Foto Reuters) |
La bruma de la incertidumbre no se había disipado cuando en forma brusca las
acciones del Citi se dispararon en un día un 37 por ciento, lo que levantó a
la Bolsa de Nueva York y a las de todo el mundo en porcentajes abultados. El
detonante de la suba fue un memorando interno del banco que anticipaba
ganancias por primera vez en más de un año y medio. El banco que los medios
ya habían condenado al ocaso resurgía de sus cenizas y parecía dejar ver el
horizonte de salida de la crisis.
Por
Jorge Altamira -
Prensa Obrera, Argentina
H ace menos de dos semanas, el diario The Wall Street Journal (25/2)
acentuaba los colores negros del Citibank al anunciar el "desconcierto por
la falta de directivas del gobierno de Estados Unidos".
El Estado se había hecho cargo del 36 por ciento de las acciones ordinarias
del banco, pero no le ofrecía una orientación: ¿habría que desmantelarlo
mediante la creación de un ‘banco malo' que se hiciera cargo de los activos
invendibles para pagarle lo que hubiera o restara a los acreedores? ¿O
había, en cambio, que aguantar tal cual estaba a la espera de que una
recuperación económica permitiera saldar las deudas a los valores
originales?
La bruma de la incertidumbre no se había disipado cuando en forma brusca las
acciones del Citi se dispararon en un día un 37 por ciento, lo que levantó a
la Bolsa de Nueva York y a las de todo el mundo en porcentajes abultados. El
detonante de la suba fue un memorando interno del banco que anticipaba
ganancias por primera vez en más de un año y medio. El banco que los medios
ya habían condenado al ocaso resurgía de sus cenizas y parecía dejar ver el
horizonte de salida de la crisis. ¿Para qué habernos preocupado tanto? Las
buenas nuevas de este Drácula de la economía mundial habían opacado la
noticia, cien veces más importante, de que las exportaciones de China se
derrumbaban y el mercado interno conocía una caída de precios, la deflación,
por primera vez en doce años.
Cualquier memorando de la banca mundial que anuncie beneficios es un camelo
porque, en primer lugar, debería haber agotado la previsión de pérdidas por
activos incobrables que, en el caso del Citibank, habían llegado a los dos
billones de dólares y a nivel mundial a cincuenta billones de dólares. De
todos modos, las pérdidas que registran los bancos son fundamentalmente
virtuales, porque no pasan de una operación de rebaja de valor en los
libros. La pérdida no ocurre efectivamente, como sería con la venta del
activo a su valor depreciado. El sistema financiero se encuentra en pie,
pero colapsado, porque el dinero que le inyectan los Estados solamente sirve
para evitar que se declaren en bancarrota desde el punto de vista legal. Una
manifestación efectiva del colapso bancario es la caída en picada del
crédito que financia el comercio internacional.
Sea como fuere, el mismo día en que se iba a conocer la reencarnación
improbable del Citibank, una reputada analista norteamericana, Meredith
Whitney, alertaba, también en el diario WSJ, sobre el derrumbe inminente de
las tarjetas de crédito en EEUU. La analista había previsto con anticipación
el derrumbe del Citibank y había sufrido por ello varias amenazas de muerte.
Según Meredith, los derechos de giro por tarjeta son de cinco billones de
dólares, aunque se utilizan 800 mil millones, que se renuevan periódicamente
varias veces al año. La analista cree que, entre la crisis bancaria y la
desocupación, la caída de los salarios y los desalojos, el stock de crédito
por tarjeta se va a reducir un 60 por ciento, o sea a dos billones de
dólares. Sin embargo, como ocurre en Argentina con los créditos al consumo,
las tarjetas de crédito se titularizan o secutirizan, o sea que se
convierten en bonos en poder de otros financistas, que quedan como
prestamistas de última instancia del banco emisor de la tarjeta. Son cinco
los bancos que dominan el 66 por ciento del mercado de tarjetas -en primer
lugar el Citi. Pues bien, éste es el banco que pretende estar ganando plata
y anticipando la recuperación económica.
En realidad, la suba de las bolsas ocasionada por el anuncio de ganancias
del Citi obedeció a que muchos especuladores salieron a comprar acciones que
habían vendido a la baja sin tenerlas en su poder; es decir que obedeció a
un movimiento espasmódico de un mercado que especula con la quiebra de los
bancos, no con su recuperación. De cualquier modo, el derrumbe mundial no es
una línea recta sino zigzagueante -siempre en dirección al Polo Sur. Las
noticias de recuperación apuntan a ofrecer argumentos a las burocracias
sindicales para persuadir a los obreros a aceptar suspensiones y despidos
porque la salida de la crisis está a la vuelta de la esquina.
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