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Noticias)
17-Febrero-09
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Sede de la OMC en Ginebra |
La secretaría de la OMC
emplea todos los recursos para reactivar las negociaciones de la
Ronda de Doha. Antes apeló a las crisis del clima, de los alimentos,
de la energía y, ahora, al proteccionismo comercial que vuelve de la
mano de la depresión global, según el negociador de un país en
desarrollo.
Por Gustavo Capdevila - IPS
O tra diplomática, la representante de Bolivia,
Angélica Navarro, observó que el argumento del proteccionismo ha
sido utilizado por algunos miembros de la OMC (Organización Mundial
del Comercio). Han empleado ese razonamiento en el sentido de que si
no concluye la Ronda no podemos evitar esa política nacional,
explicó.
El proteccionismo ha sido efectivamente el tema dominante de la OMC
en las últimas semanas, alimentado por un informe presentado por el
director general de la institución, el francés Pascal Lamy, quien
presentó algunos casos de disposiciones adoptadas por gobiernos para
auxiliar a sectores locales golpeados por la crisis financiera y
económica.
La gran mayoría de los 153 países que integran la OMC compartieron
la preocupación de Lamy ante la posibilidad de que esas medidas
anticíclicas para contrarrestar la crisis mundial, nacida en Estados
Unidos, puedan representar distorsiones de los principios que
regulan el sistema multilateral de comercio.
Pero muchos de esos mismos países cuestionaron aspectos procesales
de la decisión de Lamy de elaborar el informe y también el contenido
del documento.
Navarro confió a IPS que la iniciativa de Lamy le causó sorpresa,
pues al referirse a los mecanismos de examen de políticas
comerciales, recordó que el Acuerdo de Marrakesh que concluyó en
1994 las negociaciones de la Ronda Uruguay, iniciadas en 1986,
otorga al director general el mandato de presentar un solo informe
anual en la materia.
Por lo tanto, si no tiene mandato más que para una revisión anual de
los problemas importantes de las políticas que afectan al sistema de
comercio, tiene que consultarnos a nosotros, todos los Estados
miembro, y en particular sobre los términos de referencia del
estudio, subrayó Navarro.
Si bien el director general puede tener muchas presiones, "el
mandato se lo tenemos que dar los 153 miembros" de la OMC, insistió
la negociadora boliviana. La referencia es a las advertencias
surgidas de Davos, la reunión anual en esa ciudad suiza de grandes
empresarios y gobernantes organizada por el Foro Económico Mundial,
y del Grupo de los 20 (G-20), que reúne a países industrializados y
algunos emergentes en torno a temas financieros,
El representante de Ecuador, Cesar Montaño, dijo que su país "no se
siente representado ni tiene porque recibir mandatos ni encargos del
G-20 financiero, tampoco del grupo de ilustres pensadores de Davos,
ni de nadie a menos que sean decisiones tomadas por consenso por los
órganos de la OMC".
Les aseguro que las semillas de esta iniciativa no fueron sembradas
en Davos ni en el G-20. Nació en esta casa, en la OMC, y así debe
continuar mientras la situación económica mundial lo justifique,
replicó Lamy.
Al justificar su informe, Lamy mencionó las graves dificultades que
surgirían en las circunstancias actuales si se recurriera en grado
significativo a medidas que restringieran o distorsionaran el
comercio para tratar de proteger a las empresas, el empleo y los
ingresos agrícolas de los efectos de la desaceleración de la
economía mundial.
Esa política no sólo empeoraría la situación económica para todos y
ensombrecería las perspectivas de una pronta recuperación de la
actividad económica. El proteccionismo también podría inducir a
otros a adoptar medidas de retorsión que exacerbarían el daño
causado, advirtió el jefe de la OMC.
El discutido informe de Lamy menciona los planes puestos en marcha
por algunos gobiernos, como los casos de Canadá, Estados Unidos y
Suiza, para rescatar a los bancos y otras entidades financieras,
como igualmente a las políticas monetarias y fiscales adoptadas para
afrontar la crisis.
El estudio entiende que es demasiado pronto para evaluar el efecto
de esas medidas sobre el comercio, aunque apunta que algunas
constituyen una forma de ayuda estatal o subvención y que pueden
tener efectos secundarios en otros mercados o distorsionar la
competencia entre entidades financieras.
También presenta como la política más significativa a la adoptada,
principalmente en los países industrializados, para incrementar el
apoyo estatal a ciertas industrias, en particular la automotriz.
Igualmente dice que por ahora se conocen pocos detalles de estas
disposiciones.
Luego cita casos de disposiciones adoptadas por India, Ecuador,
Indonesia, Argentina, Corea del Sur y Ucrania después del estallido
de la crisis financiera, que la OMC ubica en septiembre de 2008.
Consigna igualmente el anuncio de la Unión Europea de que
reintroducirá subvenciones a la exportación de productos lácteos
Los países en desarrollo, los aludidos por el informe de Lamy y
otros más, se preocuparon por diferenciarse de las disposiciones
relacionadas con el comercio que adoptan las naciones
industrializadas.
Ecuador observó que el único instrumento de protección que posee
ante la crisis son los aranceles consolidados, es decir, los
impuestos a las importaciones declarados de manera vinculante ante
la OMC.
En el caso de los países en desarrollo, los aranceles consolidados
suelen superar, a veces con amplitud, a los aplicados, que son los
impuestos que verdaderamente se cargan a la hora de la importación.
Los movimientos que efectuó Ecuador en los valores de los aranceles
se encuadran dentro de esos dos límites, el comprometido ante la OMC
y el que realmente pagan los importadores.
Por ese motivo, el punto más importante para nosotros era que se
hiciera una diferenciación entre los países en desarrollo y los
industrializados, dijo Navarro.
Las naciones industrializadas disponen de recursos suficientes para
hacer salvamentos y otorgar subvenciones.
Además, aplican una serie de mecanismos comerciales como las crestas
arancelarias, que son derechos de aduana elevados y superiores al
promedio, y también levantan obstáculos no arancelarios, como los
contingentes o cuotas de importación, los regímenes de licencias de
importación y los reglamentos sanitarios, entre otros, puntualizó la
diplomática boliviana.
En contraste, los países en desarrollo no tenemos todos esos
recursos y en consecuencia, lo único que podemos hacer a veces es
simplemente aumentar nuestras tarifas dentro del consolidado de la
OMC, lo que es legal y nos está permitido. Preguntamos: ¿Nos van a
juzgar por esto?
Navarro dijo que Bolivia ve al proteccionismo con preocupación, como
todo el mundo. Creemos que ya existe un proteccionismo real con los
planes de salvamento de los países industrializados, que benefician
a ciertas industrias, crean competencia desleal y distorsionan los
mercados, enfatizó.
Sin embargo, la negociadora boliviana observó que el proteccionismo
esta siendo utilizado como un argumento para seguir empujando las
negociaciones de Doha. En particular, contra los países en
desarrollo que no están satisfechos con los resultados que se
obtuvieron en las reuniones ministeriales y de alto nivel de julio y
diciembre de 2008, precisó.
En un parangón con la situación actual, la enviada boliviana recordó
que en noviembre de 2001, cuando se lanzó en la capital de Qatar la
Ronda de Doha para profundizar la liberación del comercio, no había
una razón específica para iniciar una nueva ronda. Por entonces
todavía no se había llegado a aplicar toda la Ronda Uruguay,
mencionó.
Empero, en ese momento se agitó el espectro de una crisis económica
que iba a venir luego de los atentados terroristas del 11 de
septiembre del mismo año en Nueva York y Washington. Esa depresión
nunca llegó, pero fue una excusa y un argumento empleado para una nueva ronda
comercial, dijo Navarra.
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