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presidente del derechista Likud, Benjamín Netanyahu, ha cedido a todas
las demandas de Israel Beitenu, pues necesita imperiosamente sus 15
escaños para aglutinar al menos 61 de los 120 asientos en la Kneset."Es como funcionan las cosas cuando Bibi [Netanyahu] necesita a Yvet más
que Yvet a Bibi", confesó al diario 'Haaretz' una fuente cercana a las
negociaciones, usando los nombres de pila de ambos políticos.
Lieberman "planteó un completo ultimátum, y en tanto que líder de
nuestro principal socio de coalición, no teníamos más remedio que escucharle.
No quiso siquiera hablar de la posibilidad de no recibir los ministerios de
Exteriores y Justicia", reconoció, por su parte, un asesor de Netanyahu al
periódico 'The Jerusalem Post'.
Asuntos Exteriores, Seguridad Pública, Turismo e Infraestructuras
Nacionales son, pues, las carteras que dirigirá la formación que
plantea la expulsión de los árabes con ciudadanía israelí que no juren
fidelidad al Estado judío.
Lieberman también ha forzado a Netanyahu a mantener al frente de Justicia
al polémico Daniel Friedman, enfrentado a la magistratura por su política de
dar competencias judiciales al poder ejecutivo.
La presencia de Friedman en el Gobierno implica que los laboristas del
ministro de Defensa, Ehud Barak, no integrarán la coalición bajo el paraguas
de Netanyahu, como dejó claro Barak el viernes en una entrevista televisada.
Una fuente cercana al líder laborista confirmó anoche que la cúpula
de la formación ha dado el no definitivo y pasará a la oposición.
Likud e Israel Beitenu no han alcanzado todavía acuerdo alguno sobre la
creación en Israel de los matrimonios civiles, que defiende el partido de
Lieberman para legalizar la situación de muchos de sus votantes originarios de
la extinta Unión Soviética que no pueden casarse en el país porque su madre no
es judía.
Un pacto que abra claramente la puerta a estas uniones supondría la
negativa de los dos partidos ultra-ortodoxos judíos --a sefardí Shas
(once legisladores) y la asquenazí Judaísmo Unido de la Biblia
(cinco)-- a entrar en el Ejecutivo, lo que dejaría a Netanyahu en minoría
parlamentaria.
'Haaretz' precisa asimismo que Netanyahu ha decidido correr el riesgo de
formar una mayoría mínima --una coalición formada justo por la mitad
más uno de los diputados de la Cámara-- para ahorrarse la mala imagen
internacional que supondría incluir a la formación de extrema derecha Unión
Nacional (cuatro escaños).
Unión Nacional aboga por un Gran Israel que se extienda
del Mediterráneo al Jordán y cuenta en sus filas con partidarios del rabino
Meir Kahane, cuyo partido fue ilegalizado en el Estado judío
por el contenido racista de su programa político, que pide la expulsión de los
palestinos de Gaza y Cisjordania.
"Si [Netanyahu] accediese a autorizar los asentamientos [judíos en
territorio palestino] que ha pedido la Unión Nacional, haría un daño
irreparable a su relación con el Departamento de Estado" de EEUU, apunta otra
fuente próxima al proceso negociador.