omo mediador, el presidente costarricense y premio Nobel de la Paz, Oscar
Arias, recibió en su país a Micheletti y a Zelaya, con quienes se reunió por
separado pero no logró sentarlos en la misma mesa para cerrar acuerdos y superar
la peor crisis política en Centroamérica en dos décadas.
Aunque Arias había prometido no dejar partir a los rivales políticos de suelo
costarricense sin llegar a acuerdos, Micheletti subió a un jet privado el jueves
por la tarde de regreso a Honduras, dejando a un equipo de trabajo negociando.
"Ellos no querían posiblemente en el transcurso del día de hoy sentarse a
conversar o dialogar mientras no avanzaran las delegaciones", dijo Arias en una
conferencia de prensa.
"No nos hagamos ilusiones, yo he sido muy claro en que el diálogo produce
milagros, pero no inmediatos y esto posiblemente tome más tiempo de lo que uno
hubiera imaginado", aseguró.
Zelaya fue depuesto hace casi dos semanas por un grupo de militares que lo
sacó de su casa a punta de rifle, lo subió en un avión y lo expulsó a Costa Rica
cuando buscaba pretendía una consulta para abrir la posibilidad de una
reelección. Ese mismo día Micheletti fue designado presidente.
La crisis desató protestas en Honduras a favor y en contra de Zelaya, que
dejaron al menos un muerto, un simpatizante del derrocado mandatario. La
comunidad internacional condenó el golpe y exhortó al Gobierno interino a
restituir a Zelaya.
Después de reunirse con Arias, Zelaya - que tiene órdenes de arresto en su
país libradas por el Gobierno interino - insistió en ser restablecido en la
presidencia.
"Creemos que hemos sido congruentes con la posición de Honduras, que es la
restitución del Estado de derecho, la restitución de la democracia y la
restitución como lo ha pedido la organización de Naciones Unidas y la OEA, del
ejercicio del presidente electo por el pueblo hondureño", dijo Zelaya.
Pero a su regreso a Honduras, Micheletti mantuvo su postura inamovible de no
negociar el regreso de Zelaya al poder pese a los reclamos de distintos países
del mundo y a la presión de organismos internacionales.
"El tema a no discutir es el retorno del ex presidente Zelaya a menos que se
presente a la justicia", dijo, aclarando su disposición a volver a Costa Rica de
ser necesario bajo una nueva invitación de Arias.
A pesar de la partida de Micheletti, hubo comisiones de trabajo del Gobierno
interino de Honduras y del depuesto mandatario Zelaya.
Pero las posiciones radicales de unos y otros parecen dejar poco margen de
maniobra para que el diálogo destrabe la estancada situación en el país
centroamericano.
"Es muy difícil hablar de una negociación exitosa si no pasa por la
restitución del presidente Zelaya", dijo Arias después de las reuniones con
Micheletti y el depuesto presidente.
Desde Washington, el secretario general de la Organización de Estados
Americanos (OEA), José Miguel Insulza, dijo que para resolver la crisis se
podrían adelantar las elecciones, crear un Gobierno de unidad nacional, decidir
una amnistía o enjuiciar a personas determinadas, entre otras opciones.
"La piedra de tope es que el Gobierno de facto acepte el retorno del Gobierno
constitucional. Todo lo demás es conversable", explicó.
Pese a las posturas intransigentes,
la presión internacional y la amenaza de duras sanciones económicas contra
Honduras tarde o temprano podrían llevar a las partes a ceder.