os recientes años de auge han aliviado las desigualdades entre los ricos y
los pobres. Pero ahora Latinoamérica se ha hundido en una recesión. Esto ha
dejado a los gobiernos con dos metas: impulsar el desarrollo económico y mejorar
la situación de los pobres de la región.
Algunas respuestas han comenzado a emerger. Los gobiernos que pueden
permitírselo han comenzado grandes programas de obras públicas, en un esfuerzo
por crear empleos a la vez que mejoran sus carreteras y puertos. En Brasil, el
gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva recientemente presentó un plan
para construir un millón de viviendas para personas de bajos recursos. En Chile
también se adelantan grandes programas de gasto.
La recesión no ha causado desórdenes en la región, pero las condiciones
sociales aún son preocupantes. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, el
débil crecimiento económico de Latinoamérica y el Caribe podría arrojar a entre
2,8 millones y 12,7 millones de personas a la pobreza en los próximos dos años.
La pobreza no es el único temor de los gobiernos. En la agenda de los
participantes hay otros temas como la educación, los complejos sistemas
impositivos, el crimen y los extensos sectores públicos.
"Los últimos cinco o seis años han sido un buen período. La preocupación es
que ahora las cosas vuelvan a la normalidad", dice Michael Shifter,
vicepresidente de políticas del centro de estudios estadounidense Inter-American
Dialogue.
Pese a las recientes noticias negativas, algunos inversionistas creen que
existen las bases para una recuperación, gracias a la riqueza de recursos de la
región así como el hecho de que sus bancos prácticamente no hayan sido afectados
por los activos tóxicos.
Citigroup Inc. predijo la semana pasada que los mercados bursátiles de
Latinoamérica, los cuales tocaron fondo en noviembre, comenzarían a subir
consistentemente. "Esperamos otro fuerte mercado al alza de las acciones
latinoamericanas a lo largo de los próximos cuatro o cinco años", dijeron los
analistas de Citigroup.