a problemática de los gasoductos en el Viejo Continente es ahora tan
compleja, que cuesta mucho distinguir dónde comienzan los tubos y dónde termina
la política. La reciente visita del primer ministro ruso, Vladimir Putin a
Turquía se balanceó precisamente entre oleoductos y política, esta vez, con un
complemento nuclear, ya que ahora, Rusia va a construir para Turquía su primera
central nuclear cerca de la costa del mar Mediterráneo.
A juzgar por los documentos suscritos entre Rusia y Turquía, la capital turca
Ankara pronto se convertirá en un importante centro de trasbordo energético
entre Rusia y la Unión Europea en la dirección sur. Ya que en el norte se planea
la construcción del gasoducto Nord Stream (gasoducto del norte) con Alemania,
ahora en el sur el socio clave será Turquía para la construcción del gasoducto
South Stream (gasoducto del Sur). Es decir, Moscú tiene una amistad nórdica y
otra otomana.
Desde hace tiempo, Turquía es un país de influencia regional y las nuevas
posibilidades que tendrán en el futuro sus puertos en materia de gas aumentarán
aún más su importancia económica. En los últimos años Ankara cada vez de forma
insistente invita a Rusia a participar en un foro propuesto por Turquía para la
solución los problemas más cruciales que afectan al Cáucaso.
Con estrechos vínculos económicos con Georgia y Rusia, la reciente "guerra
del cáucaso" desconcertó a Ankara. En calidad de país miembro de la OTAN,
Turquía expresó su solidaridad a Georgia, cuyo ejército ha sido entrenado por
instructores militares turcos, y también recibido equipos militares de
fabricación turca.
Pero Turquía tampoco quiere perder sus relaciones económicas con Rusia, sobre
todo en momentos difíciles como los actuales. Moscú abastece a Turquía el 64 %
del gas que consume y está en condiciones de aumentar los suministros de ese
combustible.
Y si esto parece poco, hay que tener en cuenta que cada año a los balnearios
turcos del Mediterráneo llegan más de un millón de turistas rusos que gastan más
de 1.420 millones de dólares.
Moscú es el primer socio comercial de Turquía, con un intercambio comercial
que el año pasado equivalió a 38.000 millones de dólares y hay planes para que
en los próximos cuatro años, ese intercambio supere los 100.000 millones de
dólares y esta circunstancia tiene mucho peso.
Al ofrecerse a Rusia en calidad de mediador regional para la regulación de
los problemas en el del Cáucaso, Ankara comprende perfectamente que el Kremlin
no piensa negociar con el presidente de Georgia, Mijail, Saakashvili.
Pero los turcos, al ofrecer sus servicios, confían en que Rusia les ayudará
en un asunto en el que la participación rusa es indispensable y se trata del
proceso regulador del conflicto de Alto Karabaj y la normalización de las
relaciones entre Turquía y Armenia.
Y esto a su vez, significa la implicación de los intereses de Azerbaiyán que
por consideraciones de "parentesco" Turquía también incluye en el foro regional
del Cáucaso. Sin la regulación del conflicto en Alto Karabaj Turquía no podrá
normalizar sus relaciones con Armenia.
La regulación de las relaciones con Armenia es una de las materias
pendientes que tiene Turquía ante la Unión Europea (UE), porque de esto depende
la admisión de Ankará en el club europeo, además la normalización de las
relaciones turco-armenias responde a los intereses económicos regionales turcos.
Pero en la aproximación diplomática tuco-armenia se interpone Azerbaiyán que
desde hace tiempo fijo su postura el respecto, mientras que no se solucione el
conflicto de Alto Karabaj, las autoridades azerbaijanas no darán su aval a las
relaciones diplomáticas entre Armenia y Turquía.
Todos comprenden que Rusia es el único interlocutor que puede influir en
Armenia al momento de negociar una salida para el conflicto de Alto Karabaj.
Pero hay que tener presente que Moscú no exigirá a Erverán renunciar a todos sus
intereses en Alto Karabaj, y tampoco apoyará el retorno de este enclave al seno
de Azerbaiyán a cambio de una amplia autonomía.
Esta circunstancia es importante especialmente, después del reconocimiento de
Moscú de las independencias de Abjasia y Osetia del Sur. Así que por el momento,
la amistad ruso-turca se afianzará únicamente con gas, petróleo y tecnología
nuclear de aplicación civil.
El gasoducto South Stream reducirá la dependencia de Rusia y otros países
consumidores de gas de países de tránsito como Ucrania, ya que Turquía no puede
ser considerado país de tránsito. Para el año 2013 por sus tuberías se trasegará
63.000 millones de metros cúbicos de gas anuales.
Las inversiones del gasoducto South Stream se estiman en 25.000 millones de
euros y su realización estará a cargo del consorcio ruso Gazprom y la italiana
ENI. Ahora, tras las negociaciones de Putin, South Stream se compartirá entre
Rusia, Italia y Turquía, y para el efecto, en la ceremonia para la firma de los
acuerdos correspondientes estuvo el primer ministro Silvio Berlusconi.