Rumania pidió prestados
unos 20.000 millones de euros (casi 26.539 millones de dólares) a
instituciones financieras internacionales para eludir la crisis
mundial. Pero pocos parecen saber cómo usará ese dinero el gobierno
y cómo se beneficiará el país.
Por Claudia Ciobanu - IPS
El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció el
25 de marzo un préstamo al Estado rumano de casi 13.000 millones de
euros (más de 17.250 millones de dólares).
El país recibirá otros 7.000 millones de euros (9.289 millones de
dólares) de otros prestamistas, como la Unión Europea (UE), el Banco
Mundial y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.
Esos montos se desembolsarán a lo largo de dos años, y su servicio,
según pretenden las autoridades rumanas, se pagará hasta 2015, a un
interés de 3,5 por ciento anual.
Rumania es el sexto país de Europa oriental, luego de Hungría,
Belarús, Ucrania, Letonia y Serbia, en pedir un préstamo al FMI para
afrontar los efectos de la crisis financiera que se originó en
Estados Unidos y Europa occidental.
La crisis expandió hacia el este, en buena medida, impulsada por la
liberalización económica intensamente promovida en la región desde
1989.
La vecina Bulgaria, considerada tan vulnerable a la crisis
financiera como Rumania, postergó la firma de ese acuerdo. Aunque
más pobre, el Estado búlgaro ha manejado un déficit presupuestario
mucho menor, y su moneda se mantiene estable gracias a los controles
dispuestos tras un importante colapso financiero en 1997.
El presidente rumano Traian Basescu dijo que el préstamo es "un
acuerdo preventivo, tomando en cuenta lo que podría ocurrir en el
futuro".
La crisis financiera mundial ha impactado en la economía rumana, que
ha crecido, en buena medida, sobre la base del aumento del consumo
en la década pasada. Cunde la amenaza de despidos, tanto en el
sector público como en el privado.
El mercado inmobiliario se enlenteció. Muchas construcciones de
edificios y lujosos complejos residenciales quedaron abandonadas
Los productores rumanos también se vieron perjudicados, dado que el
mayor socio comercial del país es el resto de la Unión Europea.
El sector bancario, constituido mayoritariamente por instituciones
de Europa occidental, se volvió reticente a extender préstamos. Éste
es el principal propósito por el cual se usará el dinero del FMI,
según declaraciones oficiales.
La idea es que el dinero del FMI permita al Banco Nacional
flexibilizar los requisitos sobre las reservas a ser depositadas por
los bancos para los créditos concedidos, inclinándolos más hacia los
préstamos públicos.
Actualmente se requiere que los bancos comerciales depositen en las
reservas del Banco Nacional 40 por ciento del valor de los préstamos
en divisas extranjeras y 18 por ciento para los préstamos en moneda
nacional.
Tras el acuerdo con el FMI, Mugur Isarescu, gobernador del Banco
Nacional, declaró que los requisitos de la reserva se reducirían
"muy gradualmente" y que comenzarían con los de moneda extranjera,
"donde el mercado es menos activo".
Los miles de millones que Rumania pidió prestados tienen por
objetivo ayudar a estabilizar la divisa nacional.
"Hoy Rumania está mucho más integrada en la economía europea y
mundial que nunca antes", dijo a IPS el economista Constantin
Colonescu, de la American University en Bulgaria.
"Una depreciación del tipo de cambio en los países que todavía no
han adoptado el euro (como Rumania) causaría una reacción en cadena,
afectando negativamente el comercio entre estos países. La decisión
del FMI de brindarle este dinero a Rumania toma en consideración el
panorama más amplio, en vez de sólo la situación específica de
Rumania, y es así como podemos responsabilizarnos por la gran suma
concedida", agregó.
Aunque habitualmente, tanto en Rumania como en el ámbito de la UE,
se considera que el acuerdo con el FMI es un impulso necesario para
ayudar al país a evitar una recesión profunda, algunos dudan de que
el préstamo sea adecuado.
Una de las críticas contra el acuerdo del FMI es la escasa
información sobre las condiciones acordadas por Rumania.
"Las autoridades rumanas deberían publicitar en detalle las
condiciones aceptadas por el país", escribió el 31 de marzo el
editor de economía del periódico nacional Cotidianul, Daniel Oanta.
"Si queremos tener una solidaridad nacional a raíz de la crisis,
necesitamos transparencia", opinó.
Una manzana de la discordia en las negociaciones con el FMI fue la
demanda del Partido Social-Demócrata (PSD), que integra la coalición
gobernante, de proteger a la población de los costos sociales
inmediatos a consecuencia del acuerdo.
El PSD insistió en que no debería haber recortes salariales ni
despidos en el sector público, de la clase que se produjeron como
consecuencia inmediata de los préstamos del FMI a varios países.
"El programa contiene disposiciones explícitas para aumentar las
asignaciones para programas sociales, así como protecciones bajo las
reformas para los pensionistas y empleados públicos más vulnerables,
que están en el extremo más bajo de la escala salarial", dijo el
comunicado de prensa del FMI que anunció el acuerdo.
Pero tal vez el panorama no sea tan color de rosa. "Probablemente
una de las condiciones del acuerdo es no reducir los ingresos de los
empleados del Estado, pero tampoco aumentarlos, a fin de contener el
presupuesto", dijo Colonescu.
Sindicatos, pensionistas y estudiantes ya han comenzado a negociar
con las autoridades para impedir despidos y recortes de ingresos,
que fueron pronosticados por analistas y políticos a la luz de la
crisis y del préstamo.
El gobierno accedió a recortar solamente las primas y no los
salarios, e incluso aumentar 15 por ciento las becas otorgadas a los
buenos estudiantes.
Sigue sin estar claro si el acuerdo con el FMI llevará a Rumania la
protección que ésta necesita contra la crisis financiera mundial,
especialmente si el gobierno no acomete una estrategia coherente
contra la crisis. Los propios líderes políticos parecen no estar
seguros de las consecuencias del acuerdo con el Fondo.
En una declaración pública, el presidente del Senado, Mircea Geoana,
se mostró el 1 de este mes esperanzado sobre los efectos positivos
del crédito, pero solamente "si el dinero se maneja adecuadamente".