Uno de cada cuatro
soldados del Ejército Nacional Afgano (ENA) abandonó esa fuerza en
los últimos 12 meses, según datos registrados hasta septiembre y
publicados por el Departamento de Defensa de Estados Unidos y el
Inspector General para la Reconstrucción en Afganistán.
Por
Gareth Porter (*) - IPS
Esa elevada proporción de abandono complica la
estrategia que decidió el presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
para la guerra en Afganistán, pero que aún no anunció oficialmente.
Se especula que Washington enviará entre 25.000 y 35.000 soldados
más a esa zona, entre ellos miles de entrenadores militares con el
fin de incrementar el tamaño del ENA.
El comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, general
Stanley A. McChrystal, solicitó en agosto que el número de efectivos
se incrementara a 134.000 para octubre de 2010, y finalmente a
240.000.
Una fuente del gobierno confirmó a IPS a condición de mantener el
anonimato que la proporción de 25 por ciento de abandono es
considerada un problema grave por varios funcionarios.
Los 35.000 efectivos reclutados por el ENA hasta el 1 de septiembre
representan la mayor cantidad anual hasta la fecha, pero el
incremento neto de 19.000 soldados para el año es 33 por ciento
menos que los incrementos netos de 26.000 para los dos años
anteriores.
Estas cifras indican que la tasa de abandono del ejército va en
aumento y que podría acelerarse en los próximos años a medida que
venzan los contratos de los soldados reclutados por tres años.
Entre tanto, el Departamento de Defensa minimizó el problema en los
informes sobre Afganistán que presentó al Congreso legislativo de
Estados Unidos en enero y junio, que omitieron por completo los
temas del abandono y la deserción.
En cambio, los informes hicieron referencia a los llamados AWOL,
siglas en inglés de "ausente sin licencia", que comprende a los
efectivos que siguen en el ejército, pero que no están habilitados
para el servicio.
En junio el Departamento de Defensa sostuvo que los AWOL ascendían a
nueve por ciento hasta mayo de 2009, en comparación con siete por
ciento en 2008.
Los informes también presentaron un panorama confuso sobre la tasa
de abandono en el ENA al emplear métodos cuestionables de
contabilidad sobre los cambios mensuales en el personal. Según esos
datos, se pasó de 66.000 efectivos en septiembre de 2008 a 94.000 en
septiembre de 2009.
Esas cifras indicarían un incremento de 28.000 efectivos ese año.
Pero casi la mitad corresponden a una decisión administrativa que
modifica los métodos de medición.
Anteriormente, el total incluía sólo a quienes habían sido
entrenados y destinados a una unidad militar. Pero a fines de
septiembre de 2008, las autoridades comenzaron a contabilizar a
12.000 soldados que hasta entonces no eran considerados
pertenecientes al ENA.
En respuesta a IPS, el sargento Grady L. Epperly, jefe de relaciones
con los medios de comunicación del comando de Estados Unidos en
Afganistán, reconoció que las autoridades habían cambiado
abruptamente el contenido de sus cifras correspondientes al ejército
afgano a fines de septiembre de 2008.
"La forma en que se reportaron las cifras se cambió de declarar
únicamente a las fuerzas operativas para incluir a todos los
soldados, oficiales y civiles, sin importar su entrenamiento",
escribió Epperly en correo electrónico.
Eso significa que el total incluyó por primera vez a los efectivos
bajo entrenamiento, incluidos los cadetes de enseñanza secundaria y
otros aún no asignados a una unidad.
Ese cambio contable ocultó el hecho de que hubo un total de 82.000
efectivos asignados a unidades del ENA en septiembre de 2009, y no
los 94.000 exhibidos, y que ese año el incremento en el personal fue
de 16.000, y no de 28.000.
El abandono como proporción de las fuerzas de combate es un
indicador más preciso de la inestabilidad en el ENA que si se cuenta
a todo el personal, porque prácticamente no existen deserciones en
los empleos que no implican combate y sus porcentajes de renovación
del alistamiento son muy superiores.
El personal no combatiente del ENA incluye a miles de civiles.
El ENA tiene una elevada tasa de ausentismo. Un informe de la
Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO, por sus siglas en
inglés) reveló que, hasta febrero de 2008, de 32.000 fuerzas de
combate, sólo 26.000 estaban aptas para la lucha. Eso implica un
ausentismo del 19 por ciento.
Con el supuesto de que el mismo porcentaje de ausentismo se mantuvo
en el último año, la cantidad de tropas aptas para el combate
aumentó aproximadamente en 9.000 efectivos, de 37.000 a 46.000.
Por grave que haya sido el abandono en 2008-2009, la proporción del
mismo en los primeros tres años del ENA fue mucho peor. Las cifras
oficiales revelan que 18.000 de los primeros 25.000 efectivos
reclutados entre 2003 y 2005 desertaron.
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(*)Gareth Porter es un historiador y periodista especializado en la
política de seguridad nacional de Estados Unidos. La edición de
bolsillo de su último libro, "Perils of Dominance: Imbalance of
Power and the Road to War in Vietnam", se editó en 2006.