sta región del noreste colindante con China, y plaza
fuerte de las guerrillas Kokang de origen chino y la de la tribu Wa, es el
último foco de la rebelión que resurgió el pasado julio en la zona este Birmania
y fronteriza con Tailandia.
Tras una semana de tensión provocada por la llegada de una avanzadilla
compuesta por un centenar de soldados a los que se unieron otro millar de
efectivos del Ejército, en Lao Kai se han producido los primeros combates entre
las tropas birmanas y la guerrilla Kokang, cuya nombre oficial es Ejército de la
Alianza Nacional Democrática de Myanmar, que de facto gobierna la región.
Los combatientes Kokang apoyados por aliados de la guerrilla Mong La, que
lidera el narcotraficante de origen chino Li Mingxian, y por el llamado Ejército
del Estado Unido Wa, rompieron ayer jueves el alto el fuego pactado hace más de
dos décadas con el Gobierno birmano, y atacaron a sus soldados en al menos tres
lugares de la región, según diversas versiones de residentes.
En un comunicado, la guerrilla Kokang, que preside el también narcotraficante
Peng Jiasheng y está integrada por unos dos mil combatientes bien armados,
indicó que sus fuerzas se habían apoderado de un acuartelamiento del Ejército, e
instó a la Junta Militar que retire a sus tropas.
Los combates en Lao Kai y en las proximidades de la ciudad de Kunglon, en el
montañoso Estado Shan, siguen a los librados la pasada semana en áreas del norte
de Birmania cuando la guerrilla la etnia Kachin, rompió también el alto el fuego
establecido en 1991 con el Gobierno, tras rechazar su orden de deponer las armas
y formar un partido político.
Estos enfrentamientos han puesto en peligro los acuerdos de alto el fuego
alcanzados hace más de dos décadas por el Gobierno central de Birmania con cerca
de una docena de organizaciones étnicas que cuentan con guerrillas bien
provistas de armamento y con experiencia militar.
"Si las tropas gubernamentales continúan enviando refuerzos a estas áreas, se
producirá un baño de sangre", dijo Aung Kyaw Zaw, ex oficial de las fuerzas del
Partido Comunista de Birmania, cuya disolución, hace dos décadas, llevó a que
sus miembros se alistaran en las guerrillas.
Estos grupos armados de las minorías étnicas, y sobretodo el Ejército del
Estado Unido Wa, que dispone de unos 20.000 guerrilleros, controlan áreas de la
frontera y lucrativos negocios como el de los casinos, madera de teca, jade,
gemas, y en casos, el del tráfico de heroína y metanfetaminas.
Las primeras señales de la movilización de tropas en las zonas del norte y
este de Birmania dominadas por los grupos armados, llegaron en julio cuando las
tropas birmanas aumentaron sus ataques a las guerrillas de las tribus karen y
shan, que desde hace más de medio siglo empuñan las armas para conseguir la
autonomía o independencia de los territorios fronterizos con Tailandia.
Según el Comité Internacional de Rescate y otras organizaciones comprometidas
con las ayuda humanitaria, al menos 4.000 civiles han huido de Birmania para
refugiarse en Tailandia, y por el otro frente, más de 10.000 personas han
cruzado la frontera con China.
El Frente para la Paz y Democracia, alianza formada por cuatro tribus,
denunció esta semana que la movilización del Ejército birmano persigue el
desarme de los grupos étnicos y obligar a sus líderes a formar partidos
políticos que concurran a las elecciones legislativas que la Junta Militar
planea celebrar en 2010.
La Junta Militar que gobierna Birmania mantiene que el desarme y la creación
de partidos contribuirá a unir el país bajo un sistema democrático, pero los
grupos étnicos temen que se trata de una estrategia que persigue su dominación
por parte de la mayoría de origen birmano.
En un intento de apaciguar la situación, Birmania ha pedido ayuda al Gobierno
de la vecina Tailandia para negociar con las etnias que se han levantado en
armas, señaló el ministro tailandés de Asuntos Exteriores, Kasit Pironya.