o que está sucediendo en China es un nuevo ejemplo de cómo el imperialismo
norteamericano, en competencia con China en este momento (ya le llegará el turno
a Alemania), utiliza la vida de las personas, a las que trata como autenticas
cobayas humanas para tratar de frenar su galopante decadencia económica. El
brote de violencia étnica desatado en China tiene otros perfiles además del
independentista; por tanto en cuanto escarbamos un poco empezamos a sacar
conclusiones.
Como saben (es difícil no enterarse, debido al despliegue de los medios de
alineación occidentales que no vimos en el golpe militar de Honduras) cerca de
200 personas han muerto, y unas 800 han resultado heridas, por ahora, en la
represión de las protestas iniciadas en Urumqi, capital de la región autónoma de
Xinjiang de la minoría étnica Uigur, pueblo de lengua turca y religión musulmana
sunita. Durante el régimen de la China Nacionalista, llegó a establecerse en esa
zona la llamada República del Turquestán Oriental alentada por la Unión
Soviética. Cuando en 1949 el Partido Comunista Chino tomó el poder, fue
integrada en la República Popular China como Región Autónoma Uigur de Xinjiang,
ignoro si de grado o por fuerza.
Desde que se iniciara la crisis capitalista, China se mostró muy interesada
en crear una nueva divisa internacional que sustituya al dólar, una fotocopia de
color verde sin avalar por el oro. Tan sólo hace un mes, el viceprimer ministro
ruso opinaba que en un plazo de diez años la moneda china podría convertirse en
una divisa de referencia mundial, opinión compartida por diversos analistas que
apuntaban la posibilidad de que China podría comerciar sin divisas, aún sin
hacer convertible su moneda, el yuan. Poco después, el Banco Central chino
informó que convertirá parte de sus reservas en dólares a una nueva moneda.
La alarma verde estaba ya encendida y pasó a rojo hace pocos días, cuando se
supo que China ha lanzado un programa piloto que permite a los países cercanos
con los que comercia, cerrar negocios con el yuan sin utilizar divisas. Si bien
el experimento se limita a Hong Kong y Macao, la intención es propagarlo a los
Estados que integran la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) que
son: Brunei, Birmania, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur,
Tailandia y Vietnam (quizás Japón en el futuro). El yuan no es convertible, pero
si el programa tiene éxito la moneda se fortalecería, China se desprendería
completamente de sus dólares, éstos irían a parar a la basura y con ellos
Estados Unidos (EEUU).
Llegados a este punto es cuando, precisamente, surgen los gravísimos
disturbios de Xinjiang de los que el Gobierno de Pekín ha responsabilizado a la
Asociación Americana Uigur (UAA, en inglés), grupo político de esa etnia,
exiliado en EEUU. Al que hace años Washington subvenciona a través la
National Endowment for Democracy (NED), una supuesta ONG creada por EEUU y
financiada por la CIA como así lo dio a entender en 1986 su presidente Carl
Gershman al manifestar “sería terrible que se considere que los grupos
democráticos del mundo están subsidiados por la CIA”. En Cuba, América Latina en
general y Europa saben mucho de las actividades de la NED y de la CIA, no me voy
a extender sobre sus “loables” intenciones.
El principio de la NED es que “lo que es bueno para [Norte]América, es bueno
para el mundo” (aún creen que el mundo es EEUU), y resulta obvio que las
maniobras chinas respecto al dólar no son buenas noticias para la CIA. A pocas
palabras, con buen entendedor basta.