na vez más, China buscó satisfacer su hambre de recursos naturales. La
petrolera estatal Grupo Sinopec acordó comprar la empresa de exploración Addax
Petroleum Corp. por US$7.190 millones, en lo que sería la mayor adquisición
internacional por parte de una empresa china.
El acuerdo aumenta la presencia de Sinopec en una de las fronteras de
exploración más prometedoras del mundo --las costas de África occidental-- y
establece a la compañía en una región rica en petróleo pero políticamente
sensible de Iraq, el Kurdistán.
La transacción también resalta el creciente apetito por el riesgo entre las
empresas chinas de recursos naturales. Durante años, tendieron a actuar con
cautela, especialmente después de que presiones políticas de Estados Unidos
obligaron a la petrolera china Cnooc Ltd. a abandonar su oferta de US$18.500
millones por la estadounidense Unocal Corp. en 2005.
En el último año, sin embargo, las estatales chinas han sido alentadas por un
gobierno central convencido de que la crisis financiera global ha creado una
oportunidad única para realizar adquisiciones. Están aprovechando los deprimidos
precios de activos y el acceso al crédito chino para cerrar acuerdos en todo el
mundo con el fin de asegurarse los recursos necesarios para impulsar el
crecimiento económico de su país.
La compra también demuestra la creciente confianza de las firmas energéticas
chinas. En el pasado, han preferido acuerdos entre gobiernos y ofrecer préstamos
a cambio de petróleo. Durante el último semestre, China otorgó más de US$45.000
millones en créditos a Brasil, Venezuela, Rusia y Kazajstán a cambio de
suministros de crudo a largo plazo.
Acuerdos como la compra de Addax, no obstante, muestran que las empresas
chinas están gradualmente convirtiéndose en gigantes petroleras internacionales,
capaces de lograr acuerdos de alto perfil de una manera más pública. Incluso se
están expandiendo hacia países considerados demasiado riesgosos por las
petroleras occidentales, como Siria.
Sin embargo, no todos los esfuerzos de China han sido exitosos. A principios
de junio, la minera anglo-australiana Rio Tinto Ltd. rechazó la oferta de US$19.500
millones de la Corporación de Aluminio de China (Chinalco) por un 18% de la
empresa después que el repunte de los mercados restara atractivo al acuerdo. El
pacto también se topó con oposición económica, política y de los accionistas,
reflejando los temores en algunos países como Australia sobre las consecuencias
de darle a China acceso directo a grandes proveedores de recursos naturales.
El acuerdo con Addax también marca la primera vez que un gigante petrolero se
ha aventurado a la región autónoma de Kurdistán, en el norte de Irak. Las
autoridades en Bagdad han denunciado como ilegales los cerca de 30 contratos
negociados entre el gobierno regional kurdo y energéticas extranjeras como Addax.
Gigantes petroleros occidentales, como la británica BP PLC y la estadounidense
Exxon Mobil Corp., han evitado hacer negocios en Kurdistán por miedo a
contrariar al gobierno iraquí.
Addax, que tiene sede en Suiza y cotiza en las bolsas de Londres y Toronto,
es una de las mayores petroleras independientes en África occidental y Medio
Oriente por volumen. Además de Kurdistán, también opera en las costas de
Nigeria, un área que en los últimos años ha producido enormes éxitos en
exploración. La empresa produjo un promedio de 136.500 barriles por día el año
pasado, o aproximadamente 1,7% del consumo diario de China. Según el Informe
Estadístico de la Energía Mundial de BP, China utilizó unos 8 millones de
barriles diarios el año pasado.
Sinopec, que le ganó la competencia a la estatal coreana Korean National Oil
Corp., ofreció unos US$46 por cada acción de Addax, 16% más que el precio de
cierre del martes en la bolsa de Toronto. Addax informó que su junta directiva
había recomendado a los accionistas aceptar la oferta y señaló que sus altos
ejecutivos acordaron vender su participación combinada de 38% a Sinopec.
Sinopec describió la compra como "una transacción transformadora" que podría
acelerar su estrategia de crecimiento internacional. Los analistas opinan que
Addax encaja bien con Sinopec, ya que hay una considerable superposición en sus
operaciones, por ejemplo, en lugares como el Golfo de Guinea en la costa
occidental de África.
El acuerdo ayudará a Sinopec, la mayor refinadora de crudo en Asia, a reducir
su dependencia del petróleo comprado para su amplia red de refinerías y
gasolineras. La filial, que cotiza en bolsa y controla la mayoría de los activos
del grupo, posee sólo un quinto de las reservas de petróleo y gas natural de su
mayor rival, PetroChina Co., y actualmente tiene que comprar un 75% del crudo
que refina para producir combustibles.
Sinopec ha tenido dificultades para generar ganancias vendiendo combustible
en el mercado altamente regulado de China. El año pasado, perdió US$16.750
millones en su negocio de refinación debido a los límites de precios impuestos
por el gobierno, señaló la compañía. Eso perjudicó al brazo que cotiza en bolsa,
cuya ganancia neta cayó 47% el año pasado, el primer declive desde 2001.