En este
escenario, para los asesores de Obama, sería una victoria mantener la tasa
por debajo de esa cifra, afirma The Wall Street Journal.
Mientras
la recesión se agrava, Obama se ve obligado a aumentar el monto de su "plan de
estímulo" de US$ 150.000 millones en la campaña a US$ 800.000 millones.
Según el
Journal, el equipo del presidente electo se enfrenta a un primer dilema: aumentar
los impuestos para recaudar más dinero o aplazar algunas de las propuestas
estrella de la campaña, como la mejora del sistema de sanidad y la reducción de
emisiones que afectan al calentamiento global.
Lo
cierto, lo concreto, es que Obama, sin ningún tipo de "experiencia
administrativa" en la alta política imperial, terminado el discurso de cotillón
electoral "progresista", se enfrenta a un complejo cuadro de situación signado
por conflictos económicos, geopolíticos y militares -hoy en estado "latente".
que amenazan con entrar en erupción en cualquier momento.
Irán,
Afganistán, Irak, Medio Oriente, el Cáucaso, y la "guerra fría" con Rusia
sobresalen nítidamente en la agenda de Obama, mientras que las mechas
multiplicadas de la crisis económica recesiva pueden tornar en pesadilla
su gestión de cuatro años en
la Casa Blanca.
Desde
hace varias semanas, el protagonismo de la crisis financiera-bursátil fue
rebalsado y cedió paso a un nuevos personajes: Las quiebras empresariales y
los despidos masivos.
El
sector bancario y el automotriz encabezan la lista de la crisis que ya se
extiende por toda la geografía de la primera economía imperial.
A los despidos en el sector bancario,
en las automotrices y en las grandes tiendas y centros de consumo, esta semana
se suman los despidos en el sector financiero, lo que marcan una tendencia
"masiva" del proceso.
De esta
manera, la desocupación (emergente de la desaceleración económica) se ha
convertido en una cuestión clave para el equipo de Obama y el establishment de
poder estadounidense que temen que su propagación convierta a EEUU, la primera
potencia mundial, en un polvorín de huelgas y conflictos sociales que terminen
paralizando aún más a la economía.
Según
The Wall Street Journal, Obama y su entorno fueron impactados con el rechazo
en el Congreso del pedido de "salvataje urgente" lanzado por los tres
principales pulpos de la industria automotriz estadounidense con asiento en
Detroit: Ford, General Motors y Chrysler.
Pero los
peligros que acechan a Obama antes de su asunción no se limitan solamente al
sector automotriz.
Según
The Wall Street Journal, los ejecutivos que dirigen empresas que van desde
cadenas de peluquerías hasta gigantes de los servicios públicos están reforzando
sus defensas al recortar los gastos de capital, aplazar la construcción de
plantas, despedir empleados y limitar aumentos de sueldo.
Los
presidentes ejecutivos participaron de una reunión en The Wall Street Journal
CEO Council, para analizar los principales desafíos que aguardan al
gobierno del presidente electo Barack Obama.
Temas
como salud, energía y medio ambiente ocuparon un lugar destacado en la agenda,
aunque ninguno de ellos superó al de la quiebra de empresas como la "mayor
preocupación" de los ejecutivos, publica el Journal.
Las
señales son claras: La crisis financiera ya devino en recesión y amenaza (por
efecto de la desocupación) en convertirse en una crisis social de difícil
pronóstico en EEUU.
La economía estadounidense se está
deteriorando a un ritmo mucho más rápido de lo esperado hace tan sólo unas
semanas. Esto sugiere que la recesión será más profunda y duradera de lo
que se temía, señala el Journal.
Según el Departamento de Comercio de
EEUU las exportaciones, que hasta mediados de año habían servido de
salvavidas para la economía, cayeron 2,2% en octubre a medida que la demanda
extranjera de bienes estadounidenses continuó cuesta abajo.
El
déficit comercial, por su parte, subió en octubre a US$57.200 millones,
frente a los US$56.600 millones de septiembre, a pesar del considerable
abaratamiento del petróleo. El valor total de las exportaciones e importaciones
fue el más bajo desde abril, en un reflejo más de la recesión que vive el país,
según el Departamento de Comercio.
En todo
2007, el saldo negativo en la balanza comercial de Estados Unidos fue de 700.258
millones de dólares y este año ya es de 709.100 millones.
Por su
parte, el Departamento de Trabajo informó que la desaceleración de la economía
global trajo en noviembre una caída sin precedentes del 6,7% en los precios
de bienes y servicios importados, y una, también sin antecedentes, rebaja
del 3,2% en el valor de las exportaciones de EEUU.
El valor
total del intercambio comercial -importaciones y exportaciones- de EEUU. en
octubre fue de 360.642 millones de dólares, y ha estado disminuyendo mes a mes
desde los 371.844 millones de dólares de abril. Entre enero y octubre de este
año, el déficit ha sido de 590.917 millones de dólares comparado con uno de
582.808 millones de dólares en el período similar del año pasado.
Los
economistas que participaron en una última encuesta de The Wall Street
Journal estiman en promedio que el declive del PBI, que empezó en julio,
seguirá durante los dos primeros trimestres de 2009. Si tienen razón, sería la
primera vez en que la economía estadounidense se contrae durante cuatro
trimestres consecutivos desde después de la posguerra.
EEUU, de
esta manera, experimentaría una recesión de 18 meses, el período más largo
desde la Gran Depresión. Las recesiones de 1973-75 y 1981-82 duraron 16
meses.
Por si
esto fuera poco -señala The Wall Street Journal- , el final de la recesión
probablemente no marcará el final del desempleo en EEUU. En otras
recesiones, la contracción del mercado laboral continuó durante muchos meses
después de la declaración oficial del fin de la recesión.
Los billonarios paquetes de
"rescate bancario" estatal con dinero de los impuestos (pagado por toda la
población) no han servido de antídoto y han fracasado estrepitosamente como
medida para enfrentar la crisis mundial, que ha devenido de financiera a
recesiva a escala global.
La Reserva Federal de EEUU y los
poderosos bancos centrales de EEUU y Europa (los patrones del capitalismo
financiero internacional) fracasaron y se muestran impotentes para generar otra
alternativa de salida que no sean los remanidos "planes anticrisis" orientados
exclusivamente a "salvar a los bancos" (además de hacer negocios
financieros con la crisis) en desmedro de los sectores productivos y sociales
que sufren los efectos más letales del descalabro del sistema económico
globalizado.
Con un agravante: La desatención y
falta de medidas concretas para "salvar" a los sectores productivos (sobre todo
con la reactivación del crédito) ha profundizado a niveles inéditos la caída del
consumo, y consecuentemente ya impactó en un proceso de desenlace con
despidos laborales a escala masiva cuyas manifestaciones se extienden desde
los países centrales a los periféricos a escala planetaria.
Al terminar 2008 la economía
estadounidense afronta desigual y combinadamente tres procesos
simultáneos que se retroalimentan y complementan: la crisis financiera, la
crisis recesiva y la crisis laboral que empieza a desarrollarse como
consecuencia de los despidos y recortes salariales.
Las principales economías del mundo
(según los números oficiales) están "desaceleradas" o en recesión, cae el
consumo, cae el empleo, caen las exportaciones, caen las importaciones, y los
precios suben en forma "moderada" (para compensar caídas en ventas).
La desocupación es el elemento clave,
el detonante estratégico, que marca el principio del desarrollo de la crisis
social.
A medida que se acumulan los planes de rescate, los economistas
no consiguen explicar por qué hasta ahora nada parece haber evitado una
recesión profunda.
El fracaso de los planes de "rescate"
y la no solución de la crisis económico-productiva tiene un costo: La
agudización de la recesión con desempleo a escala global.
Economistas de J.P. Morgan calculan que la economía mundial se contraerá a una
tasa anual de 3,7% en este trimestre y a una de 2,3% en los tres primeros meses
del año siguiente. Esto posiblemente constituirá los peores seis meses para
la economía global desde la Segunda Guerra Mundial.
En este escenario, los despidos
masivos de obreros y empleados en EEUU son el barómetro y marcan el momento en
que la crisis comienza a salir de la "superestructura" económico
financiera y a meterse dentro de la sociedad estadounidense.
La desocupación, ya ocurra en el mundo
subdesarrollado como en el Imperio, es una instancia límite, donde la
prioridad es el riesgo de la supervivencia del individuo y su familia.
Ya no se trata de una devaluación de su salario por aumento de precios, sino de
la desaparición del salario y de la capacidad del consumo con la
disgregación de la conducta social que conlleva.
Un desocupado (que ha perdido su
universo de consumo y de supervivencia, incluido el de su familia) no puede ser
contenido con "inyecciones financieras" ni con "asistencialismo", requiere de
una solución estructural (la restitución del empleo y el salario).
En este marco, un escenario de
huelgas y conflictos sociales en el 2009 en el Imperio USA no está sacado de
una novela de Julio Verne sino de una proyección lógica y emergente de los
números de la recesión industrial y empresarial estadounidense para la cual ni
la administración saliente de Bush ni la administración entrante de Obama tienen
(salvo los fracasados planes de rescate) soluciones concretas.
Y explica porqué la desocupación se
ha convertido en la peor pesadilla de Obama.