Las acciones de Morgan Stanley encabezaban las bajas en el sector financiero, a
pesar de las versiones de que el Gobierno estadounidense podría ayudar de
recapitalizar los bancos.
General Motors registraba la caída más pronunciada en el Dow, al caer el 17% a
US$5,68, a niveles no vistos desde 1950. Una portavoz de GM dijo que la compañía
automotriz está centrada en implementar su plan de inyección de liquidez de
US$15.000 millones.
Las bolsas europeas cerraron el
jueves con nuevos descensos, pese a una escalada inicial, presionadas por la
caída de los títulos bancarios y energéticos y por las pérdidas de Wall Street.
Los mercados de Europa agravaron el
jueves las pérdidas acumuladas desde el principio de la semana, tras haberse dejado
arrastrar al final de sus sesiones por Wall Street debido a una persistente "crisis de confianza".
El índice paneuropeo FTSEurofirst 300 cerró con un descenso del 2,3% a
918,85 puntos, tras haber alcanzado su nivel más bajo desde noviembre de 2003.
Previamente en la sesión, selectivo subió hasta 966,7 unidades.
El CAC 40 de París perdió un 1,55%, a
3.442,70 puntos, el Footsie-100 de Londres cedió un 1,21%, a 4.313,80 puntos, y
el Dax de Francfort bajó un 2,53%, a 4.887,00 puntos.
El Ibex-35 de la bolsa de Madrid cerró la sesión con una pérdida del 3,83%,
pasando por primera vez desde el verano (boreal) de 2005 bajo el umbral de los
10.000 puntos, concretamente 9.902,9.
La bajada de las tasas de interés anunciada el miércoles no logró devolver la
calma a los mercados europeos y sólo favoreció una recuperación "de los
valores más atacados recientemente", explicó Jean-Bernard Parenti, de SwissLife
Gestion Privée.
Al día siguiente de un derrumbe
histórico del 9,38%, el más grave en 21 años, la Bolsa de Tokio cerró con
una ligera baja del 0,50%. La bolsa de Hong Kong ganó 3,31% y la de Singapur
3,40%.
En cambio, la de Shanghai perdió un escaso 0,84%, la de Taipei 1,45%,
Sídney 1,50% y Nueva Zelanda 0,13%. En Yakarta, los operaciones seguían
suspendidas el jueves tras un derrumbe del 10% durante la sesión del miércoles.
"Los mercados siguen escépticos en cuanto a la coordinación internacional para
plantar cara a los problemas del sistema financiero", escribieron los
economistas de Barclays Capital en una nota a sus clientes en la que predicen
que las Bolsas mundiales seguirán volátiles los próximos días.
La nota discordante la puso este jueves la bolsa de Moscú: el RTS terminó
en fuerte alza de 10,91%, recuperando buena parte de sus pérdidas de la víspera.
Por su parte, la Bolsa de Reikiavik suspendió sus cotizaciones hasta el
13 de octubre, luego de que el gobierno de Islandia nacionalizara el principal
banco del país, Kaupthing. El segundo y el tercer banco de Islandia fueron
nacionalizados a comienzos de la semana.
Las plazas latinoamericanas siguen
reflejando el pesimismo generalizado de los "inversores" sobre las perspectivas
de la economía mundial. La más afectada este jueves fue la de Lima, que perdió
8,77%, la principal de la región, Sao Paulo cayó 3,92%, Buenos Aires
-4,99%, México -1,78%, Bogotá -2,31 y Sanntiago -1,61%.
El petróleo cayó el jueves a cerca de
mínimos de 12 meses, por debajo de los US$ 85 por barril,
debido a que un nuevo desplome de los mercados financieros mundiales reavivó los
temores a una desaceleración de la demanda de energía y ensombreció el
llamamiento de algunos miembros de la OPEP a recortar el suministro para
apuntalar los precios.
El grupo de productores anunció que celebrará una reunión de emergencia el 18 de
noviembre en Viena para discutir el impacto sobre el mercado petrolero de la
crisis financiera mundial, que ha ayudado a derribar los precios desde un
récord de más de US$ 147el barril en julio.
Los operadores están a la "expectativa" de la reunión que mantendrán el
viernes en Washington los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos
centrales del G7 -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña,
Italia y Japón- para discutir sobre los medios para "reforzar los esfuerzos
colectivos" frente a la crisis.
Washington acogerá asimismo los encuentros del G20, que reúne a los
principales países ricos y emergentes, y las reuniones de otoño (boreal) del FMI
y el Banco Mundial.
Se complica el mercado del crédito
La acción concertada para rebajar tipos anunciada el miércoles por sorpresa por la
Reserva Federal de EEUU, el Banco Central Europeo (BCE) y otros cuatro bancos
centrales, sigue sin convencer a nadie.
La muestra más evidente para el
mercado ha sido la reacción del sector interbancario, que lejos de normalizarse
ha visto cómo la tasa (interbancaria) Euribor volvía a trepar.
Este jueves, el índice de referencia
de la mayoría de los préstamos hipotecarios subió al 5,512% después de que el
BCE rebajara el precio del dinero en la Eurozona del 4,5% al 3,75%.
Esta tasa se sitúa 0,026 puntos por
encima de la cotización que registró el miércoles el indicador, cuando se colocó
en el 5,486%, antes de que se conociera la intervención "coordinada" de a
Reserva Federal y los bancos centrales..
Con esta nueva subida, el Euribor se sitúa en el 5,5%, 0,116 puntos por
encima de la tasa con que cerró el mes de septiembre, que fue del 5,384%.
De esta manera, mientras que los tipos de interés se han mantenido entre el 4% y
el 4,25% desde mayo de 2007, el Euribor ha escalado desde el 4,336% al 5,486%.
Paulson quiere salir de
compras
El Departamento del Tesoro de Estados
Unidos está analizando formas de inyectar capital en bancos de manera directa,
posiblemente mediante la adquisición de participaciones, a medida que la
crisis financiera empeora.
Después de intentar sin éxito
desbloquear los mercados de crédito, el Departamento del Tesoro de EE.UU. se
plantea nacionalizar parcialmente los bancos en apuros de la primera
economía mundial en un nuevo intento de devolver la confianza en el sistema
financiero, según el rotativo The New York Times que cita fuentes de la Casa
Blanca
El plan del departamento dirigido por Henry Paulson, curiosamente ex presidente
del gigante de Wall Street, Goldman Sachs, sería similar a la iniciativa del
Gobierno del Reino Unido de nacionalizar parcialmente la banca británica,
al borde del colapso con la inyección de medio billón de euros.
Abbey, Barclays, Lloyds TSB, HSBC,
HBOS, Nationwide, RBS y Standard Chartered participarán en el plan.
Las fuentes del Tesoro argumentan que el reciente plan de rescate de US$700.000
millones (en realidad US 850.000 con las "compensaciones") les da
autoridad para inyectar liquidez en los bancos que lo soliciten.
Este movimiento fortalecería
rápidamete los balances de las entidades bancarias que, según las fuentes, se
verían persuadidas para volver a dar préstamos. A cambio, la ley daría al
Tesoro el derecho a tomar posiciones de propiedad en los bancos, incluso en
los "saneados".
El plan de "recapitalización" de los bancos ha surgido como una de las nuevas
opciones más favorecidas entre las que se discuten en Washington y en Wall
Street. El plan está todavía en una fase preliminar y no está claro como
procedería, pero al parecer sería voluntario para los bancos.
En comentarios a periodistas el
miércoles, Paulson indicó que su nueva autoridad se extiende más allá de los
activos relacionados con hipotecas a "cualquier otro activo en problema
que el Tesoro y la Reserva Federal estiman que es necesario para promover la
estabilidad del mercado financiero".
Hasta el momento, las iniciativas gubernamentales y mundiales (plan A y plan B)
que se han tomado para atajar la crisis no han servido para estabilizar los
mercados financieros.
Los
remedios no dan resultado
El miércoles, los bancos
centrales imperiales de EEUU y la UE abrieron un nuevo "frente en su batalla"
contra la crisis financiera al reducir en forma simultánea las tasas de interés
a corto plazo. La medida, sin embargo, no calmó los nervios de los
inversionistas.
Al unísono, los bancos centrales
recortaron su tasa de interés de referencia en medio punto porcentual. El Banco
Central de China también redujo la tasa de interés.
La medida de emergencia, en la que participaron la Reserva Federal de Estados
Unidos (Fed), el Banco de Inglaterra, el Banco Central Europeo (BCE) y otros
bancos centrales, ilustra la preocupación de que la crisis financiera cause
estragos en la economía mundial.
Según The Wall Street Journal, a
pesar de la intervención de los bancos centrales, el sistema financiero mundial
sigue sumido en uno de sus momentos más peligrosos.
Los bancos y otras instituciones
financieras acaparan dinero en efectivo, haciendo más difícil que las
empresas y las personas accedan al dinero que necesitan para financiar sus
necesidades cotidianas, señala el más influyente diario de Wall Street.
La Reserva Federal ha sido el banco
central más agresivo a la hora de bajar las tasas de interés para detener la
hemorragia en los mercados financieros. La tasa de fondos federales descendió
desde el 5,25% en que se situaba en septiembre de 2007 al actual 1,5%.
La reducción deja a la Reserva Federal en una posición complicada: ya no queda
mucho espacio para seguir bajando las tasas. "El peor escenario es que la Fed
pierda su capacidad para estimular la economía y la tasa de fondos federales
quede en cero", señaló Laurence Meyer, vicepresidente de la consultora
Macroeconomic Advisors y ex gobernador de la Fed.
Después del (fracasado) esfuerzo
coordinado de los bancos centrales los gobiernos del G-7, siete de los
países más industrializados del mundo (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia,
Reino Unido, Italia y Canadá), se ven presionados a tomar una acción conjunta
para detener la crisis financiera global, cuando se reúnan el viernes.
Sin embargo, la capacidad de los gobiernos para ofrecer algo más que objetivos a
largo plazo y retórica será limitada, señalan los analistas en Wall Street.
"No creo que puedan hacer nada", afirma Edwin M. Truman, ex funcionario del
Departamento del Tesoro de Estados Unidos y que ahora es miembro del centro de
estudios Instituto Peterson para la Economía Internacional. Como mucho -agrega-
los ministros del G-7 pueden ponerse de acuerdo en que cada país debe hacer todo
lo que le sea posible para minimizar las recesiones económicas.
En definitiva, todo indica que las "opciones" para salvar al capitalismo
del colapso financiero global ofrecen pocas esperanzas.