La crisis hipotecaria exportada desde Wall Street, que ha comenzado a
extenderse por todo el entramado globalizado del sistema financiero
internacional, ya impactó en los principales bancos y grupos de inversión de
EEUU y Europa, y esta vez se ensañó con tres de las más importantes entidades
del sionismo financiero estadounidense. Mientras la Reserva Federal y la Casa
Blanca ya proyectan un nuevo "rescate estatal" de las entidades quebradas los
analistas vaticinan un hundimiento financiero generalizado con más quiebras
bancarias en cadena.
Informe especial
IAR Noticias
La crisis "subprime" y las
proyecciones recesivas en la economía estadounidense siguen impactando cada
vez más en la economía y en el sistema bancario de EEUU cuyas principales
instituciones financieras ya fueron (o están siendo) afectadas por la debacle
crediticia que arrastra a la primera potencia imperial.
En este escenario, la crisis
financiera esta vez impactó al banco Lehman Brothers, cuya acción cayó 15%, y
a dos gigantescos brokers de papeles hipotecarios, Fannie Mae y Freddie Mac, que se desplomaron entre el 14 y el 23% en Wall Street.
Fannie Mae y
Freddie Mac
han acumulado pérdidas del 70% en bolsa en un año por
sus dificultades para dotarse de liquidez frente a la crisis y hay serias dudas de
que las rescate.
El temor generalizado cundió entre
los especuladores y a Wall Street no le
convenció que ni el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ni el
secretario del Tesoro, Henry Paulson, aseguraran en el Congreso que las dos
entidades cuentan con el capital suficiente.
El pánico a una escalada de nuevos
derrumbes en cadena llevó a que el presidente de la Reserva Federal, Ben
Bernanke, y el secretario del Tesoro Henry Paulson, salieran el jueves a
tranquilizar los ánimos antes del naufragio.
"Fannie Mae y Freddie están
trabajando durante este difícil período", dijo Paulson ante el Congreso. Sus
respectivos reguladores han dejado en claro que tiene suficiente capital.
No obstante, el ex presidente de
la Reserva Federal del estado de St. Louis, William Poole, que conoce bien a ambas
instituciones, salió a desmentir a Paulson.
Durante una entrevista el lunes
con Bloomberg dijo que ambas firmas están al borde de la bancarrota. Se
requiere al menos US$ 70 mil millones para rescatarlas. Y ese dinero no esta.
Según Bloomberg, Freddie debe
5.200 millones de dólares más del valor de todos sus activos, mientras que
Fannie se está acercando a la misma situación.
El Congreso debería reconocer que estas instituciones son insolventes ,
dijo Poole, un gran crítico del apoyo que el Estado siempre le ha dado a Fannie
y a Freddie a fin de que los estadounidenses puedan cumplir con el sueño de
tener un casa propia.
En cuanto al banco banco de
inversiones Lehman Brothers, ya perdió cerca de 50% desde el 17 de marzo,
la fecha en la cual su rival BearStearns fue adquirido a precio de saldo por el
banco JPMorgan Chase, para evitarle la quiebra. En Wall Street se interrogan si
Lehman Brothers no va a sufrir igual suerte.
El respaldo brindado por
la Reserva
Federal a la adquisición de Bear Stearns por el banco comercial JPMorgan Chase
fue criticado por los legisladores demócratas, que lo consideraron un rescate
gubernamental que podría hacer peligrar miles de millones de dólares del erario.
El presidente la Reserva Federal,
Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Henry Paulson, dijeron el jueves al
Congreso que son necesarios nuevos poderes reguladores para proteger la
economía nacional de las consecuencias derivadas del colapso de cualquier
entidad importante de Wall Street.
Sus recomendaciones forman parte de un debate más amplio ante la Comisión de
Servicios Financieros de la Cámara sobre la reforma del anticuado sistema
regulador de Estados Unidos, que data en su mayor parte de la Gran Depresión de
los años 30.
El objetivo -señalan- es
blindar el sistema para que pueda responder mejor a una crisis como la de la
vivienda y la del crédito, muy nocivas para la economía.
Tanto Bernanke como Paulson respaldaron la creación de nuevos procedimientos
para que el gobierno pueda liquidar ordenadamente un banco de inversiones
quebrado, aislando con ello al sistema financiero y la economía en general.
Esos poderes y procedimientos,
existentes en lo que a la banca comercial se refiere -señala el titular de la Reserva
Federal- podría haber facilitado una disolución más ordenada de Bear
Stearns.
Según expertos de Wall Street, los
resultados trimestrales de los bancos estadounidenses que serán anunciados
próximamente registrarán una nueva depreciación de los activos que
podrían conducir a saldos negativos.
Los analistas dicen que, por su
fuerte exposición en los créditos inmobiliarios, se espera por ejemplo que Citigroup
y Washington Mutual registren una pérdida y que Merrill
Lynch debería también quedar en negativo, por cuarto trimestre consecutivo.
Wachovia, el cuarto banco estadounidense por sus activos, anunció que perderá un
mínimo de US$ 2.600 a 2.800 millones en estos tres meses.
La crisis bancaria (como
efecto de las "subprime") proyectada de EEUU a Europa tiene como protagonistas
centrales a los líderes hegemónicos de la especulación financiera a escala
global: Bear Stearns, Lehman Brothers, Merrill Lynch,
Goldman Sachs, Citigroup y J.P. Morgan, entre otros.
Estas transnacionales del dinero
capitalista "sin fronteras", ya pusieron en marcha recortes de
personal y achicamiento de sus estructuras operativas.
Según la estimación de The Wall Street Journal,
como efecto globalizado de la
crisis subprime, las principales entidades financieras del mundo han recortado
cerca de 90.000 puestos de trabajo desde que las hipotecas devaluadas infectaran
a los mercados de crédito provocando cerca de 400.000 millones de dólares en
pérdidas.
Los grandes bancos de inversión
(incluidos los europeos) han tenido que hacer enormes provisiones para tapar
los "agujeros" de las "subprime", depreciar sus activos y reducir
drásticamente sus costos, lo que ha supuesto la caída de presidentes y
consejeros delegados de esas entidades, acompañados por decenas de miles de
trabajadores despedidos.
El pasado 17 de abril se supo que el banco suizo UBS y el estadounidense
Merrill Lynch eliminarían hasta 1.300 empleos en las oficinas que mantienen en
Londres debido a las turbulencias en los mercados financieros.
El banco suizo, una de las mayores víctimas europeas de la crisis "subprime"
(obtuvo pérdidas de unos 23.200 millones de euros en el primer trimestre y
11.500 en el segundo), decidió suprimir un 10% de su plantilla en Londres y
5.500 en todo el mundo; por su parte, Merrill Lynch (a comienzos del año
presentó pérdidas de 1.232 millones de euros) eliminó el 9% de sus asalariados.
Por otro lado, el 5 de mayo, el
banco de inversión estadounidense Morgan Stanley
planteó una ronda de despidos que afectarían a unos 1.500 trabajadores,
alrededor del 5% de su plantilla.
El 23 de junio se conoció que otra entidad financiera, Citigroup,
preparaba el despido de 6.500 empleados en su división de banca de inversión.
Este jueves Bernanke afirmó que "Ante el episodio de Bear Stearns, el Congreso debería considerar si son
necesarios nuevos medios para lograr la liquidación sistemáticas de importantes
firmas (de Wall Street) que se encuentren al borde de la bancarrota, junto con
un procedimiento más oficial para decidir cuándo deber ser usados estos
procedimientos".
El año pasado los expertos
ya habían advertido que si la crisis seguía avanzando, el precio de las propiedades
hipotecadas caerían por debajo del valor de los créditos hipotecarios, lo que
podría precipitar un hundimiento financiero generalizado con quiebras
bancarias, tal como está sucediendo en el presente
En la crisis bancaria que
se proyecta desde USA y se expande por el planeta, se entrelazan dos factores:
el alto costo del crédito y el retroceso del mercado inmobiliario, este
último afectado por la sobreoferta de propiedades y por la incapacidad de
numerosos deudores de continuar pagando las cuotas.
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