El Senado de EE.UU. aprobó
hoy una ley que moderniza una ley de espionaje y concede inmunidad a las
empresas de telecomunicaciones que colaboran con el Gobierno en sus intentos de
identificar a presuntos "terroristas" a través de escuchas telefónicas. El
candidato presidencial democrta, Barack Obama, votó a favor de la medida.
Esta ley, conocida como FISA,
permite las escuchas telefónicas sin autorización de un juez, a nivel
nacional e internacional, y otorga inmunidad a las empresas telefónicas que
acepten colaborar con el gobierno en las escuchas.
La medida, aprobada con 69 votos a favor y 28 en contra, pasa ahora al Despacho
Oval y se prevé que el presidente George W. Bush la promulgue en los próximos
días.
En unas declaraciones desde la Rosaleda de la Casa Blanca, el presidente Bush
afirmó que con la aprobación de la medida "ahora es más fácil proteger a los
ciudadanos estadounidenses".
"Firmaré pronto la ley", adelantó
Bush, recién de vuelta de la cumbre del G8 en Japón. Subrayó que con esta ley
"es posible saber lo que dicen (los terroristas) y lo que están planeando".
Entre otros elementos, la iniciativa autoriza escuchas sin permiso judicial que
utilizan las redes de EE.UU., sean de estadounidenses o de extranjeros.
Tras los atentados del 11-S, en el
marco del Acta Patriota, Bush pidió a las empresas telefónicas que lo apoyaran
en su plan de escuchas.
Hubo 40 empresas que aceptaron
hacerlo pese a que ningún juez las había autorizado. La filtración a la prensa
de los detalles de esta colaboración clandestina empresarial en la lucha contra
al terrorismo originó un escándalo y un duro debate nacional.
Con esta votación, el Senado moderniza la llamada 'Ley de Supervisión de Datos
de Inteligencia sobre Extranjeros' (FISA), que data de 1978 pero que no incluía
nuevas tecnologías de comunicaciones como celulares, Internet y correo
electrónico.
La medida aprobada hoy protege a las empresas de telecomunicaciones de
demandas multimillonarias de personas que alegan que las escuchas violan las
leyes sobre privacidad en EE.UU.
Puesto que la ley se podrá aplicar de forma retroactiva, las compañías que, a
petición del Gobierno, han interceptado las llamadas telefónicas y correos
electrónicos de las personas después de los atentados del 11 de septiembre de
2001, se librarán de alrededor de 40 demandas multimillonarias.
La autorización de la medida puso
punto final a casi un año de arduos debates y pugnas entre demócratas y
republicanos sobre la regulación de las escuchas en EE.UU.
Los legisladores coincidían en que era necesario modernizar la legislación de
1978, pero los demócratas exigían que la nueva ley estableciese límites,
de alguna manera, al poder del Gobierno de recopilar información.
Querían evitar que surgieran nuevas polémicas como la que se destapó a finales
de 2005 cuando se supo que, tras los atentados de 2001, Bush autorizó a la
Agencia de Seguridad Nacional (NSA) -encargada del espionaje de las
telecomunicaciones- un programa de escuchas sin necesidad de pedir autorización
judicial.
Ese programa fue muy criticado porque la FISA estableció que las autoridades
debían obtener un permiso antes de realizar cualquier tipo de escuchas o el
registro de viviendas de sospechosos de terrorismo.
El Gobierno cedió a las presiones y sometió su programa al control de un
tribunal de la FISA, pero argumentó que era necesario ampliar sus competencias y
adaptar la ley a las nuevas tecnologías y medios de comunicación, mucho más
avanzados.
La ley supone un triunfo político para Bush, que exigía la aprobación de la ley
con el argumento de que un rechazo podría provocar la pérdida de «pistas clave»
para evitar nuevos atentados.
Sin embargo, la medida ha suscitado duras críticas de defensores de las
libertades civiles. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) calificó la
ley de "inconstitucional" y de "asalto a las libertades civiles y el derecho
a la privacidad".
"Esta legislación da al Gobierno vía libre y un cheque en blanco para acceder
sin autorización judicial a las comunicaciones internacionales de
estadounidenses inocentes", afirmó el director ejecutivo de ACLU, Anthony
Romero, en un comunicado.
El candidato presidencial demócrata, Barack Obama, votó a favor de la medida,
mientras su rival, el republicano John McCain, no estuvo presente en la votación
porque en ese momento se encontraba en un acto de campaña en Portsmouth (Ohio),
según fuentes legislativas.
De ahora en más, en nombre de la
"seguridad nacional" y de la "guerra contra el terrorismo", la escuchas
tienen la luz verde legal.
******