El aumento en los precios del petróleo vapulea a empresas y
consumidores de todo el mundo, pero los líderes políticos desde Washington hasta
Beijing parecen poco dispuestos o son incapaces de responder con nuevas
estrategias energéticas en un futuro cercano.
Por Stephen Power en Washington, Guy Chazan en Londres y
Shai Oster en Beijing - The Wall Street Journal
Los líderes occidentales tienen escasa capacidad para aumentar
el suministro global de crudo o atenuar la demanda.
Buena parte del alza en la demanda mundial no proviene de los
países ricos, donde el consumo de combustible está cayendo, sino de las
economías emergentes como India y China, donde los gobiernos son reacios a
elevar los precios relativamente bajos por temor a causar trastornos sociales y
económicos.
En una señal de la preocupación por la inestabilidad política
en el mundo en desarrollo, el servicio de noticias estatal de Pakistán informó
durante el fin de semana que Arabia Saudita consideraría aplazar la deuda del
país por compras de petróleo.
Pakistán importa cerca de 250.000 barriles al día de Arabia
Saudita, dijo el servicio. El alza en los precios ha inflado la cuenta de
Pakistán un 40% en 10 meses, según el servicio de noticias. El país enfrenta
racionamientos eléctricos y una creciente inflación entre otros problemas.
El récord alcanzado el viernes en los precios del crudo
intensificará los esfuerzos de los políticos de los países consumidores por
encontrar un chivo expiatorio.
En Estados Unidos, los políticos de los partidos demócrata y
republicano sienten la presión de los frustrados electores que han visto como
los precios de la gasolina casi se han duplicado en un año, aunque a niveles que
siguen siendo bajos frente a los estándares de Europa Occidental.
Los senadores demócratas planean presentar el martes un
proyecto de ley que permitiría que el Departamento de Justicia demande a los
miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), eleve los
requisitos de colateral de los corredores de crudo con el fin de desalentar la
especulación e imponga un impuesto a las ganancias de las petroleras que no
inviertan en combustibles renovables. La medida enfrentará una gran resistencia
por parte de los republicanos y es poco probable que llegue a manos del
presidente George Bush.
Los economistas y ejecutivos de la industria no concuerdan
sobre el efecto que tendrían tales medidas sobre los precios. La mayoría de los
expertos dice que el problema fundamental tiene que ver con la escasez de
suministro para satisfacer la creciente demanda global por petróleo.
En Europa, los gobiernos están indecisos sobre cómo responder a
una creciente ola de protestas por los altos precios de la gasolina. En un
momento en que el crecimiento económico pierde vigor y los estados se ajustan el
cinturón, la mayoría de los líderes de la Unión Europea podría enfrentar la
ruina fiscal si recortan los impuestos al combustible. El primer ministro
británico Gordon Brown ha rechazado la solicitud de legisladores de su propio
partido para postergar un incremento a los impuestos a la gasolina y archivar un
plan para subir el gravamen a los autos más viejos.
Entre tanto, el presidente francés Nicolas Sarkozy ha exigido
que un impuesto al valor agregado sobre los derivados del petróleo no vaya más
allá de cierto nivel. La idea, sin embargo, ha sido prácticamente desechada por
los ministros de Finanzas de la zona euro, los cuales, en una reunión realizada
la semana pasada en Francfort dijeron que los cambios tributarios sólo
distorsionarán la libre competencia.
No obstante, los ministros de Finanzas no parecen ofrecer
muchas soluciones alternativas, hablando vagamente de "desincentivar la
especulación" en los mercados de crudo e incrementar la transparencia al seguir
el ejemplo de EE.UU. y Japón y publicar los datos semanales sobre reservas de
petróleo.
El problema de China
En China, cuya creciente sed de petróleo a menudo se cita como
uno de los motores detrás del aumento en los precios, hay pocas posibilidades de
un cambio radical. A los líderes del país les preocupa una inflación que ya
bordea el 8% y temen que un alza en los precios para controlar la demanda podría
deteriorar la inflación en un momento sensible para la economía.
El país no sólo debe terminar las preparaciones para los Juegos
Olímpicos, sino reconstruir las casas de cinco millones de personas afectadas
por el terremoto del 12 de mayo.
Ayer, Zhang Guobao, el vicepresidente de la Comisión Nacional
de Desarrollo y Reforma de China, el principal organismo de política económica
del país, dijo que los "perjudiciales" precios del crudo son causados por los
fondos de cobertura y otros especuladores que invierten en petróleo.
Las petroleras, por su parte, aseguran que no controlan los
precios, un argumento con el que la mayoría de los expertos concuerda, y están
usando sus ganancias para encontrar y producir más petróleo.
David O'Reilly, presidente de la junta de Chevron Corp.,
aseveró que un acceso limitado a los nuevos yacimientos constituye "la mayor
amenaza a la expansión de la producción".
Rex Tillerson, el máximo ejecutivo de ExxonMobil, señaló que
las preocupaciones sobre el acceso a nuevo suministro están detrás de la
reciente alza en los precios del crudo. "La mera señal de que se otorgará ese
acceso tendría un efecto inmediato en el mercado", indicó.
Ya ha surgido evidencia de que los argumentos de la industria
empiezan a tener un impacto en la opinión pública. Una reciente encuesta
elaborada por Gallup mostró que un 20% de los estadounidenses atribuye a las
empresas la culpa por el incremento en los precios, una caída frente al 34% de
la encuesta del año previo.