En un comunicado conjunto, los
ministros del Grupo de los Ocho naciones industrializadas (G-8) indicaron que
tenía que reforzarse la ayuda al desarrollo e incrementarse la asociación
entre los donantes tradicionales y los nuevos, como los países emergentes
asiáticos.
Pero el aumento de los precios de los alimentos, que no estaban en la
agenda oficial de la reunión y por eso en parte no entraron en el comunicado de
la reunión, se convirtió en un tema central en el segundo día de un encuentro en
Tokio.
"Los máximos en los precios de los alimentos causan serios problemas para el
desarrollo en su conjunto, especialmente para África, y compartimos el punto de
vista de que es algo que la comunidad internacional tiene que abordar", dijo el
ministro de Exteriores japonés, Masahiko Komura, que presidió la reunión, en una
rueda de prensa conjunta de los ministros del G-8.
"El problema de la comida afectará directamente a la vida de los pobres.
Hemos alcanzado una determinación común y es que necesitamos adoptar los pasos
necesarios", añadió, sin entrar en detalles.
Este mes, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, pidió una respuesta
mundial coordinada para lidiar con el alza de los precios que está acentuando
los desabastecimientos, el hambre y la malnutrición alrededor del planeta.
Según el funcionario, el aumento de precios en los alimentos está generando
desabastecimiento, hambre y desnutrición alrededor del mundo.
Debido a esta situación Zoellick cree que 33 países en el mundo afrontan la
posibilidad de malestar social o político debido a los elevados precios de
los alimentos y la energía.
"Necesitamos un nuevo acuerdo sobre la política alimentaria global. Este acuerdo
no debería concentrarse solamente en el hambre y la desnutrición, en el acceso a
los alimentos y en su oferta, sino también en las interconexiones con la
energía, el cambio climático, la inversión, la marginación de las mujeres y
otros", declaró Zoellick.
Las condiciones climatológicas en los países productores y un boom en la demanda
en los países de rápido crecimiento han impulsado los precios de los alimentos
básicos un 80 por ciento desde 2005.
El mes pasado, los precios del arroz
alcanzaron un máximo de 19 años, los de la harina rozan un récord de 28 años y
casi duplica su precio medio de los últimos 25 años, añadió Zoellick.
El galo Alain Joyandet, secretario de Estado de Cooperación y países de habla
francesa, dijo en la rueda de prensa que Francia estaba preocupada por el coste
de la comida, que dijo que podría afectar a los programas de ayuda de los
donantes.
En marzo, el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PAM) formuló una
"petición extraordinaria urgente" a las potencias desarrolladas para que donen
500 millones de dólares como mínimo en las cuatro próximas semanas con el
objetivo de evitar el próximo racionamiento de la ayuda alimentaria que reciben
73 millones de pobres ante carestía de los productos básicos y materias
primas cuyos costos se incrementaron en más de un 40% impulsados por los
precios del petróleo.
La amenaza de un corte en la ayuda es real e inminente tras las numerosas
llamadas de alerta que la institución ha realizado recientemente, añade el texto
firmado por la directora de la institución internacional, Josette Sheeran.
El Programa Mundial de Alimentos calcula que el rojo en sus fondos para poder
continuar con la ayuda aumenta "día a día" y actualmente está entre 600 y 700
millones de dólares tras la subida de un 20% en el precio de los alimentos en
las últimas tres semanas, la llegada del barril de petróleo hasta los 100
dólares y la consecuente carestía en los costos del transporte.
Además, las previsiones apuntan a
que "las subidas no presentan signos de que vayan a moderarse a corto plazo",
añade.
Según
Naciones Unidas, en 2007 el precio global de los alimentos registró un
aumento del 40%, y entre las principales razones para ese incremento se
encuentra el aumento del precio del petróleo y la suba del maíz a causa de la
producción de biocombustibles.