i los Estados Unidos comprara deuda hipotecaria a su valor nominal, o muy cerca
de ese nivel, a pesar del hecho de que gran parte de ella se negocia bastante
debajo de eso en el mercado, permitiría que los bancos devuelvan los
préstamos usados para financiar esas inversiones, señala Reuters.
Si el tamaño de la operación fuera suficiente, por u$s800.000 millones o 1
billón de dólares, aliviaría una terrible presión sobre las hojas de balance de
los bancos y permitiría que otros mercados de crédito, como aquellos para los
préstamos corporativos, regresen a algún equilibrio.
Eso a su vez haría más efectiva la política monetaria de la Fed, en el sentido
de que los bancos serían capaces de incrementar el crédito y trasladar las
reducciones de tasas de interés.
Por supuesto -señala Reuters- todo esto implicaría tomar medidas radicales, que
excederían por lejos la política ya extraordinaria de la Fed de canjear
hipotecas en poder de los bancos y de algunos bancos de inversión, a cambio
de bonos del Tesoro, más fáciles de financiar.
También es un enorme riesgo -señala la agencia de noticias- en términos de la
obligación que tiene la Reserva Federal , de mantener la estabilidad de precios.
Dejando de lado el tema del
"riesgo moral", y dependiendo también de cómo se haga tal rescate, podría
llevar la inflación a niveles intolerables para los acreedores extranjeros.
Esto podría provocar una caída
aún mayor del dólar, mientras los acreedores internacionales busquen seguridad
en otros activos, puntualiza Reuters.
Semejante rescate tendría que ser pagado con los impuestos, lo que parece
improbable, o involucraría emitir más deuda del Gobierno o expandir
efectivamente la oferta monetaria.
"Habría un impacto inflacionario debido a la enorme introducción de crédito",
dijo a Reuters Philip Gisdakis, estratega financiero de Unicredit en Munich.
"No son u$s50.000 millones,
estamos hablando de algo como 1 billón de dólares. Esa inyección de capital
que se necesita tendrá consecuencias para la economía de los Estados Unidos",
agregó.
Un rescate de ese tamaño muy probablemente alimente la inflación, que ya está
incómodamente alta, creando más dólares y poniéndolos en circulación. "Si es
demasiado grande, tendrá que haber un elemento de monetización, con
financiamiento de la Fed", dijo Tim Drayson, economista de ABN AMRO en Londres.
Además -señala Reuters- habría
serias dificultades para alcanzar un acuerdo en un año electoral. El Tesoro
estadounidense dijo el último miércoles que las propuestas que había visto
causarían más perjuicios que ventajas.
En parte, es por eso que el
permiso que obtuvieron Fannie Mae y Freddie Mac para asumir más riesgos y
comprar más hipotecas representó un cambio tan asombroso.
Pero si bien la deuda de estas firmas tiene una garantía implícita del Gobierno,
son sociedades participadas por accionistas. Sin embargo, los nuevos
préstamos por u$s200.000 millones permitidos para Fannie y Freddie por su
regulador podrían no ser suficientes.
Si eventualmente, la inflación y la caída del dólar se aceleran el uno al otro
de una manera viciosa, el respaldo externo podría reducirse fuertemente. "Si
(los acreedores externos) deciden que no van a aceptar las políticas
inflacionarias de la Fed, se podría ver un colapso bastante desordenado", dijo
el experto Drayson citado por Reuters.
"Si estamos hablando de (un
rescate de) un billón de dólares o más, será bastante difícil evitar la
inflación como consecuencia de eso", agregó.
Por supuesto, también podría haber consecuencias derivadas del camino
alternativo, que podría conducir a una serie de quiebras entre las instituciones
financieras. En ambos casos, las apuestas son elevadas, concluye Reuters.